Hay una falta... gran cantidad de escritos que podríamos denominar
técnicos hablan de esto en psicoanálisis, una falta que es propia del
psiquismo, de la estructura psíquica, una falta en las tres dimensiones de
la estructura psíquica según J. Lacan.
Este texto fue leído en las Jornadas de homenaje a Marie Langer realizadas el 3 y 4 de setiembre de 2002. 1 Incluirlo como nota editorial tiene por objeto plantear que la esperanza permite la búsqueda de una verdad en permanente construcción. Es decir, de una verdad que articula sentidos, que posibilita la elaboración, al construir el pasado dando cuenta en el presente de la historia que lo constituye, para de esta forma permitir la memoria.
El trabajo que se expone tiene como finalidad presentar el comienzo de las indagaciones del proyecto de investigación “Representaciones Sociales acerca del quehacer Profesional del Psicólogo: El caso de las Concurrencias de Salud Mental de la Ciudad Autónoma de Bs. As.”, enmarcado en la Beca Maestría UBACYT 2002.
Los franceses tiene un verbo que no encuentra traducción justa en español: flâneur. Flâneur es el arte de pasear sin rumbo fijo, mirándolo todo, disfrutándolo todo como si por primera vez se saliera al mundo.
Para nosotros podría ser pasear. O vagar. Pero en todo ellas algo queda por fuera. Porque es todas ellas, más un plus inefable. La experiencia del flâneo es inefable en el español que conocemos.
Lamento no poder ahorrarle al lector habituado a textos de mayor fluidez la aridez de un conjunto de enunciados cuya única virtud –si la tiene – consiste en ofrecer una guía para un debate posible.
Se tratará en esta ponencia la naturaleza cambiante de la relación de historia y narración, y se intentará remarcar la importancia central de la narración, que actualmente parece menos obvia en psicoanálisis; también el sentido, la necesidad y el carácter de su desaparición.
Si toda sociedad crea significaciones específicas que estructuran las representaciones del mundo1, representaciones que constituyen el marco en el cual se designan los fines de la acción y se definen los tipos de los afectos característicos, es inevitable que una sociedad inestable, atravesada por acontecimientos históricos aún no metabolizados y cuyo movimiento no garantiza que se encuentre en tránsito hacia lugar previsible alguno, no pueda homogéneamente determinar el marco representacional en el cual se inserten las generaciones que acceden a la Historia.
En este artículo, el segundo de una serie sobre la historia del psicoanálisis en los Estados Unidos de Norteamérica, hablaré acerca de algunas de las fuerzas que contribuyeron a menoscabar la relevancia social del mismo y aún a amenazar la supervivencia como modalidad accesible para más que una reducida elite.
El psicoanálisis nace con el siglo, y éste estará profundamente marcado por él. Será nueve años después, durante el viaje que Freud realizara a la Clark University, que formula su famosa conceptualización del psicoanálisis como peste, como precisa
referencia a su carácter "subversivo", frente a los conocimientos y cultura de su época, como también por lo indicado en una obra de 1910: "La sociedad no se apresurará a concedernos autoridad (ya que) no puede menos que ofrecernos resistencia, pues nuestra conducta es crítica hacia ella; le demostramos que contribuye en mucho a la causación de las neurosis.
Desde la perspectiva clásica del psicoanálisis, el modo en que se resuelve el complejo de Edipo traerá consecuencias en la elección de objeto, como así también en la identidad sexual del sujeto. A fin de tener opiniones actuales del tema, Topía Revista consultó a los psicoanalistas Irene Meler, Benjamin Resnicoff y Sergio Rodriguez realizándoles las siguientes preguntas:
1° - ¿Cómo se fundamenta desde el campo de la teoría psicoanalítica, si la
El bebé abre los ojos y, como Dios, crea el mundo. Está en el ombligo de su universo. El cuerpo se va construyendo a partir de ese ombligo, como cuadra a todo ombligo. El bebé proyecta en la tela de su psiquismo, que es la tela del cosmos, toda una asombrosa constelación de operaciones particulares, verdadero precipitado de formas prestadas de ese otro primordial que es la madre, sumado al efecto fenotípico de su DNA. Él ya tiene memoria filogenética, ahora iniciará su memoria epigenética, memoria que comienza con la amnesia de ese Big Bang que fue su nacimiento.
Que el lenguaje no cumple simplemente una función descriptiva de la realidad existente, sino que es capaz de crear realidades a partir de los modos de ordenamiento con los cuales la articula, constituye una afirmación más o menos conocida. Lo que es más trabajoso, tal vez, es darse cuenta de qué manera, en razón de que estamos inmersos en esa realidad misma, esas formas de expresión se van apoderando de nosotros hasta constituirnos en agentes discursivos de las propuestas ideológicas que las sostienen.
En el medio de apasionados debates en el Consejo de Redacción construyendo este dossier llegamos a un punto crucial. Las máscaras del sometimiento en los psicoanalistas. Los ideales de época siempre están presentes en el psicoanálisis, verdad que parece evanescerse en estos tiempos. El intento de hacer desaparecer la ideología de los analistas como categoría de investigación tiene como consecuencia ocultar su existencia. Suponer que no tenemos ideología es simplemente quedar sometido a la ideología dominante que nos convence de que ésta no existe.
No es fácil hacer una breve reseña para aludir a una obra tan vasta y rica como la de Ferenczi.[1] A pesar de haber sido uno de los mejores clínicos de nuestra ciencia, su influencia no es del todo reconocida y su nombre sigue siendo soslayado, a veces por ignorancia y en demasiadas ocasiones porque sus ideas son citadas como si fueran de otros. Asimismo, el no leer su obra -como la de otros psicoanalistas "olvidados"- es característico del dogmatismo que reina en nuestra ciencia. La Argentina, un país arrasado por ideas y movimientos políticos totalitarios, ha sido caldo de cultivo más que oportuno para las que he bautizado de "invasiones inglesas" e "invasiones francesas".[2] Pero, a pesar de todo, se le reconozca o no, es innegable que Ferenczi ha dejado una impronta en la teoría y en la práctica psicoanalítica en general y también en la referida al trabajo con los niños. Pionero entre pioneros, como lo bautiza Sándor Lorand[3], Ferenczi fue para muchos de sus colegas un enfant terrible[4]. Freud, que reconocía su talento y su aguda mirada clínica, alguna vez lo llamó "mi hijo querido".
Publicado en Clepios, una revista de residentes de Salud Mental Número 23, marzo 2001.
Un columnista “políticamente correcto” no disiente con la línea editorial. No es éste el caso, ya que por sobre todo lo importante es el desarrollo de las ideas. Tomaré el último editorial para ejercer una crítica, no sobre los contenidos, sino sobre la forma de trabajo, porque esa metodología particular se encuentra en muchos otros artículos.
Al pensar en este dossier se nos impuso la tarea de situar las pasiones para el psicoanálisis. Qué lugar ocupan, tanto en la clínica psicoanalítica como en la actualidad de nuestra sociedad. Qué destinos particular tienen hoy las pasiones.
Para ello convocamos a tres psicoanalistas de diferentes líneas para que respondan las tres preguntas que consideramos fundamentales.
Decía Freud que para el buen desarrollo de un tratamiento los terapeutas debíamos contar con la “expectativa esperanzada” de los pacientes, sin la cual las mejores medidas se tornaban ineficaces. Años después el psicoanálisis precisó los términos, y la esperanza pasó a formar parte de la transferencia positiva.
En esta serie de artículos discutiré la historia del psicoanálisis en Estados Unidos, concentrándome particularmente en los conflictos entre una visión amplia del psicoanálisis como teoría de liberación y una perspectiva más restringida del psicoanálisis como praxis clínica. Creo que mi propia perspectiva política se revelará fácilmente.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra