Vientos necesarios | Topía

Top Menu

Titulo

Vientos necesarios

 

Es viernes 17 de junio. Siendo las 08:30 hs. nos dirigimos al partido de Tigre ubicado en la provincia de Buenos Aires. Una vez allí, arribamos a la Amarra Isleña Rodolfo Walsh en donde nos reciben Adrián Becerra y Marcos Del Pino, quienes forman parte del equipo de trabajo de la Casa comunitaria. Nos invitan a subir a una lancha junto a ellos y, en cuestión de pocos minutos, llegamos al lugar.

Una casa comunitaria es un espacio en el que conviven -en este caso- aproximadamente setenta chicos y chicas que se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad

Una casa comunitaria es un espacio en el que conviven -en este caso- aproximadamente setenta chicos y chicas que se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad. Vientos de libertad se especializa en el consumo problemático de sustancias, uno de los mayores patrones que se reiteran en los barrios populares que estos abordan. En esta casa hay confeccionado un cronograma semanal supervisado por un equipo acorde a la cantidad de chicos y chicas que se encuentran en determinado momento. El equipo es interdisciplinario y se encuentra integrado por psiquiatras, psicólogos, referentes y coordinadores. Existen más de siete casas de Vientos ubicadas en distintas zonas del país. Dentro de las actividades terapéuticas que allí se realizan se encuentran la terapia grupal, individual, asambleas de convivencia y diversos talleres. Esta dinámica apunta principalmente a que sean los mismos integrantes quienes se encarguen de mantener la estructura sosteniendo el orden, la limpieza en los espacios comunes -por ejemplo, de las habitaciones- y también se encarguen de la cocina en donde preparen multitudinarias comidas populares.

En esta estructura se nos presentan los referentes y los coordinadores como figuras de referencia. Los coordinadores son chicos y chicas que pasaron por el proceso de rehabilitación en la misma casa y que están encargados de acompañar a los chicos y chicas que se encuentran actualmente allí en su proceso, desde un lugar más horizontal, de par, de cercanía. Es en el acompañamiento diario donde se juega gran parte del trabajo. Los referentes luego de haber realizado su proceso personal en la casa, pasaron a ser coordinadores; habiendo transitado años allí, su tarea devino en ayudar al equipo interdisciplinario con la dinámica diaria de quienes están hoy en el proceso y asistir a los casos emergentes.

¿Cómo nació la institución? -Como institución, en todas las casas de Vientos --las referentas y los referentos- son compañeros y compañeras que primero transitaron un proceso por su situación con el consumo. Nuestros referentes, Sebastián Sánchez y Sebastián Murriales, iniciaron un proceso entre los años 2000 y 2001 en una comunidad; se recuperaron y empezaron a hacer trabajo en un barrio, con los pibes de ese barrio hasta que en el 2006 abrieron la primera casa Vientos.

¿Cuántas casas hay? ¿Cuántos chicos están actualmente en proceso?

Hay trece casas en la actualidad a nivel nacional; tres de mujeres, niñes y disidencias y diez de varones. El número de pibes varía; las casas grandes que tienen más de tres o cuatro años, tienen un número de cincuenta a setenta chicos; las casas más nuevas, tienen un número de veinte a veinticinco pibes aproximadamente.

las ideas centrales de Vientos es que luego de realizar su proceso de rehabilitación, chicos y chicas puedan ir tomando progresivamente un rol de responsabilidad, sea de coordinador o de referente en un futuro y que ese proceso tenga continuidad.

A raíz de la pandemia la entrada de los chicos a la casa se fue modificando. Estaba quienes ingresaban porque la casa era conocida en el barrio, es decir, vecinos que se enteraban y circulaba la palabra de boca en boca, o chicos y chicas que ya se habían rehabilitado y lo comentaban con sus amigos y familiares. También ingresaban por algún vínculo con instituciones como los CAC -centros barriales- dispositivos de día que precisamente forman parte de la red de Vientos de Libertad. Con las restricciones y cuidados que instauró la pandemia se tuvo que crear un dispositivo dentro de las casas en donde se aislaban por unos días. Esto, a su vez, fue aprovechado como prueba piloto para registrar cómo sería la convivencia, reglas mediante, para después ingresar a la casa y convivir con los demás integrantes. Se podría pensar que una de las ideas centrales de Vientos es que luego de realizar su proceso de rehabilitación, chicos y chicas puedan ir tomando progresivamente un rol de responsabilidad, sea de coordinador o de referente en un futuro y que ese proceso tenga continuidad.

¿Quiénes trabajan en las casas?

-En primera instancia, las referencias y las coordinaciones de las casas, son todos compañeros que transitaron un proceso dentro de Vientos en su mayoría. Después, dentro de la casa, el equipo va variando según las necesidades de la misma y la población con la cual labures. Por ejemplo, los equipos de la casa de las mujeres, niñez y disidencias son muy distintos a los equipos de las casas de varones. Las casas de mujeres tienen algunas particularidades, como psicóloga o psicólogo infantil, profesoras o profesores de jardincito, enfermeras, acompañantes terapéuticos en algunas ocasiones. Es decir, el equipo está más pensado para las necesidades de las compañeras. Después, en las casas de varones – esto también en las de mujeres- encontrás psicólogos, psicólogos sociales, hay un psiquiatra -compañero de la organización-, talleristas, administrativos, mantenimiento, cocineros, etc. Entonces, los equipos dentro de las casas son bastante amplios

Entre saludos, empezamos a caminar por un predio grande con distintos edificios. Mientras nuestra vista se encuentra dispersa en los diferentes sectores del predio, vamos escuchando lo que nos cuentan sobre la historia del lugar. Éste pertenecía a una escuela de la marina años atrás. Pensamos en la importancia de la resignificación de los espacios…

Camino a reunirnos nos vamos cruzando con integrantes de la casa que nos saludan y se presentan con sus nombres, algunos están trabajando en refaccionar el edificio, otros en la huerta. La tarea grupal, observamos, es el componente clave en la distribución de roles y el trabajo colectivo.

Una vez que entramos a la oficina, entre mates y una cálida ronda, nos comenzamos a presentar. Comienza Adrián, referente y coordinador de las Casas de Tigre, Tandil y Córdoba. Nos cuenta que realizó su proceso (así es como llaman al trabajo que realizan en relación a la rehabilitación del consumo de sustancias), convirtiéndose, primero en coordinador y luego pasó a quedarse en Vientos. Dentro de las tareas que cumple se encuentran las de estar al lado de los chicos y chicas que ingresan, contándoles y mostrándoles todo lo que él transitando, para luego formar parte del equipo de trabajo de distintas casas y actualmente tratar de replicar el modelo haciendo un seguimiento de las casas localizadas, específicamente en Tandil y Córdoba.

¿Cuántos de ellos son profesionales?

-Casi un sesenta, un setenta por ciento de los equipos están conformados por compañeros que -en malos términos a mi parecer- se dice que no son profesionales. Hay una diferencia que, para mí, está atravesada por una cuestión de clase, que hay quienes tuvieron la posibilidad de acceder a la universidad y quienes no tuvieron esa posibilidad, por cuestiones estructurales de la vida.

Nos habla a continuación de la palabra “profesional” y qué es lo que define como profesional a una persona.

¿Qué consideras que es un profesional?

-Para mí, lo que hace “profesional” a una persona no es el título que recibe después de haber terminado una carrera determinada, sino qué utilidad le das a ese saber obtenido en esos años de carrera. Para mí lo que hace profesional al otro es, primero, no ubicarse puntualmente en ese lugar del saber y sí siempre estar dispuesto a construir. Básicamente es esa posición. Lo que hace profesional a alguien es el saber hacer con otros. Si tu saber está concentrado y no hay posibilidad de que se interpele, esa posición no es ser profesional. Por eso, para mí “profesional” o “profesionales”, de alguna u otra manera, son todos los compañeros; algunos por una cuestión de experiencia de vida, y otros porque tuvieron la posibilidad también, en esa experiencia de vida, de haber transitado por alguna institución que les enseñara determinados saberes.

Nos cuestiona y nos interroga. Nos deja pensando y lo invitamos a realizar un trabajo conjunto para comentar su recorrido. Él habla desde su experiencia. En su “proceso” fue todo más vertical, en el que por veinticuatro meses tuvo que seguir una estructura. Asimismo, nos comenta sobre cómo Vientos se fue transformando con el tiempo, ya que su método en ese entonces dejaba afuera a muchos que no podían sostener la rigidez del dispositivo, que en cierto modo creemos en ocasiones y por momentos necesaria.

¿Cómo fue tu proceso?

-Mi proceso fue muy distinto al actual por cuestiones de tiempo y de recursos. Durante muchos años nosotros no teníamos la posibilidad de hacer que el Estado de alguna manera se hiciera cargo de la situación de salud de un determinado sector que no tenía la posibilidad de garantizar el acceso, porque los procesos de consumo siempre estuvieron ligados a un negocio básicamente, y todas las personas que no tenían la posibilidad de garantizar una cuota mínima, quedaban por fuera de ese acceso a la salud. Entonces, mi proceso fue muy distinto en cuestiones de tiempo y en cuestiones de recursos como mencioné, porque estos eran muy escasos –había dos coordinadores para setenta pibes- y de algún modo nos veíamos obligados a manejarnos de un modo muy conductual, muy desde la conducta y la exigencia. Hay una asociación muy grande que es como si fuese que la violencia y el castigo marcan los límites básicamente; que una persona aprende recién cuando pierde. Y los procesos, lamentablemente, durante muchos años estuvieron atravesados por esa lógica.

Hoy los procesos tienen una perspectiva muy distinta; a mi parecer, muy favorable. Porque como yo tuve la experiencia de haber transitado todo ese cambio de Vientos, y el cambio de los posicionamientos de los equipos de laburo, la incorporación de compañeros con distintos saberes de distintas disciplinas, tuve la posibilidad de ver todo ese proceso, de poder garantizar más cuerpo, más equipo de laburo, más personas pensando en el dispositivo. Y tuve la posibilidad de ver cómo se fue transformando. Hoy para mí los procesos son bastante completos. Hay algunas patas que tienen que ver con cuestiones políticas que nos quedan por fuera, porque no podemos desconocer que, básicamente las condiciones de vida y cómo se vaya desarrollando la política, y cómo se vaya desarrollando el acceso a los derechos básicos, hacen a la situación de consumo de las personas. Ahí hay todo un laburo por recorrer, aún estamos en camino. Pero después internamente -dentro de nuestros dispositivos- los procesos son muy completos. Considero que son más dolorosos porque hoy uno se encuentra con esas angustias que evidentemente no está pudiendo trabajar –que básicamente genera el sistema y genera relacionarse con otros- desde el inicio del proceso. Lo bueno es que hay un montón de compañeros y compañeras que van a ir acompañando a transitar esas angustias, y que esa persona vaya incorporando herramientas básicas que le permitan insertarse en esta sociedad y no quedar por fuera.

¿Qué consideras que cambió?

-Cambiaron mucho los procesos. Hoy los compañeros hacen un proceso con conciencia y entendiendo en qué pueden ser perjudiciales o no determinadas decisiones para su vida. Dejamos de discutir básicamente la relación del sujeto con la sustancia; hoy intentamos leer y discutir los procesos en términos de mejorar la calidad de vida de esa persona. Que no consuman sustancias también es mejorar la calidad de vida de las personas, pero también mejorar la calidad de vida de una persona y de una familia implica todo otro laburo.

Luego se presenta Marcos, psicólogo y parte del equipo de trabajo de la casa comunitaria de Tigre. Comienza explicando cómo las casas fueron mutando naturalmente y los “procesos” fueron convirtiéndose en más horizontales para los chicos y chicas, aunque aclara que sí hay reglas básicas de convivencia que todos tienen que seguir, pero no una bajada de línea dura. Y agrega que se realizan distintos talleres de huerta, carpintería, boxeo, herrería y la escuela en donde enseñan primaria.

No estamos seguros de si lo que aportamos desde una mirada dentro de la red asistencial de salud pública puede colaborar en algo en la tarea de las casas, pero sí podemos afirmar el enorme enriquecimiento de ampliar nuestras miradas sobre efectores de una gran relevancia en la contención de problemáticas muchas veces excluidas de agendas

Empezamos a conocer al resto del equipo. Alan, un chico de veintitrés años que realizó su proceso en el 2017 y cuenta cómo el mismo duró doce meses y que fue mucho más horizontal que el de Adrián. Esto también representa el cambio que tuvo Vientos a través de los años. Alan ahora es coordinador y forma parte de este equipo de trabajo. Luego se presenta otra de las psicólogas del equipo y nos cuenta cómo es venir de una dinámica previa y encontrarse en esta casa con un consenso más de pares, en donde los chicos se convierten en coordinadores y son los que finalmente dictan los talleres.

Intercambiamos puntos de vista, experiencias y, sobre todo, una reflexión acerca de nuestras prácticas, gracias a la cual conocer más allá del número telefónico o dirección de los dispositivos nos abre una posibilidad de tejer redes para un acompañamiento más cuidado de las personas a las que acompañamos. No estamos seguros de si lo que aportamos desde una mirada dentro de la red asistencial de salud pública puede colaborar en algo en la tarea de las casas, pero sí podemos afirmar el enorme enriquecimiento de ampliar nuestras miradas sobre efectores de una gran relevancia en la contención de problemáticas muchas veces excluidas de agendas.

Al finalizar la visita, nos muestran el predio con un recorrido por los distintos talleres, la parrilla que construyeron los chicos y chicas y la huerta, entre muchos espacios más. También conocemos la nueva parte de la casa que están construyendo y, en el trayecto, vemos la escuela, las habitaciones, la cocina y el comedor. Nos despedimos estrechando manos en lo que esperamos sea el primero de muchos intercambios.

Los consumos problemáticos fueron sistemáticamente excluidos como problema de salud por parte principalmente de la comunidad médica, como si fuese sólo una cuestión del orden de la voluntad. Vientos toma esta problemática como propia, aloja tanto a las personas que presentan este problema como a profesionales de salud y los dispone a trabajar juntos, a discutir y, fundamentalmente, a trabajar en el terreno.

Esto es lo que hace falta, que la comunidad científica lo tome como un problema propio, alojando a los distintos actores, no desde su torre de marfil, sino desde un saber compartido por todos y para todos.

Alejandro Brain, Nazareno Brain y Rodrigo Videtta
alejandrobrain [at] hotmail.com

 
Temas: 
 
Articulo publicado en
Junio / 2023