I-
Del cogito llega a nuestros días el prestigio de una operación que merece su pregunta: ¿cuál fue su valor para que a través de las siglos perdure su mención y a su autor los honores?
Muy estimada Topia
Me pedís que escriba sobre técnica psicoanalítica en el tratamiento de niños.
¿ Cómo puedo escribir desde Suiza algo, en un momento en el que siento tanto lo que está pasando en Argentina?
Desde el extranjero me siento inhibido...Tengo la sensación de que del extranjero no se puede decir nada. Bueno, de mi "extrangero", hay otro extrangero que no dice, dicta.
En el Uruguay de hoy somos unos tres millones de habitantes y varios cientos de miles están en el extranjero, exiliados de distintas formas. Convivimos en este pequeño país, varios Uruguay. Uno es el Uruguay como es visto por el gobierno y el Fondo Monetario Internacional. A este Uruguay le interesa la banca, a la que intenta salvar con el dinero que ha llegado del Fondo; se ha producido además un fenómeno muy interesante, de hecho en épocas de privatizaciones, se ha “estatizado” a varios bancos privados, a través del socorro que le ha prestado el Gobierno subvencionado por el Fondo.
Definido por su biógrafo Paul Robinson como "una de las imaginaciones más volátiles del siglo XX", Wilhelm Reich sigue siendo hoy un autor que debe recuperarse porque sus fundamentales preguntas de su primer período, más que sus respuestas, siguen vigentes. Producto de su época es también víctima de ella al ser expulsado tanto del partido Comunista alemán como de la institución Psicoanalítica, para luego morir preso en Estados Unidos por negarse a destruir aparatos que construye en el marco de la teoría orgónica de sus últimos años.
Toda nominación es política e histórica. El poder oculta la historia de estas luchas para “naturalizar” sus ideas, que así consiguen algunas victorias. Pero sólo por un tiempo.
La generación de analistas a la que pertenezco fue entrenada bajo la consigna rigurosa de que ser psicoanalista o hacer psicoanálisis era sacralizar el encuadre (la exigencia de las 3 ó 4 sesiones semanales, diván, 50 minutos, determinadas formas de pago etc); se pensaba que el mantenimiento estricto del dispositivo formal era la esencia del procedimiento. La personalidad del terapeuta debía permanecer lo mas anónima posible de manera que toda referencia del paciente al analista no sería sino una “proyección” o un “enunciado transferencial”.
-Ya nunca voy a poder tener confianza en vos …- dijo la madre.
-Yo no puedo tenerles más confianza -más que enojo era decepción-. Sabía que era mejor no decirles nada. Que ibas a armar más lío -sus ojos entrecerrados, la curva de sus labios, parecían expresar un doloroso desdén. La inevitable confirmación de un postergado encuentro con la desilusión.
Cuando hablamos del exceso de realidad en la clínica pensamos en aquello que se cuela, como el sol de la tarde, por todas las rendijas de los consultorios, y a la vez ilumina y encandila tanto a paciente como a analista, a su supervisor, a sus compañeros de institución, y no hay ámbito que quede a salvo...
Herramientas para la eficacia clínica del psicoanálisis
La actividad del psicoanalista tiene una base y momentos accesorios, pero no por eso no relevantes. La base ocurre en la sesión: asociación libre, atención libremente flotante. Ésta resulta herida por disarmonías que aparecen en el discurso del analizante las que le dan noticia al analista de que ahí opera el Inconsciente. No todo es interpretable. Parte de lo que se dice no está disponible a la interpretación.
Este título (que me dieron) parece una bolilla de examen. ¡A mi edad! Lo voy a usar como pretexto para hablar de lo que me interesa hablar. De un sentimiento de estar bajo la presión de las certezas: certezas acerca de las “formaciones sintomáticas actuales”, certezas acerca de la “técnica del trabajo con los sueños”. Y es precisamente de la ausencia de certezas de lo que necesito hablar.
Empiezo por “formaciones sintomáticas actuales”:
El paciente es un hombre de 48 años, profesional, trabaja y en los últimos meses viene teniendo dificultades con su nueva compañera para tener relaciones sexuales.-Cuando las logra es solamente con una situación fantaseada triangular voyerista-exhibicionista donde el realiza el coito con su mujer pero tambien es otro que mira, aunque el describió inicialmente la situación como “otro mira”.
I.
¿Habrá colapsado la interpretación de los sueños, vale decir, la clásica via regia postulada por Freud para el “acceso” a la pulsación de lo inconsciente? A mi entender, una lectura más o menos exhaustiva de los relatos actuales de la clínica psicoanalítica, tanto como la respectiva escucha de presentaciones orales de curas a cargo de muchos colegas, así pareciesen indicarlo. Entonces ¿será esto un signo de lo aggiornado, vale decir, de un re-establecimiento de las coordenadas y de los operadores fundamentales que sostienen nuestra praxis? Si así fuera ¿habrían demostrado los sueños –el análisis de los mismos- su esterilidad, su caducidad, cuando no su frívola gratuidad? En tal caso ¿algún otro fenómeno –su análisis- habrá venido a ocupar tal presunto lugar vacante? Al muy somero despeje de estas cuestiones destinaré las líneas siguientes, con base en mi ya larga experiencia en la conducción de curas analíticas.
Los analistas que hoy trabajamos con niños y adolescentes en instituciones públicas, lo hacemos en un contexto social en el que la violencia de un sistema capitalista salvaje, arrasador de subjetividades, deja como huella que grandes masas de población ya no accedan ni al sistema de educación ni al de salud. Muchos de los analistas que acceden al ejercicio profesional lo hacen en condiciones precarias, sin recibir pago por su trabajo.
1.- Allí va. Se pone de pié y se dirige hacia el estrado. Delgada, espigada, blanca en canas, camina con paso ágil pero no agitada. Allí va. Es Fidel Castro quién la espera con los brazos abiertos. Todo el estrado de pié. Todo el auditorio (son cuatro mil personas) de pié. La ovación que aturde se va apagando ante la imagen nítida de esos ojos celestes. Es fácil descubrir el asombro en esos ojos celestes que miran con la naturalidad de quién asiste a una escena cotidiana. Ven: es la única mujer entre tantos gigantes. Y, entonces, es Gabriel García Marquez quién la besa.
Podemos ubicar el año 1947 como punto arbitrario de partida para la historia de la Clínica de Laborde, y de lo que su fundador y director, Jean Oury, llamó Psicoterapia Institucional. 1947 es el año en que Tosquelles, director del Hospital de Saint Alban, solicita a su amigo y maestro Ajuriaguerra que le recomiende dos médicos internos para su Hospital.
Paciente nuevo. Suena el timbre. Todavía no abrimos la puerta; en esa brevísima demora la ansiedad ante lo (ante el) desconocido se conjuga con la curiosidad ante lo (ante el) que se está por conocer. La breve información que nos dio el derivador, la particular voz del que consulta registrada por el contestador, las palabras y los tonos con los que nos pide la entrevista: todo eso entreverado será contrastado con alguien que al presentarse ante nosotros será siempre distinto a lo que imaginamos. Al abrirse la puerta se pasa del entrevero a la entrevista.
Por distintas razones se ha privilegiado de modo excluyente el lugar de la palabra en la cura psicoanalítica, siendo que la psique no está habitada solamente por representaciones-palabra, y existiendo además situaciones clínicas en las cuales la curación no pasa, en lo esencial, por el trabajo con la palabra -ocupando éste un lugar secundario-.
Recordemos: Freud encontró en la interpretación de los sueños “la vía regia” de acceso a lo inconsciente. Su resultado fue un texto cuyo título en alemán, Die Traumdeutung une indisolublemente el sueño con la interpretación. Este fue puesto en venta el 4 de noviembre de 1899. Franz Deuticke, la casa editora, coloca en el libro la fecha de 1900. La edición fue de 600 ejemplares. En los primeros dos años se vendieron 228 ejemplares. La tirada original recién se agotará luego de ocho años. Las reseñas del libro no son numerosas, en su mayoría de gente proveniente del campo de la cultura.
“Lo corporal” se apoya en diversas técnicas corporales cada una con su propuesta y encuadre de trabajo, con una visión particular sobre el sujeto y el mundo, con su forma de pensar el cuerpo y las problemáticas que él plantea: la Eutonía trabaja sobre la idea de “tono”, el método Alexander interroga el “uso” corporal, la Bioenergética investiga las organizaciones caractero-musculares. En nuestro país han tenido gran desarrollo los aportes que ubican al cuerpo como expresivo, tanto en sus vertientes más ligadas a la danza (Patricia Stokoe), a la poética corporal (Alicia Lipovetzky), a la psicomotricidad (Daniel Calmels), a lo novelado del cuerpo (Susana Kesselman), como así también en líneas vinculadas con el psicoanálisis, el teatro y el psicodrama (Elina Matoso y Mario Buchbinder).
“Cuándo y por qué sirve el psicoanálisis... cuando se está angustiado, mucho y a menudo, cuando se tiene miedo: miedo de salir solo a la calle, de quedarse solo en casa, miedo de tomar un avión. O cuando, estando sano y fuerte, se teme morir, despacito, de cáncer o de golpe, del corazón. Hay muchos “cuandos”. Por ejemplo cuando pasa en la vida, repetidamente, una historia de letra de tango: que el mejor amigo se quede con la mujer de uno. Pero también cuando en un examen preparado te quedas en blanco; o cuando en un examen mal preparado no entiendes por qué te bocharon de nuevo.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra