Este texto, publicado por primera vez en castellano, implica ahondar en un tema del que mucho se habla, mucho se sufre y poco se profundiza: la hiperactividad profesional. Un concepto mal definido, que Dejours desarrolla en profundidad en este artículo a través de un análisis clínico riguroso.
En el análisis etiológico de los disturbios psicopatológicos vinculados al trabajo, en particular en los casos de suicidio, es difícil distinguir entre lo que resulta propio de la coerción laboral, lo que proviene de la idiosincrasia del sujeto y lo que llega desde los conflictos del espacio privado. En caso de hiperactividad profesional, se tropieza con las mismas dificultades de análisis. ¿Qué contribución puede aportar a la investigación etiológica de la hiperactividad profesional la referencia a la teoría de psicodinámica del trabajo?
IntroducciónEn el siglo que pasó, los genocidios recorrieron el mundo como si se tratase de una pandemia, o como diría I. Kertèsz, (judío húngaro) como la expresión máxima y terrorífica del sistema patriarcal. “El espíritu universal se realizó en el hecho Auschwitz. Es el fruto oscuro que maduró bajo los rayos de innumerables infamias” (Kertèsz).
La editorial Topía recientemente ha publicado Freud, una biografía política, de René Major y Chantal Talagrand. René Major es un psicoanalista francés autor de varios ensayos, entre los cuales podemos citar, Lacan avec Derrida (Lacan con Derrida) y La Démocratie en Cruauté (La Democracia en Crueldad). Ha sido director del programa en el Colegio Internacional de Filosofía y preside en la actualidad la Sociedad Internacional de Historia de la Psiquiatría y del Psicoanálisis. También fue convocante de los Estados Generales del psicoanálisis.
Este tema es muy delicado, porque en nuestra cultura occidental es temido y negado. La muerte es considerada sólo un accidente inesperado que es necesario ocultar. Pero sin embargo es la que condiciona toda la vida, la creatividad, el arte, todo lo que hace soportable la circunstancia ineludible de la finitud.
La imagen social prevaleciente sobre los habitantes de terrenos o casas tomadas de nuestra ciudad capital les adjudica una naturaleza infrahumana: ellos serían salvajes, incivilizados, o portadores de una “cultura mínima” sólo orientada a resolver sus necesidades biológicas. El hecho de tomar una casa o un terreno baldío sería, además, el primer eslabón de una “cadena natural” de ilegalidades: se los acusa de ser delincuentes e inmigrantes sin papeles.
Roma, en año nuevo: El primer día del nuevo calendario, para gusto y orgullo del catolicismo, Roma habló en boca de su primado Benedicto XVI. Fue en la Jornada Mundial de la Paz que la comunidad católica realizó en todo el mundo cristiano que depende de la iglesia de Pedro. Actividad que habrá reconfortado el alma de todos aquéllos que se reúnen con tamaña y verdadera preocupación. Centró sus advertencias el Sumo Pontífice sobre el arsenal nuclear y sus monstruosas consecuencias. Calificó el riesgo como posible “catástrofe atómica”.
Algunos meses atrás, por mentirle a la policía, el cantante británico Boy George recibió de un juez una condena ejemplar: debió barrer las calles de Nueva York durante cinco días. Nadie preguntó al juez si los barrenderos que hacen el mismo trabajo año tras año han sido condenados por algún delito o simplemente por ser pobres. Los barredores habituales se maravillaron de tener un representante famoso que dignificaba aún más su rutina diaria. Tal vez porque uno compra todo lo que no es. Tal vez porque la fábrica de sueños de Ricos y Famosos es la droga de los pobres y anónimos.
Los hechos de la Semana Trágica
podrían haberse evitado
“haciendo desaparecer uno por uno a los cabecillas, sin ningún arresto legal”.
General Luis Dellepiane, 1919
En calidad de mujer –feminista y filósofa– no puedo dejar de asombrarme y hasta de sonreír ante esta suerte de «literatura angelical», que pretende descubrir en la mujer el paradigma de la pureza inmaculada y en la maternidad el emblema de la redención universal. Como lo sugiere en su artículo Jorge Majfud, este tipo de feminismo corre el riesgo de convertirse en una nueva religión secular, condenada al mismo fracaso al cual han sido condenados los grandes relatos modernos: positivistas, marxistas y capitalistas.
Eugène Delacroix plasmó en su lienzo una escena filosófica muy aristotélica, “La muerte de Sardanápalo” (1827-1828)1 no por describir el pensamiento del filósofo griego sino por mostrar aquello que Aristóteles atacaba en su obra: el hedonismo.“Hedonismo” significa la búsqueda de los placeres, la entrega a las pasiones carnales.
Para Aristóteles, la felicidad no consiste en conseguir los placeres, por el contrario, se es feliz cuando nuestro comportamiento se opone al placer dedicándose a la acción política y a la contemplación.
Según leemos en la web:
“Una organización británica publicó una lista de naciones basada en la relación entre buena vida de los ciudadanos y respeto a la naturaleza. En América latina, Colombia está en el ápice de gloria mientras Bolivia se sitúa a medio orgasmo en el puesto 69. El Indice del Planeta Feliz, desarrollado por la organización británica New Economics Foundation, presenta unos resultados bastante llamativos: el mejor país para vivir es una pequeña isla del Pacífico Sur, Vanuatu (68, 2), que tiene 199.414 habitantes. Bolivia obtuvo una clasificación (46,2), muy por debajo de todos los países en América latina.”
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un organismo que trata los casos de violaciones de Derechos Humanos que no tuvieron resolución en los países de origen. A ella llegan alrededor de 2000 casos al año, de los cuales la Corte analiza y decide tratar 4 ó 5 por año. El objetivo de los juicios que llegan a la Corte es que sean ejemplificadores y las sentencias normalmente tienen un contenido que recomienda o exige un cambio en la política.
La relación entre género y clase es muy compleja, y tomando en cuenta que la teorización sobre masculinidad es relativamente reciente y todavía inestable, es evidente que emprender el análisis de la relación entre masculinidad y clase social es una tarea de una enorme magnitud. En este trabajo me propongo solo esbozar algunas de las posibles relaciones que se pueden abordar en el estudio de la masculinidad y su relación con otras dimensiones de ordenación social, en este caso particular con la clase.
Durante años, las diversas profesiones relacionadas con la salud mental en EE.UU. se han estado librando luchas territoriales. Los psiquíatras tratan de impedir que los psicólogos puedan realizar terapias o, más recientemente, que receten medicamentos psicotrópicos. Los psicólogos lucharon por derechos para realizar esos tratamientos. Los psicólogos, por su parte, se batieron contra los intentos de sus colegas a nivel de maestría por lograr el reconocimiento profesional.
La legitimidad es la relación de correspondencia que se establece entre la intimidad de los juicios de la conciencia y la exterioridad objetiva de las prácticas y de las instituciones.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra