El martes 9 de abril de 2013 se realizó el acto donde se declaró de “interés sanitario y social las actividades de la editorial Topía” propuesta por la Comisión de Salud de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Este es el texto que leyó Alejandro Vainer sobre la historia de la revista y la editorial Topía.
Buenas tardes a todos. Agradezco a todos ustedes por estar hoy aquí acompañándonos en este reconocimiento de las actividades de la revista y la editorial Topía como de “interés sanitario y social”.
Un viaje en auto en familia. Luego de encender el motor, automáticamente el padre pone música. Después de unas cuadras el hijo pregunta: “Papá, ¿por qué tenemos que viajar siempre con música?”
El conflicto en el Hospital Borda continua sin solucionarse. Desde nuestra revista venimos sosteniendo una posición: la Ley Nacional de Salud Mental no puede ser llevada adelante sin modificar las actuales condiciones políticas, económicas y sociales que sostienen la organización de la Salud en la Argentina. Plantear un problema sectorial implica no tener en cuenta el avance de la privatización y la tercerización que lleva al deterioro cada vez mayor de la Salud Pública. Es necesario denunciar y luchar contra los discursos que continúan encubriendo esta realidad.
Cuando apoyamos la Ley Nacional de Salud Mental insistimos que ésta tenía un límite: el deterioro de la Salud Pública, ya que sus acciones apuntan a transferir recursos públicos al sector privado. Uno de los mecanismos utilizados son los subsidios a las obras sociales de los grandes sindicatos de la CGT. Su resultado es la tercerización de la Salud producto de la descentralización que derivo en la transferencia de establecimientos de la Nación a las provincias y de estas a los municipios conjuntamente con la tercerización que permite contratar trabajadores con salarios muy por debajo de los que deberían percibir. Luego alertamos sobre una perspectiva que cree que esta Ley puede ser llevada adelante sin modificar las actuales condiciones políticas, económicas y sociales en que se sostiene la organización de la Salud en la Argentina.
Horst Kächele es un psicoanalista nacido en 1944, en Stuttgart, Alemania. Se formó como psicoanalista en el Instituto Psicoanalítico de Ulm, perteneciente a la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Se dedicó tanto a la clínica como a la investigación sobre tratamientos psicoanalíticos utilizando grabaciones y vídeos de sesiones. El fruto de estas investigaciones fueron los dos tomos publicados en colaboración con Helmut Thomä, Teoría y Práctica del Psicoanálisis (1989-1990). En los mismos aborda la praxis psicoanalítica continuando ideas de Sandor Ferenczi y Michael Balint con el agregado de poder contar con fragmentos clínicos de sesiones desgrabadas. Esto permite acercarse de una manera inédita y mucho más “carnal” a las sesiones y a los conceptos psicoanalíticos. Ha continuado trabajando en investigaciones en psicoanálisis en el marco de la IPA, continuando su tarea docente como profesor honorario en diversas universidades del mundo.
Hace un año se aprobó la Ley Nacional de Salud Mental. Su destino parece seguir los pasos de la Ley 448 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Buenas intenciones en los papeles pero ningún cambio efectivo.
Son 50 años y muchos kilómetros los que nos separan del coloquio de Bonneval. Las polémicas de allí y entonces sobre el estatuto del inconsciente también quedan lejos. A esta altura de los desarrollos sería impensable considerar una sola definición de lo inconsciente. Hoy en día el psicoanálisis es un plural. Esto nos lleva a distintas concepciones de lo inconsciente en el seno de cada teorización psicoanalítica.
Freud siempre sostuvo que la interpretación de los sueños era la mayor de sus contribuciones. La convirtió en una herramienta fundamental para el trabajo analítico, la “vía regia” para el acceso a lo inconsciente. Para prevenir sus abusos, delimitó su uso en el desarrollo del tratamiento.[1]
Repudiamos el brutal asesinato de Mariano Ferreyra, militante de la FUBA y del Partido Obrero. Nos sumamos a todos aquellos que exigen al Estado la investigación, esclarecimiento y castigo de los autores intelectuales y materiales y de todos aquellos cuya complicidad permitió este terrible y cobarde hecho
Nota de Editores
En el siglo XXI, el capitalismo mundializado ha generado una cultura donde la hipocresía forma parte de las relaciones cotidianas. Este “fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan” atraviesa todos los órdenes de la subjetividad contemporánea. Y tiene una forma paradigmática: lo que llamamos “políticamente correcto”.
El deterioro de la Salud Pública es francamente calamitoso. A la falta de un presupuesto adecuado se le suma una política al servicio de los intereses privados. Sin embargo la lucha en el campo de Salud Mental continúa. Por un lado, el anteproyecto de Ley Nacional de Salud Mental que tuvo media sanción a fines del año pasado es cuestionado por el conjunto de las asociaciones de psiquiatras y diferentes organizaciones médicas, quienes realizaron un lobby para oponerse a su sanción en la Cámara de Senadores con diferentes argumentos.
La cuestión de la contratransferencia sigue desatando polémicas. Mi intención es avanzar en una perspectiva específica para este instrumento de trabajo. Para ello haré una breve vuelta sobre la historia para luego avanzar en algunas propuestas.
El viernes 21 de agosto de 2009 se realizó un Homenaje a Fernando Ulloa con la mesa redonda “Las herramientas clínicas del oficio del psicoanalista”, organizado por P.E.F. (Psicólogos en frente) y la Revista Topía. En la misma participaron Ana María Fernández, Alejandro Vainer y Enrique Carpintero, con la coordinación de Ileana Celotto.
Hace ya unos cuantos años, en mi trabajo dentro del manicomio, intuía que un paciente es mucho más que su diagnóstico. Eran “una esquizofrenia”, “una paranoia”, “una epilepsia”. Me parecían simples etiquetas para certificar una historia sin fin. Con dicha marca se justificaba lo injustificable: largas internaciones que poco tenían de terapéuticas. Estos argumentos, sean psiquiátricos o psicoanalíticos, eran coartadas para encubrir la defensa de un sistema manicomial.
Buenas noches. Voy a decir dos cosas. Trataré de ser breve, la emoción que yo suponía permitió que pudiera hacerme un punteo de lo que voy a decir; es muy fuerte este momento después de todo lo que dijeron. Primero, agradecimientos.
El tamaño de este libro y del segundo tomo, hubieran sido imposibles sin una cantidad de agradecimientos que ponemos en el libro, a nuestros entrevistados, a mucha gente que nos facilitó material con muchísima generosidad.
Vamos a describir algunas características del desarrollo del psicoanálisis en la Argentina durante la década del sesenta. Este período se caracterizó por los profundos cambios sociales y culturales y por la permanencia de una crisis en todos los ordenes: político, económico, social y cultural.
La crisis política y social había llevado a la realización de golpes militares que interrumpieron los gobiernos de Arturo Frondizi (1958-1962) y de Arturo Illia (1963-1966), los cuales habían ganado debido a la proscripción del peronismo1 Las huelgas y manifestaciones obreras y estudiantiles fueron una constante en la lucha por reivindicaciones políticas y sociales.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra