Cuando a Mao Tse Tung le preguntaron qué pensaba de la Revolución Francesa contestó con un exceso de prudencia que todavía era prematuro sacar una conclusión. Es más que justificado responder lo mismo con respecto a las consecuencias de la pandemia de covid en la vida humana. Lo cierto es que la humanidad estuvo en peligro. La muerte circuló con su indiferente guadaña llevándose a alrededor de veinte millones de personas. Más que en la Primera Guerra Mundial y un poco menos que en la segunda. El General Covid mató sin piedad, sin odio, sin maldad y generó un terror colectivo que no se sabe aún qué herencia habrá dejado. Y por cuántas generaciones.
La pandemia y el crecimiento mundial y viral del fascismo han obligado a pensar una clínica del infortunio común. Una fortuna adversa que no reemplaza a lo neurótico, pero lo resignifica
Una querida paciente cuyo análisis se desarrolla de manera virtual por la distancia geográfica que nos separa, trae un sueño.
En el mismo, conversamos, lo hacemos a través de una pequeña ventana. Yo estoy ubicada afuera, y ella, adentro… El espacio en el que la charla discurre seguirá demostrando su significatividad con el paso de los meses, pero hoy no viene al caso. En esta ocasión en particular, ella habla mientras yo la escucho con atención. Se trata de algo importante y estamos ubicadas cada una de su lado, cara a cara.
En 2020 también nos dirigimos a los clásicos para revisar cómo se habían ido sorteando los cambios acaecidos en el pasaje del consultorio vienés del siglo XIX a espacios tan diversos como hospitales generales, gabinetes, campos de refugiados, ludotecas…
Todxs tenemos una historia para contar. Algunas de esas historias están llenas de muchos recuerdos, otras con algunos más chiquitos. Algunas historias están teñidas de momentos felices y otras no tanto. Pero todxs tenemos una historia para contar. Quienes por la suerte del azar de la vida contaron con personas a su alrededor para armar y transmitirles esa historia, tendrán el camino un poco allanado, pero ¿qué sucede con aquellos cuya historia se encuentra inaccesible por no tener quien le cuente dicho relato? ¿A dónde van a parar esas historias?
Intentaremos transmitir la historia de cómo dos psicólogas de un hospital público de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a asistir al servicio de neonatología de dicha institución semana a semana en la búsqueda de historias para contar
El traumatismo colectivo nos atraviesa hasta las entrañas. En los cuerpos, en las guardias, en las internaciones, en las calles, en los consultorios, en los diferentes espacios.
En este texto buscaré herramientas en algunos momentos de la historia, precisaré algunos conceptos, para poder llegar a la propuesta de cómo tener dispositivos clínicos a la altura de este traumatismo “generalizado” (tal como lo define Enrique Carpintero) que vivimos.
Nos enfrentamos con procesos de desubjetivación que nos exigen, como entonces, la inteligencia y la imaginación colectiva para enfrentar este “traumatismo generalizado”
ADVERTENCIA: Lo que van a leer a continuación no es un relato convencional: es un intento de transmisión de un día cualquiera de trabajo en un hospital público de la Ciudad de Buenos Aires, sito entre Barracas y Constitución. Transcurre sin comas ni respiros y en tiempo real, lo cual puede generar mareos, náuseas, taquicardia y posibles huidas. Pero, ojalá quieran quedarse hasta el final porque, aunque no lo crean, hay recompensa.
No atropellada, no de un cáncer, ni siquiera por las venas taponadas de colesterol: voy a morir de institución, aplastada de demandas
Los cambios socioculturales actuales participan en la manera en cómo los individuos subjetivizan la vivencia de sí-mismos. Abordada a partir de diferentes escuelas de pensamiento, ya sea desde la Modernidad líquida de Bauman (2015), la Sociedad del Cansancio de Byung-Chul Han (2022), o en Invulnerables e Invertebrados de López-Mondéjar (2022); estos y otros autores concuerdan en que existe una fuerte dificultad por comprender la realidad desde la óptica de un otro (y/o un tercero). Razón por la cual, frecuentemente la propia opinión sirve de única referencia narcisista para la toma de decisiones.
En la medida en que el adolescente utiliza más recursos para aparentar, ya sea mediante la ropa, moda, imaginación, redes sociales, videojuegos, etc.; entonces irá construyendo un Yo mucho más carente de atributos reales para resolver los problemas de la vida cotidiana
La decisión de darse muerte ha existido a lo largo de todos los tiempos y en todas las culturas, los seres humanos hemos dispuesto de este derecho por nosotros mismos. El tránsito adolescente es un tiempo particularmente sensible, pasible de revelar ideas suicidas, intentos o pasajes al acto que lleven a poner fin a la vida de un joven, sin que ésta haya prácticamente comenzado. Las ideas de muerte son frecuentes a lo largo de este período, a las cuales habrá que prestarle siempre especial atención.
La pandemia ha logrado triplicar los intentos y suicidios en adolescentes. El encierro, la onvivencia con las figuras edípicas e incestuosas, las violencias intrafamiliares, se han multiplicado, conduciendo a una situación de desborde, en la cual los sistemas de salud mental han colapsado
En el marco de mi residencia como psicóloga en un Hospital Público General de la Provincia de Buenos Aires escribí, en una oportunidad, un ateneo sobre el acompañamiento a una adolescente en una interrupción legal del embarazo tras haber sido abusada por un compañero de curso. En aquel momento, me pregunté: ¿cómo podría llevarse a cabo un trabajo con el adolescente con conductas abusivas? aquella pregunta devino en otras más generales: ¿qué pasa con los varones que atendemos? ¿atendemos varones? ¿con qué características? ¿por qué consultan? ¿se quedan cuando consultan? ¿Cuáles son sus malestares? Es a partir de estas preguntas, del encuentro con varones en la clínica, de aquel artículo y de la lectura de tantos otros que nace este texto y su objetivo: poder explicitar algunas de las múltiples tensiones y articulaciones posibles entre psicoanálisis, masculinidades y calidad en la atención en salud de varones (cis, en esta ocasión).
Podemos pensar “las masculinidades” como construcciones simbólicas que varían cultural e históricamente y se componen por un conjunto de significaciones imaginarias, discursos y narrativas siempre cambiantes
A partir de las entrevistas realizadas a tres profesionales psicólogos que se encuentran trabajando con la problemática del suicidio adolescente en distintas localidades de la Provincia de Buenos Aires, hemos podido detectar como común denominador: la carencia de estadísticas fidedignas; el aumento de los intentos de suicidio desde 2011, y en especial luego de la pandemia covid-19; el fenómeno de la identificación-propagación o efecto dominó a partir del manejo de la información; la más que evidente relación con las autolesiones, la violencia familiar y las adicciones; considerar la universalidad de la crisis adolescente sumada a las de la institución familiar y del contexto social, económico, político y cultural; el predominio de la carencia de un proyecto vital esperanzador tanto para jóvenes como para adultos, en medio de un mundo globalizado expulsivo y de exclusión.
Pocos se quieren matar si aman y recibieron amor, y si hay solidaridad, confianza, voluntad, pasión, memoria, optimismo y gratitud
A partir del encargo de Topía acerca de indagar en la silenciosa epidemia de suicidios adolescentes tan candente en los últimos años, nos propusimos a entrevistar a tres profesionales que se encuentran trabajando específicamente con esta problemática y con este sector de la población en distintos puntos de la Pcia. de Buenos Aires, a saber: el Partido de la Costa, Dolores y Mar del Plata. La primera pregunta refirió a los aspectos fenoménicos: 1) Cómo se manifiesta la problemática del suicidio adolescente en tu práctica profesional? La segunda al posible origen: 2) Cuáles serían a tu criterio las causas centrales? La tercera tuvo que ver con el abordaje: 3) Qué dispositivos se están implementando y qué considerás que se debiera hacer que no se está haciendo?
