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Wilhelm Reich

 

Definido por su biógrafo Paul Robinson como "una de las imaginaciones más volátiles del siglo XX", Wilhelm Reich sigue siendo hoy un autor que debe recuperarse porque sus fundamentales preguntas de su primer período, más que sus respuestas, siguen vigentes. Producto de su época es también víctima de ella al ser expulsado tanto del partido Comunista alemán como de la institución Psicoanalítica, para luego morir preso en Estados Unidos por negarse a destruir aparatos que construye en el marco de la teoría orgónica de sus últimos años.
Desde 1920 integra, apoyado por Freud, la Sociedad Psicoanalítica de Viena, para ser luego director del Seminario de Terapéutica Psicoanalítica de Berlín. Estas experiencias y las turbulencias de la época lo marcan y escribe Materialismo dialéctico y psicoanálisis, obra pionera y polémica del primer acercamiento entra ambas teorías, para luego fundar la Asociación para una Política Sexual Proletaria (Sexpol), que en pocos meses tiene 40.000 adherentes y luego moviliza a centenares de miles.
Esas tareas teóricas y prácticas culminan con las expulsiones indicadas: del PC por las críticas a su accionar y por su Psicología de masas del fascismo, y de la institución analítica por su postura libre, divergencias con Freud y otros analistas, y el señalamiento de su ruta que considera aburguesada y ajena a las convulsiones sociales del momento. Y luego lo también conocido: el abandono de sus posturas y su reemplazo por un barato y simplista "materialismo" orgónico, hoy con no pocos adeptos.
Su obra es muy amplia y, más allá de sus esquematismos, rica en propuestas a desarrollar, por lo que muy poco puede plantearse en los límites de este artículo que, es de esperar, sean acicate para continuar su conocimiento en los textos del autor y de quienes escribieron en y sobre su corriente1.

 

Rol central de la sexualidad y freudomarxismo

Su idea de 1919 de que, "por mi propia experiencia y por cuanto he podido observar en mí mismo y en los demás, estoy convencido de que la sexualidad es el centro en torno al cual gira tanto la vida social como la vida interior del individuo", se convertirá en eje de toda su producción, tanto freudomarxista como orgónica. Pero en la primera entiende que la vida y represión sexual son partes de relaciones sociales determinadas, donde la liberación sexual es intrínseca e inseparable de la liberación humana general, por lo que considera que debe inscribirse en luchas políticas y comprensión de los mecanismos ideológicos actuantes en el contexto concreto de cada realidad, creyendo que el marxismo ofrece los elementos tanto para el conocimiento de tal realidad como para su transformación, y el psicoanálisis referentes básicos sobre el psiquismo y la sexualidad.
Intenta un acercamiento entre ambas teorías, con base en que "todo orden social crea aquellas formas caracterológicas que necesita para su preservación [...] Se trata de un proceso de profundos alcances en cada nueva generación, de la formación de una estructura psíquica que corresponda al orden social existente, en todos los estratos de la población. La psicología y caracterología científico-natural posee, pues, una tarea claramente definida: debe descubrir los medios y mecanismos con los cuales la existencia social se transforma en existencia psíquica, y con ella, en ideología"2. A esto dedicará sus esfuerzos, pero comprendiendo que "se debe distinguir entre la producción social de ideologías y su reproducción en los miembros de la sociedad. Estudiar el primer proceso es tarea de la sociología y la economía; estudiar el segundo, de la caracterología psicoanalítica".
Se trata de estudios vinculados con relaciones directas: "La estructura de carácter es, pues, la cristalización del proceso sociológico de una determinada época. Las ideologías de una sociedad pueden llegar a tener poder material sólo con la condición de que alteren efectivamente las estructuras de carácter". Hecho que tiene enormes consecuencias que destaca el mismo Reich y es válido hoy como lo ha sido siempre: "Este anclaje caracterológico del orden social explica la tolerancia de los oprimidos ante el dominio de una clase superior, tolerancia que algunas veces llega hasta la afirmación de su propio sometimiento"3 y, como destacará en otras obras, a la aceptación de tales ideologías.
Puede entonces verse que Reich es un pionero en la búsqueda de las relaciones entre sociedad y subjetividad -tarea aún inconclusa pero poco interesante para el campo analítico en casi todas sus facetas, tanto la ortodoxa como la posmoderna- que él sintetiza a través del psicoanálisis y del marxismo4, considerando que "el objeto propio del psicoanálisis es la vida psíquica del hombre socializado". Entiende que aplicar el psicoanálisis a los problemas sociales es convertirlo en una concepción del mundo, algo que con Freud entiende no es, pero tampoco le concierne la vida psíquica de la masa (salvo cuando aparecen fenómenos individuales en ella), y en esta delimitación formula planteos polémicos pero interesantes: "Pero parece que difícilmente le es accesible el fenómeno de la conciencia de clase. Problemas como los del movimiento de masas, la política, la huelga, que es objeto de la sociología, no pueden ser objeto de su método. Consecuentemente, no puede sustituir a la sociología ni puede desarrollar por sí mismo una sociología. Pero lo que sí puede lograr es convertirse en una ciencia auxiliar de las ciencias sociales, por ejemplo como psicología social. Así, por ejemplo, puede revelar los motivos irracionales que indujeron a un líder a integrarse precisamente en el movimiento socialista o nacionalista; además, puede explicar el efecto que las teorías sociales producen en el desarrollo psíquico del individuo". Y agrega algo que no perdió ninguna vigencia: "De manera que tienen razón los críticos marxistas cuando acusan a algunos representantes del psicoanálisis de tratar de explicar con este método lo que no pueden explicar; pero cometen un grave error cuando identifican el método del psicoanálisis con quienes lo aplican y cuando le atribuyen los errores que éstos cometen"5.
En su polémica con Freud y la institución analítica no sólo existían diferencias teóricas (que no se describen aquí por razones de espacio) sino también una postura crítica como la indicada, pero también una visión del camino de tal marco teórico que luego se agudizará, en lo que también Reich fue pionero: "La cuestión es: ¿puede tolerar la burguesía el psicoanalísis a la larga sin sufrir daño, esto es, sin que sus conocimientos y formulaciones sean adulterados y su sentido diluído?", respondiendo que "si el mundo burgués no condena al psicoanálisis ¿cuál es entonces la actitud que adopta frente a él? Por un lado está la ciencia, sobre todo la psicología y la psiquiatría y, por el otro, el público lego. De ambos puede decirse lo que una vez dijo Freud a manera de broma: no se sabe si aceptan el psicoanálisis para defenderlo o para destruirlo"6.
Respecto a este intento "freudomarxista" son múltiples las opiniones, más allá de los rechazos señalados de los campos oficiales psicoanalíticos y marxistas. Entre ellas, si para Dahmer "Reich queda envuelto en sus manifestaciones sociológicas, esencialmente dentro de un materialismo naturalista (biologismo, psicologismo)"7, para Robinson es "quizás el trabajo de más compacta argumentación que nunca haya escrito", aunque plantea importantísimas reservas: "El resultado no fue un cuerpo coherente o acabado de teoría social, pues Reich carecía de la paciencia, la disciplina y, es preciso admitirlo, la inteligencia primordial de un teórico social verdaderamente grande. Su síntesis resultaba a menudo poco más que una tosca unión de comunismo y psicoanálisis. Había muchos cabos sueltos, argumentos insuficientemente digeridos y hasta contradicciones lisas y llanas. Pero una vez hechas estas concesiones, queda, según creo, mucho de incisivo en el esfuerzo de Reich por cerrar la brecha existente entre las dos tradiciones intelectuales dominantes en los siglos XIX y XX"8.
Esfuerzo donde, como ya fuera señalado, más que las respuestas quedan vigentes muchas de las preguntas, que todavía esperan su resolución.

Fascismo y crisis del marxismo
Pero el estudio sobre tal temática no se limita a esa obra sino que continúa y se proyecta en la situación política de su época, muchas de las cuales tienen similitudes con las actuales. Aquí se produce una de las tantas contradicciones en los planteos reichianos, en este caso entre los discutibles objetivos que se propone y los lúcidos análisis que realiza sobre las causas del fracaso de la izquierda y el éxito de la derecha autoritaria nazi.
Discutibles objetivos porque, en función de su idea fija acerca de la primordial importancia de la sexualidad, sus planteos "estaban destinados a servir a un solo fin: de otorgar autoridad científica a su llamado a una revolución sexual"; creyendo que "la abstinencia sexual exigida a los adolescentes en la sociedad represiva llevaba a la delincuencia juvenil, a la neurosis, a las perversiones y a la apatía política"9. Por ello la Sexpol esperaba movilizar sobre todo para el combate anticapitalista y antifascista a las juventudes obreras mediante demandas transitorias.
Su crítica a la izquierda es también importante. De entrada considera que "cada vez era más evidente que la propaganda política de masas, que se limitaba a la discusión de los procesos socioeconómicos objetivos [...] no alcanzaba más que a la pequeña minoría de gente ya ganada para la causa de izquierda". Por tanto " el defecto marxista estribaba en la imposibilidad marxista de captar la realidad política, defecto que el materialismo dialéctico hubiera permitido eliminar, si hubiera hecho uso de sus posibilidades digamos, para anticipar un poco, que la política marxista no había tenido en cuenta en su práctica política la estructura caracterológica de las masas y los efectos sociales del misticismo"10.
En su lugar propone un espacio válido para el presente que las organizaciones populares pocas veces entienden: "Sólo la psicología surgida del análisis del carácter puede cubrir esta laguna [...] y aprehender el 'factor subjetivo', que escapa al entendimiento del marxista. La psicología política se ocupa de un campo claramente delimitado. Es incapaz de explicar la génesis de las clases en la sociedad o el modo de producción capitalista (cuando se aventura en ese terreno sus hallazgos no son otra cosa que estupideces reaccionarias, como cuando explica, por ejemplo, el capitalismo por la codicia de los hombres). Pero es ella, y no la economía social, la que podrá investigar cómo es el hombre de una cierta época, cómo puensa y cómo actúa en función de su estructura caracterológica, cómo repercuten en él las contradicciones de su existencia, y cómo intennta dominar su vida (subrayado mío). Cierto que no examina más que al hombre individual; pero cuando se especializa en la exploración de procesos psicológicos típicos y comunes a toda una capa, clase o categoría profesional, descartando toda diferenciación individual, se transforma en psicología de masas"11.
Es que comprende que "la ideología de cada formación social no solamente tiene como función reflejar el proceso económico, sino también enraizarlo en las estructuras psíquicas de los hombres de esa sociedad". Conclusión lógica de esto último: "¿No es hora de preguntarse qué pasa en el seno de las masas para que éstas no reconozcan o no quieran reconocer el papel del fascismo?"12.
Una primer respuesta tiene que ver con lo anterior: "Mientras nosotros exponíamos a las masas magníficos análisis históricos y disquisiciones económicas sobre las contradicciones imperialistas, ellas se entusiasmaban por Hitler desde lo más profundo de sus sentimientos", por lo que plantea una acción muy diferente: "al trabajador medio alemán o al empleado no les interesaba el plan quinquenal de la Unión Soviética 'en sí' sino la cuestión de la satisfacción intensificada de las necesidades"13. Para Reich la política comunista tenía que reencontrar "la conexión con la vida y los deseos cotidianos, pequeños, banales, primitivos y simples de la gran masa con todas sus diferencias de terruño o estrato. Sólo de este modo puede lograrse que confluyan el proceso sociológico objetivo con la conciencia subjetiva del hombre y colmar la brecha que los separa"14.
El análisis del fascismo que hace Reich es muy completo pero no es posible exponerlo aquí por razones de espacio. Sí es importante remarcar como ubica con claridad el apoyo que tuvo en los sectores de la pequeña burguesía, etc.. Problemas estos que no se limitan al fascismo y que, aunque de manera no mecánica y comprendiendo múltiples variantes y sutilezas, pueden adaptarse a formas políticas y sociales de nuestro tiempo.
Por lo que Reich sigue vivo y hay que saber "recuperarlo".

Enrique Guinsberg
Universidad Autónoma Metropolitana - México DF
gbje1567 [at] cueyatl.uam.mx

Notas
1.  Un desarrollo más amplio en mi trabajo "¿Una recuperación crítica de Wilhelm Reich?", Imagen Psicoanalítica, México, Nº 12, 2001.
2.  Reich, Análisis del carácter, Paidós, Buenos Aires, 5ª ed., 1975, p. 20, subrayado mío.

3.  Idem, p. 22 y 21.

4.  En particular en Materialismo dialéctico y psicoanálisis, pero también en otras obras que luego se mencionarán. Un interesante análisis sobre las analogías que Reich hace pueden verse en Suárez, A., "Freudomarxismo, pasado y presente", en Varios Autores, Razón, locura y sociedad, Siglo XXI, México, 1978.

5.  Reich, Materialismo dialéctico y psicoanálisis, Siglo XXI, México, 1976, 6ª ed. p. 5 a 7.
6.  Idem, 75-76, subrayado mío.

7.  Dahmer, H., "Reich : su posición ante Freud y Marx", en Gente, H-P (comp), Marxismo, Psicoanálisis y Sexpol /2, Granica, Buenos Aires, 1973, p. 106.

8.  Robinson, P., La izquierda freudiana, Gedisa, Barcelona, p. 42.

9.  Idem, p. 51 y 52.
10.  Reich, La psicología de masas del fascismo, Roca, México, 1973, p. 13-14.

11.  Idem, p. 27.

12.  Idem, p. 29 y 33.

13.  Reich, "¿Qué esconciencia de clase?", en Materialismo dialéctico y psicoanálisis, ob.cit., p. 122 y 136, subrayado mío.

14.  Dahmer, Libido y sociedad, Siglo XXI, México, p. 280.
 

 
Articulo publicado en
Julio / 2002