En este texto David Le Breton continúa el trabajo que comenzó en Conductas de Riesgo. Es decir, dar cuenta del lugar de la identidad y los riesgos que asumen las jóvenes generaciones en la actualidad. Durante la investigación ha recogido numerosos testimonios, como por ejemplo los de quienes practican el tatuaje y el piercing, en los cuales los sujetos evocaron prácticas de heridas deliberadas. Como escribe en la Introducción: “Me conmovió la importancia de las heridas corporales que los jóvenes en estado de sufrimiento se infligen con total lucidez. Especialmente porque no se trata aquí de comportamientos relacionados con ´la locura´, como se suele decir para desembarazarse de comportamientos insólitos, sino de una forma particular de luchar contra el malestar del vivir. Hombres y mujeres, sobre todo mujeres, perfectamente insertos en el seno del lazo social, recurren a esto como una forma de regular tensiones. Nadie podría suponer sus comportamientos. O que atravesaran por esa situación en un momento dolorosos de su historia. En general, nunca se lo han contado a nadie, experimentando un sentimiento de vergüenza por haber vivido tal experiencia. Las lastimaduras corporales (incisiones, rasguños, escarificaciones, quemaduras, laceraciones, etc.) son el último recurso para luchar contra el sufrimiento (como las conductas de riesgo, pero en otro plano), remiten a un uso de la piel que también implica un signo de identidad, pero bajo la forma de heridas.”
Este es un libro necesario para todos aquellos que trabajan con jóvenes. El autor, en un lenguaje claro y contundente, desarrolla un síntoma característico de nuestra época en el que encontramos “las marcas y dolores para existir.”