Una de las ceremonias más bellas del mundo ocurre en Japón. Es el Hanami, una festividad que tiene lugar durante la primavera, cuando los cerezos han florecido. Las personas se juntan para reflexionar sobre la naturaleza efímera de la vida y la mortalidad, debido a que la vida útil de las flores de cerezos es corta. Lo efímero puede ser a la vez que conmovedor, inquietante. ¿Por qué algo tan hermoso tiene que ser tan breve? Desde hace algunos años me pregunto cuántas flores de cerezo vemos caer, frágiles y tersas sobre el áspero empedrado de la crueldad. Y cuántas veces asistimos de nuevo a su caída, como en un círculo que calcula con exactitud esas pequeñas muertes que zanjan por poco la vida. Este escrito es sobre ellas y la posibilidad de que la primavera perdure.
En la madeja de crueldad en la que llegan estas jóvenes, la internación es un acto de cuidado e inaugura el espacio de alteridad a la escena suicida.
Nancy de 14 años, ingresa al hospital pediátrico por el servicio de guardia, es traída por su madre, quien refiere que la niña presenta conductas autolíticas, autolesiones en miembros superiores e ideación suicida. Es evaluada por el servicio de salud mental, que por riesgo indican su internación en la unidad para control clínico y tratamiento.
La época propone recetas para la felicidad y paradojalmente provoca más estados depresivos
Escucho por primera vez sobre un joven a quien llamaré Franco a través del llamado de una psicóloga de uno de los Patronatos de Liberados. La Lic. P. se comunica conmigo manifestando preocupación por un joven de 18 años que tiene una causa por robo, varios antecedentes de peleas callejeras y consumo adictivo de sustancias: alcohol, y posiblemente cocaína y marihuana. La profesional manifiesta no saber qué hacer, pues el joven habría comenzado varios tratamientos por su adicción a lo largo de su adolescencia y rápidamente abandonado. El último fue una internación en una comunidad terapéutica de la que se escapó ya que no aceptaba las normas de la misma. Manifiesta que Franco tiene buen rapport con ella y que le da pena también por su familia a quienes ve desesperados y sin saber qué hacer.
Evalúo que Franco no considera su adicción un problema y que solo concurre como requisito para “sacarse de encima la causa” y “hacer tiempo” hasta conseguir un lugar donde vivir
Aunque la atención a distancia para todos los problemas médicos ha sido un tema permanente en la salud pública, su implementación ha sido difícil, especialmente en los países menos desarrollados. Más difícil aún en el caso del psicoanálisis ligado por tradición a la práctica privada de tipo presencial, a pesar de lo cual un cierto número de colegas tenían incorporada ese tipo de práctica desde tiempo atrás, generada principalmente por el traslado de pacientes a otros países donde querían continuar su atención con el mismo terapeuta con el mismo cambio de formato que utilizaban con sus familiares y amigos, así como aquellos latinoamericanos emigrados a otros países que querían atenderse en su idioma materno. Pero la conjunción de una mejoría tecnológica en las plataformas cibernéticas y una imposibilidad de continuar la atención presencial en la pandemia de coronavirus rompió las dificultades reales y, sobre todo, las resistencias subjetivas a abordar este desafío por parte de profesionales y usuarios. En esas nuevas condiciones sanitarias tuvimos que enfrentar ese cambio de un momento a otro, quisiéramos o no, y era particularmente factible en el área de la psiquiatría y la psicoterapia dada la poca o nula frecuencia de la necesidad de una exploración física, imprescindible en otras áreas de la práctica médica o de otras profesiones.
¿Qué quedó después de la pandemia? Mucho, en el caso de la ciudad de México tan extensa y poblada resolvió problemas de transporte y tiempo a muchas personas. En mi práctica privada la mayor parte de los pacientes individuales se quedaron en el formato a distancia
Vivo y trabajo en una ciudad de 80.000 habitantes en el interior de Francia. Es una zona bastante rica. Me parece necesario precisarlo porque las situaciones de pandemia han sido diversas en función de los países, pero también en función de los lugares… urbanos o rurales, ciudades grandes o pequeñas, regiones más o menos privilegiadas económicamente.
La pandemia nos lega una herramienta de trabajo (la atención virtual) que ciertamente no es neutra, que tiene sus límites, peligros y dificultades. Pero que también nos ofrece la posibilidad de acceder a lugares, personas o situaciones inaccesibles de otro modo
Primera: “La pandemia me afectó mal, me analicé muchos años y he ido tratando de pilotear mi locura, pero la angustia me gana, ahora me la empecé a agarrar con el cuerpo… Es que de un día para el otro me quedé sin trabajo. El otro día me dio un ataque con mi marido y le tiré la ropa afuera de casa porque miraba el celular mientras tomábamos café.”
Segunda: “Por primera vez en mi vida voy a pasar las Pascuas sola, la incertidumbre me mata… ¿y si me contagio y me muero? La muerte por covid es en soledad. Y si no los veo más a mis nietos… ¿Cuándo voy a volver a tener un abrazo? Estoy muy angustiada… quiero escapar de mí misma…”
(La crisis de angustia) es un modo particular de presentación de la angustia como estallido, indicando un dolor psíquico que no logra aún transformarse en sufrimiento
La enfermedad causada por SARS-COV-2 afecta desde 2019 a todo el planeta y genera estrés en múltiples ámbitos que influyen en la salud mental. El virus es una amenaza real, con frecuencia amplificada por cierta prensa y enfoques políticos que buscan réditos de modo espurio, así como por falacias que -mezcladas con verdades- se replican en las redes sociales agregando al tema notas agobiantes y sesgos de negatividad.
Las sensaciones de incertidumbre, temor, desconcierto, extrañeza e incapacidad para controlar el entorno son inevitables y confluyen en angustia. Esta compleja emoción conlleva expresiones y repercusiones psíquicas y orgánicas
Dos años después de comenzada la pandemia, en medio de una tercera ola y sin que se avizore aun un final -si es que éste llegara alguna vez a producirse- me parece interesante ponernos a pensar que pasó entre nosotros, analistas, cuál viene siendo el resultado de nuestro pasaje por la tempestad.
Tenemos el desafío de la contemporaneidad de la experiencia, del barro común en el que estamos metidos, obligados a hacer y pensar en lo que hacemos al mismo tiempo, mientras tratamos de sobrevivir al desastre e intervenir en el sufrimiento que nos acecha desde nuestras propias vidas y las de ellos, quizás como nunca antes.
¿Cómo pensar las crisis de angustia? La crisis también es un impasse. Hay algo que era de determinada forma y ya no lo es. Algo se destituye y -en el mejor de los casos- algo nuevo podría fundarse
Este trabajo intenta acercar algunas reflexiones sobre posibles abordajes de las manifestaciones del sufrimiento psíquico autoinflijido, en la clínica de pacientes con predominio de funcionamiento neurótico.
Freud instaura una innovadora conceptualización en Más allá del Principio del Placer al introducir la dualidad pulsional: pulsiones de vida y pulsiones de muerte. Así, el concepto de pulsión de muerte, va coronando el edificio metapsicológico freudiano. El texto es una conjunción original que intenta ubicar, lo que de una manera general se suele llamar lo “negativo”2 (destrucción, sadomasoquismo, odio, distintos modos de desinvestiduras), del lado de la llamada pulsiones de muerte. En el mismo se destaca también el vínculo estrecho entre estas últimas y el fenómeno de la compulsión a la repetición.
Conjeturamos un lugar estructural en la subjetividad para el sufrimiento autoinfligido, (masoquismo y sadismo contra uno mismo). Éste sería expresión de un estado infantil originario donde pasividad y masoquismo son sincrónicos
He decicido contar este caso en el que estoy involucrado y que aun está en pleno desarrollo.
Tiene características de la situación actual. La pandemia infuencia nuestras vidas en lo cotidiano e inevitablemente también nuestra práctica como psicoanalistas y psicoterapeutas.
Como está tan “cerca” me cuesta camuflar lo necesario para que no sea reconocible, aprovecho que estoy en Suiza para esta publicación.
Cuando hablamos por teléfono, la médica amiga me confió que el “caso” no era fácil de entender. Ella había controlado todo lo posible, sin encontrar un diagnóstico. Físicamente Felipe está sano. Los padres quisieron presentarlo al hospital univeritario, estaba allí internado, pero tampoco allí se encontró una causa somática.
Cuando hablamos por teléfono la médica amiga me confió que el “caso” no era fácil de entender. Ella había controlado todo lo posible, sin encontrar un diagnóstico
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra