Para el hombre ”sagrado”, en oposición al hombre “profano”, la Naturaleza -y sus manifestaciones- nunca es exclusivamente “natural”: está cargada de un valor religioso. Y esto tiene su explicación, puesto que el Cosmos es una creación divina: salido de las manos o el aliento de Dios, el Mundo queda impregnado de sacralidad. Este se presenta de tal manera que, al contemplarlo, el hombre “sagrado” descubre los múltiples modos del Ser. Ante todo, el mundo existe, está ahí, tiene una estructura: no es un Caos, sino un Cosmos; por tanto, se impone como creación, como una obra divina.
Esta comunicación pudo haber batido un record de brevedad, al ser tan sólo de cuatro palabras. Cuando Susana Toporosi me llamó para invitarme a escribir para Topía un artículo sobre “el analista en análisis”, le dije que lo haría sin problemas, más aun, le dictaría de inmediato el texto completo: “No hay tal cosa”. Mujer al fin, ella invocó equivocadamente –no por mujer sino por el dato- que yo tendría experiencia en esto de recibir analistas en busca de análisis.
En la Argentina, cada "blindaje" que se recibe implica un pedazo más de carne que se cede. Si no nos avivamos, podemos llegar a entregar el cuerpo entero, mientras agradecemos la ayuda recibida.
Es llamativo cómo aún hoy se escuchan frases como estas: “Estás hecha una vieja menopáusica”. “Pero vieja, no se te puede decir nada. Parecés una menopáusica”. “¿Ya estás con el Alzheimer?”. “Sos una vieja cascarrabias. ¿Ya estás en la edad crítica?”. Todas dichas con un sentido descalificador y peyorativo. ¿A quién están dirigidas? A mujeres entre 40 y pico y cincuenta y pico.
Las crisis
Maxwell Jones decía en 1968 que la Comunidad Terapéutica –término puesto en boga por él- "proporciona una situación de laboratorio para experimentar con métodos que resuelven productivamente situaciones de crisis vitales".
I-
La técnica psicoanalítica tiene desde hace tiempo muy mala reputación en nuestro país entre los psicoanalistas. No siempre fue así. En las décadas del 50 y 60 era un tema de ferviente investigación dentro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Inclusive hubo pioneros a nivel mundial como Heinrich Racker con sus Estudios sobre Técnica psicoanalítica. Allí daba una vuelta de tuerca sobre el tema de la contratransferencia, librándola de ser sólo un obstáculo y redefiniéndola como instrumento en el contexto del tratamiento psicoanalítico.
“Cuándo y por qué sirve el psicoanálisis... cuando se está angustiado, mucho y a menudo, cuando se tiene miedo: miedo de salir solo a la calle, de quedarse solo en casa, miedo de tomar un avión. O cuando, estando sano y fuerte, se teme morir, despacito, de cáncer o de golpe, del corazón. Hay muchos “cuandos”. Por ejemplo cuando pasa en la vida, repetidamente, una historia de letra de tango: que el mejor amigo se quede con la mujer de uno. Pero también cuando en un examen preparado te quedas en blanco; o cuando en un examen mal preparado no entiendes por qué te bocharon de nuevo.
Esa escondida, evanescente, Argentina extraña para los ojos de quien no quiere ver, da siempre que hablar. El tema que nos ocupa es la cantidad de insomnes en un pueblo del sur argentino, de la Patagonia más precisamente. Allí se detecta una epidemia de insomnio de origen desconocido. Se trata de un pueblo aislado, distante muchos kilómetros de otros pueblos también lejanos y aislados. En fin, es sabido que en la Patagonia todo es distancia, viento y enigma.
Desde Topía en la clínica se plantea dar cuenta del giro que ha dado el psicoanálisis como consecuencia de las transformaciones en la subjetividad y los nuevos paradigmas de nuestra cultura. Esto implica no sólo nuevas manifestaciones sintomáticas, sino también un escuchar diferente del sujeto en análisis. Nuestra mirada clínica se encuentra con una subjetividad, efecto del actual malestar en la cultura, cuya historia social es soporte de la historización del aparato psíquico.
No es fácil hacer una breve reseña para aludir a una obra tan vasta y rica como la de Ferenczi.[1] A pesar de haber sido uno de los mejores clínicos de nuestra ciencia, su influencia no es del todo reconocida y su nombre sigue siendo soslayado, a veces por ignorancia y en demasiadas ocasiones porque sus ideas son citadas como si fueran de otros. Asimismo, el no leer su obra -como la de otros psicoanalistas "olvidados"- es característico del dogmatismo que reina en nuestra ciencia. La Argentina, un país arrasado por ideas y movimientos políticos totalitarios, ha sido caldo de cultivo más que oportuno para las que he bautizado de "invasiones inglesas" e "invasiones francesas".[2] Pero, a pesar de todo, se le reconozca o no, es innegable que Ferenczi ha dejado una impronta en la teoría y en la práctica psicoanalítica en general y también en la referida al trabajo con los niños. Pionero entre pioneros, como lo bautiza Sándor Lorand[3], Ferenczi fue para muchos de sus colegas un enfant terrible[4]. Freud, que reconocía su talento y su aguda mirada clínica, alguna vez lo llamó "mi hijo querido".
Preámbulo
La actividad transcurre en una sala amplia con paredes vacías, a excepción de una foto superampliada de Roi. Bajo un denso humo de cigarrillos las personas se miran. Más precisamente, se auscultan.
Es una idea compartida entre las diversas corrientes psicoanalíticas que la interpretación es su instrumento específico. Desde que Freud definió que los sueños, los síntomas, los actos fallidos o los chistes encierran sentidos, hallarlos se convirtió en meta. La propuesta introduce un corte radical: no se trata de hallar la causa sino el sentido. Si ante el despliegue iracundo de un paciente un analista señalara la posible relación de esa rabia con conflictos con la madre, se referiría a la causa.
Si en el campo de juego el jugador de fútbol se detuviera a pensar en lo que hace o va a hacer, lo que automáticamente devendría es su paralización: sus movimientos son impensados, y mantiene al mismo tiempo que los realiza la apreciación de dónde se encuentran ubicados sus compañeros y los contrarios, puede "adivinar" sus movimientos; cada tanto alza la cabeza para confirmar o procesar correctamente sus cálculos, en los cuales no piensa un solo segundo pero que igualmente realiza, y le permiten acomodar su cuerpo, crear movimientos y jugadas, deslizar con precisión la pelota, eludir contra
Puedo suscribir esta afirmación (“La interpretación no alcanza”) si al mismo tiempo afirmo paradojalmente que la interpretación alcanza.
Me propongo desglosar en primer término este juego de afirmaciones.
Voy a tomar dos momentos del tratamiento de un niño de ocho años con diagnóstico de epilepsia. El primero trata de la construcción del dispositivo y del vínculo terapéutico, mostrando las atípicas formas que fue cobrando la ruptura del encuadre tradicional y la construcción de uno nuevo y distinto con predominio de la acción. El segundo, de la que podría caracterizar la anteúltima etapa del tratamiento, para mostrar la evolución que se fue dando en el niño y donde cobran mayor relevancia las palabras.
Margaret Little, psicoanalista británica, realizó su análisis personal con Donald Winnicott desde 1949 hasta 1955, y en su libro Relato de mi análisis con Winnicott cuenta:
“Trece años después de la primera vez que busqué ayuda psiquiátrica, y con 48 años de edad, llegué a D.W. Me resulta imposible dar un informe claro, coherente o detallado, como quisiera, del tiempo en que me atendí con él. Sólo puedo evocar algunas cosas que ocurrieron.
Ahora puedo contarlo. Pasaron casi tres décadas ya. Corrió tanta agua bajo el puente, la muerte acabó con casi todos los protagonistas, así que ahora, ya puedo contarlo.
Decir que el psicoanálisis es la ciencia de la “cura a través de la palabra”, ¿significa decir que el psicoanálisis es la ciencia de la interpretación? Seguramente acordaremos en considerar que se trata de una hermenéutica , pero cuando hablamos de la cura a través de la palabra, no hablamos solamente de la palabra del analista, quizás hablemos fundamentalmente de la palabra del paciente. La disposición interpretativa hace a la función del analista, ya que éste fundamentalmente interpreta el texto del paciente, el sentido de sus afectos, de sus silencios, de sus actos.
En febrero de este año se realizó, en Barcelona, un Coloquio1 acerca de las transformaciones en la sociedad y el psicoanálisis. Fue este un intento logrado para analizar las relaciones y los efectos que se han desarrollado entre ambos, atendiendo a las transformaciones sociales en curso que se reflejan en las modificaciones de las condiciones de vida, en los valores, los modelos y los ideales.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra