Sin lugar a duda, el inicio de la etapa política del gobierno del filofascista y reaccionario Javier Milei ha marcado un “fin de ciclo” de las ilusiones de un vasto sector de la población -al menos provisoriamente- de los gobiernos y fuerzas políticas que se vienen alternando en el poder de nuestro país en los últimos 40 años de retorno de la democracia, luego de la dictadura genocida cívico-militar. Será parte de la “herida narcisista” de muchos asumir que el fracaso de esos gobiernos que Milei ha sabido acuñar bajo el significante “casta política”, como término cuasidemoníaco, ha dado lugar a la aparición del “cisne negro”. Algunos llaman “cisne negro” a aquella metáfora donde ciertos hechos y situaciones que ocurren de manera imprevista, en el cual ningún especialista ni analista había podido anticipar porque el hecho que ocurran, bajo las leyes específicas de una disciplina determinada, resultaba prácticamente imposible, terminan transfigurando la realidad.
La sintomatología de las secuelas de la pandemia en el campo de la salud mental de la población, frente a la ausencia de políticas públicas de Estado, no solo se pueden relevar en alguna investigación, que no realizó ningún organismo sanitario estatal hasta el día de hoy, sino en el “síntoma” de lo político
La reforma universitaria del 18, hace más de un siglo, enfrentó una férrea estructura conservadora abriendo el paso a un rotundo cambio en las altas casas de estudio. A través del “Manifiesto Liminar” y los postulados reformistas, se expresaron las críticas a un régimen académico que producía el ahogo del pensamiento crítico y de la producción científica. El resultado de esta fuerte huelga y revuelta estudiantil fue la democratización del gobierno universitario con autonomía y cogobierno con participación de los profesores, estudiantes y graduados en el gobierno universitario.
Los pilares sobre los que se desarrollaron las universidades argentinas apoyados en la Reforma de 1918, autonomía -institucional y académica- y autarquía, fueron reemplazados por privatización, desregulación y supeditados a las leyes y necesidades del mercado
La angustia por las consecuencias de la crisis climática y ecológica, denominada ampliamente como “ecoansiedad” tiene un lugar cada vez más destacado dentro de las preocupaciones globales actuales, sobre todo en la juventud. Se trata de un padecimiento psíquico íntimamente ligado a una crisis “en la naturaleza” pero que nada tiene de “natural”: se trata de una crisis histórica, propia del capitalismo y del tipo de relación que establece con el planeta. Para decirlo rápido, según la evidencia científica, el planeta ya atravesó seis de 9 “límites planetarios”, más allá de los cuales se vuelve insostenible el equilibrio en el sistema tierra: cambio climático; la integridad biosférica (contaminación plástica, por ejemplo); los cambios en el uso de la tierra, los ciclos del agua dulce, del nitrógeno y el fósforo; la pérdida de biodiversidad; y está a punto de atravesar el de acidificación de los océanos.
Nuevas generaciones nacen a la vida política con la certeza de que la explotación y la desigualdad social no están desconectadas de la destrucción ambiental, de que es necesario destruir este sistema antes que siga destruyendo el planeta y nuestras vidas mientras nos atomiza y destruye horizontes colectivos
No hace mucho la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) autorizó a la empresa Neurolink, cuyo dueño es Elon Musk, a realizar una intervención en la que se incorporó un chip en el cerebro de una persona. El objetivo de la operación era establecer una conexión directa entre el cerebro y las máquinas de comunicar sin intervención de la voz, ni de las manos. Este dispositivo fue bautizado Telepathy, el nombre lleva directamente a imaginar la transferencia de pensamientos. No es así, técnicamente es un proceso que se conoce como una interface cerebro-máquina. Lo que captura son impulsos eléctricos y no pensamientos.
El cyborg no solo tiene esa prótesis adosada a su cuerpo, el Smartphone, sino que la misma se ha convertido en la casa transportable
¿Cuándo sabemos que una época ha llegado a su fin? Cuando los instrumentos que dominamos durante años ya no nos obedecen, más aún cuando se invierte el orden de poder y quedamos casi inermes ante las nuevas tecnologías que manejan unos pocos centros de poder para lograr el dominio de enormes masas de población.
La IA no constituye una innovación más, implica un funcionamiento robotizado en tiempo real, la expectativa en el futuro es superar el funcionamiento todavía parcial, y extenderse a todos los segmentos de la vida individual y colectiva
El espejo es el paradigma de esta época. Tomó la escena del mundo en el que vivimos. La multiplicación exponencial de narcisismos espejados atraviesa nuestros días y nuestras noches. Las pantallas, esos pequeños espejitos de colores donde miramos y nos miramos, nos consumen horas y horas. Las imágenes evanescentes fluyen en un río olvidable. El mandato es tener que testimoniar la propia vida, donde no alcanza con vivir, sino que tenemos que mostrar aquello que vivimos.
A mayor cantidad de tiempo en las pantallas, mayor desvalimiento. Mientras miramos solos estos espejos oscuros, no hay otros
La vieja receta del neoliberalismo vino a intentar poner fin a nuestras demandas democráticas. ¿Por qué es más fácil imaginar a zombies invadiendo nuestro patio, escenas apocalípticas, momentos de muerte y destrucción que un mundo socialmente iguales y humanamente diferentes? Si hay algo que nos enseñó al movimiento LGTBI es que, a pesar de ser el último eslabón de los derechos, los hemos conquistado y ahora nos toca defenderlos, pero ¿a qué costo?
La libertad retrocede. Escuchamos y leemos panegíricos sobre la libertad en los últimos tiempos en la Argentina. Hay quienes descalifican a los que nos oponemos “a los (supuestos) principios de la libertad”, utilizando el argumento que tenemos “miedo a la libertad” en un guiño tramposo al título de un clásico libro.
Erich Fromm publica en 1940 El miedo a la libertad. El avance de los fascismos en el mundo lo decide a publicar anticipadamente parte de sus investigaciones sobre el carácter del “hombre moderno”. Aborda una temática específica: la libertad. Su clásico estudio avanza en entender cómo el miedo a la libertad promueve el sometimiento que llevó al triunfo de los fascismos en dicho mundo. No estaba decidido el resultado de la Segunda Guerra Mundial. Y había muchas posibilidades de que el fascismo triunfe.
La libertad quedó reducida a los mercados. Con la ilusión de una autorregulación divina, que jamás existió en la tierra, donde sobrevivirán solamente los más fuertes. Los grandes capitales que decidan jugar en todos los territorios donde puedan hacer negocios
El mundo y nuestro país viaja hacia una nueva tentación fascista. El actual capitalismo neoliberal (con las variantes que gobiernan) multiplica desigualdades cada vez más profundas. Esto produce una fragmentación social que promueve procesos de desidentificación y desubjetivación, que fomentan -entre otras cuestiones- la tentación de nuevas formas de fascismo en el mundo. En nuestro país, en especial durante los últimos 12 años de gobiernos nacional-populistas y neoliberales generaron pobreza, exclusión y vulnerabilidad social de grandes sectores de la población que dejaron el campo fértil para que la tentación se vuelva una probabilidad. En este contexto se encarnó la figura de Javier Milei. Sus propuestas son ilusiones que sólo garantizan mayor destrucción y crueldad, tal como sucedió en la primera mitad del siglo XX.
Diciembre de 1983. ¡Retorno de la democracia! ¿Retorno? ¡Democracia!
En estas líneas me propongo mesurar un poco el entusiasmo que suscita en muchas personas la fecha de los “festejos” por estas cuatro décadas transcurridas desde el fin de la última dictadura, así como revalorizar el recorrido que como pueblo hemos realizado, ya que cualquier camino de búsqueda por construir otro tipo de sociedad (ese que en un libro reciente he denominado “la larga marcha hacia la emancipación”1), requiere de luchas, de protagonismos masivos, así como del ejercicio crítico de un tipo de pensamiento que pueda dar cuenta tanto de las conquistas obtenidas, de los avances, como de los retrocesos y, sobre todo, del marco en el que se produjeron.
La democracia argentina que comienza en 1983 (y no, entonces, la que se reanuda) es una democracia restringida, “procedimental”, que emerge tras la represión que condenó al silencio y ahogó en sangre el grito de revolución en todo el Cono Sur
Hace casi 100 años, el psiquiatra rosarino Gonzalo Bosch publicó un texto denunciando “el pavoroso aspecto de la psiquiatría en la República Argentina”. Bosch era director del Hospicio de las Mercedes, y fue uno de los impulsores del higienismo en la Argentina. También fue el maestro de Mauricio Goldemberg, uno de los reformadores de nuestro campo en el siglo pasado. En su texto criticaba a un Estado que fracasaba, a una crisis de legitimación en la psiquiatría y a sus deudas respecto a la resolución del problema de la psiquiatría en la Argentina.
En la década del ‘50 la “ciencia ficción” o “ficción científica”, como la denominaban algunos, se consolida como género tanto en el cine como en la literatura. En los EE.UU., profundamente conservadores y anticomunistas, se transforma en un medio para establecer un control de los miedos latentes en la sociedad ante un otro desconocido considerado un bárbaro y ante el peligro en los desarrollos tecnológicos que habían creado la bomba atómica. Los relatos reforzaban el lugar de la ciencia como medio racional para enfrentar los sombríos pensamientos sobre el fin del mundo en el contexto de la posguerra.
Lo que predomina hoy en día son los procesos de desidentificación ante la sensación de fragmentación de las relaciones sociales y una civilización atrapada en los efectos de la pulsión de muerte
Este es un adelanto exclusivo de un capítulo del libro La construcción de los varones. Contra el patriarcado y otras desigualdades que será publicado por la Editorial Topía próximamente.
La deconstrucción ha devenido parte del lenguaje cotidiano de las luchas dentro de las cuestiones de género. Alejada de sus orígenes derridianos, es una moneda de corrección política que circula. Se vuelve un mandato superyoico con límites indefinidos. Su proliferación borra la memoria de luchas contra el patriarcado.
La crisis del patriarcado implica una crisis en el aparato cultural, esto derivará necesariamente en una crisis de los varones ya que esto mueve toda la corposubjetividad
Se cumplen 54 años del levantamiento de Stonewall y con motivo de rememorar la lucha de las travestis, trans, maricas y lesbianas que pelearon por su libertad, hablaremos de los cambios que generaron, los tabúes que rompieron y qué exigencias siguen vigentes para la construcción de la identidad.
Con motivo del día internacional de la visibilidad Trans (en inglés TDoV) que fue celebrado el pasado 31 de marzo, Transgender Europe (TGEU) publicó su Informe sobre el Observatorio de Personas Trans en el que actualizó los datos sobre discriminación y homicidios ocurridos a nivel global en el último año.
A continuación, publicamos el capítulo 3 de un próximo libro del antropólogo francés, quien es conocido por los lectores de nuestra revista: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. “Signes d’identité” fue publicado por primera vez en Francia en abril de 2002. Carlos Trosman es quien lo tradujo y también nos envió un fragmento de la carta que le escribió David Le Breton en ocasión de enviarle el archivo corregido para esta primera traducción del libro al español: “He reelaborado enormemente el texto para actualizarlo con muchos datos que no existían cuando el libro salió hace veinte años. Verás que a menudo he cambiado cosas, matizado otras, añadido elementos que no existían entonces. Así que en realidad es un libro nuevo, mucho más en contacto con la actualidad.”
Las rupturas sociales, generacionales y culturales vuelven al mundo más confuso, más incierto.
A comienzos del año 2023 surge el recuerdo de aquel otro año 23, de crisis hace cien años, en el que abruptamente se hacen reconocibles alternativas políticas contrarias para el posterior desarrollo de la república alemana de posguerra. Después del fracaso del aislado “levantamiento de Hamburgo” de los comunistas y la destitución del gobierno del frente de unidad del PCA y PSA en Sajonia a manos de las fuerzas armadas en las últimas semanas de octubre, fracasa también en Múnich, el 8 y 9 de noviembre de 1923, el intento de Hitler y Ludendorff de tomar el poder en Bavaria y (según el modelo de Mussolini) organizar una “marcha a Berlín”. Una década después, el PCA estaba prohibido y Hitler, junto con sus unidades paramilitares (la SA y la SS), con apoyo de las fuerzas armadas y la industria y la bendición de los partidos burgueses, estaba en el poder desde finales de enero.
La historia del año 1923 en Alemania es de particular interés, porque en ese momento otra vez, por un par de semanas o meses, fulguró (y se perdió) la posibilidad de un desarrollo completamente diferente para Alemania, Rusia y Europa.
La cultura del Planeta Cyborg nos arroja con prisa y sin pausa a que seamos cuerpos en velocidad, velocidad que nuestros tiempos subjetivos no pueden capturar y son parte central del malestar actual. El cuerpo es obligado constantemente hacia la aceleración. Esto se le hace claro al usuario cyborg cuando, por ejemplo, una computadora se lentifica, cuando su celular no se prende, cuando desaparece la conexión a internet, ni que hablar del colapso personal que sobreviene cuando le roban su prótesis comunicativa que hace una unidad con su mano. Son momentos de inquietud y frustración difíciles de soportar. El desasosiego se hace presente.
Estamos en tiempos de premuras absolutas que involucran todas las actividades humanas, las que obligan a vivir bajo las condiciones que impone la hiperconexión que vuela por la placenta mediática de ida y vuelta en nanosegundos
Es viernes 17 de junio. Siendo las 08:30 hs. nos dirigimos al partido de Tigre ubicado en la provincia de Buenos Aires. Una vez allí, arribamos a la Amarra Isleña Rodolfo Walsh en donde nos reciben Adrián Becerra y Marcos Del Pino, quienes forman parte del equipo de trabajo de la Casa comunitaria. Nos invitan a subir a una lancha junto a ellos y, en cuestión de pocos minutos, llegamos al lugar.
Una casa comunitaria es un espacio en el que conviven -en este caso- aproximadamente setenta chicos y chicas que se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad
La aparición de la actriz española Ana Obregón con una bebé le dio mayor visibilidad a un tema que es controversial, de acuerdo al abordaje desde dónde se lo enfoque. Obregón subrogó un vientre y de esa gestación nació una niña, su nieta, fecundada con espermatozoides congelados de su hijo, un joven que había fallecido un tiempo atrás. “Gestación subrogada”; “alquiler de vientres”, “subrogación de vientres” son algunos de los nombres con los que se denomina a esta práctica que, desde hace un tiempo, ha tomado protagonismo entre los posibles accesos económicos a los que puede aspirar una pareja o una familia.
Es evidente la intención de un sector interesado al asociar la subrogación con el altruismo, la bondad, la solidaridad y dejando por fuera la discusión de la transacción económica. En este punto es dónde muchos y muchas se confunden
Cada juego es una maquinita mágica en que está encerrada la vida, un pequeño mecanismo, un microcosmos. O mejor una microvida, una maqueta viva, un paradigma. (...) Y también en su condición de refugio (...) El otro lado del juego es la zona conjurada, relativamente segura del orden del mundo.
El juego auténtico siempre tiene un costado ciego. Una zona desconocida y de incertidumbre respecto de sus resultados. Es una de sus más grandes virtudes.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra