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La biología no es destino, la identidad se construye

 

Se cumplen 54 años del levantamiento de Stonewall y con motivo de rememorar la lucha de las travestis, trans, maricas y lesbianas que pelearon por su libertad, hablaremos de los cambios que generaron, los tabúes que rompieron y qué exigencias siguen vigentes para la construcción de la identidad.

Con motivo del día internacional de la visibilidad Trans (en inglés TDoV) que fue celebrado el pasado 31 de marzo, Transgender Europe (TGEU) publicó su Informe sobre el Observatorio de Personas Trans en el que actualizó los datos sobre discriminación y homicidios ocurridos a nivel global en el último año. Los datos más relevantes son que ocurrieron 2.016 homicidios de personas trans en 65 países entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de diciembre de 2015. 1.500 de los cuales fueron contabilizados en América Central y del Sur. El 65% de las personas asesinadas eran trabajadoras sexuales. Las cifras más elevadas corresponden en América Latina a, Brasil (802), México (229), Colombia (105), Venezuela (98) y Honduras (79). Estados Unidos y América del Norte (132), Turquía (41), Europa (33). India (54), Filipinas (40) y Pakistán (34).

Dado el reciente tratamiento parlamentario y sanción en 2012 de la Ley Nacional de Identidad, en el artículo anterior problematicé por qué seguía ocurriendo esto. El concepto de “identidad de género”, desarrollado en los términos de los Principios de Yogyakarta (2007), es fundamental en este ejercicio. La definición provista por los Principios desafía antiguas concepciones ancladas en el binarismo de género y la diferencia sexual y evidencia la necesidad de reconfigurar nuestras instituciones y nuestra imaginación política (Radi y Pérez, 2018). Sin embargo, el problema reside cuando los lineamientos legales distan mucho de la realidad de las personas.

¿Por qué retomar Stonewall?

Sylvia fue una activista social que luchó contra la Guerra de Vietnam, a favor de los Derechos Civiles y de los derechos de las personas trans, y siempre lo hizo desde la periferia en la que la vida la había colocado. Reivindicativa, extrema y al borde, así fue su vida. Ella planteaba que no puede vivirse la plena libertad dentro de un sistema capitalista, entonces cabe preguntarse ¿es posible eliminar el binarismo de género y pensar nuestra identidad por fuera de la heteronorma?

Antes de responder, voy a dejar que pienses y te lo respondas vos, e irme un poco atrás en la historia. La primera organización en defensa de los derechos de las personas homosexuales en Estados Unidos data de 1924, pero las organizaciones que tendrían algo más de repercusión serían las fundadas en los años 1950, como Mattachine Society y Daughters of Bilitis. Ambas se nombraban como homófilas, escapando a la estigmatización de la palabra homosexual, asociada a delitos penados por la ley y patologías. Pelearon por desnaturalizar prejuicios en un clima adverso. Sin embargo, tampoco fueron problematizando la identidad, las travestis y trans se encontraban excluidas de ellas.

La Segunda Guerra Mundial había provocado muchos cambios en la vida, las mujeres habían ingresado en masa al mundo del trabajo, explotaron las ciudades y muchas personas vivían por primera vez de forma independiente fuera del seno de sus familias. A la vez, la posguerra fue un momento de reforzamiento de estereotipos y prejuicios. Esa combinación iba a ser la antesala de los movimientos sociales y políticos que estallarían en la década siguiente.

Varios años antes de Stonewall, Greenwich Village fue el primer reducto de la generación beat, el movimiento literario que se haría famoso por escritores como Jack Kerouac o Allen Ginsberg. Uno de sus libros más famosos -En el camino- narra el gran viaje del Este al Oeste que iba a ser uno de los mitos originarios del movimiento. En la plaza Washington Square, cerca del Stonewall, se juntaban varios de ellos como cuenta Joyce Johnson en su libro Personajes secundarios.

Esas madrugadas fueron un catalizador de algo que se venía cocinando hacía tiempo. Un año después se hizo una marcha de día. Se llamó “Día de la liberación de la calle Christopher” (donde está el Stonewall). La consigna que más sonó fue “Decilo fuerte, gay es orgullo”. Orgullo en 1969 significó no dejarse humillar por los que humillaban todo el tiempo a la mayoría, los que obligaban a millones de personas a vivir una pesadilla para que una minoría viviera el sueño americano.

La construcción identitaria no puede pensarse por fuera del contexto social en el que nacemos. Es hora de empezar a romper con los sueños impuestos y construir los propios sin tabúes ni prejuicios. ◼

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Articulo publicado en
Agosto / 2023