Estamos a más de cuatro años de la aprobación de la Ley Nacional de Salud Mental. Una de las cuestiones básicas para poder modificar la situación es poder ver cómo efectivamente se trabaja. Esto implica cómo es la práctica y las problemáticas concretas en cada lugar. Cuáles son sus necesidades y sus dificultades. Es por eso, que desde nuestra revista queremos abordar estas cuestiones e inauguramos esta sección para dar la palabra quienes trabajan en el ámbito de la Salud Pública.
El siguiente texto es una versión ampliada y corregida de la exposición en el marco de una jornada preparatoria al IV Encuentro Nacional de Prácticas Comunitarias en Salud, realizada el 19 de septiembre de 2014 en la ciudad de Rosario.
Argenis Gimenez (Facebook Twitter @locopancarta mail:locopancarta [at] gmail.com) que se denomina “El loco de la pancarta”, ya que lleva un sombrero con una pancarta que dice “Represión en los psiquiátricos”, fue un paciente psiquiátrico de los manicomios venezolanos.
Esta vez, me toca agradecer por duplicado. Mi sincero reconocimiento va dirigido a Enrique Carpintero --y a quienes integran esta iniciativa maravillosa de Topía-- por haberme honrado con el privilegio de ser Jurado en los Concursos de Ensayo, y aliento, también, una profunda gratitud hacia Daniel Sans por haber solicitado mi participación en este evento.
Mientras construían el loquero del fondo, en el cuarto piso del pabellón más alejado del hospital, Néstor el psiquiatra, pidió una sala de contención en la guardia.
Constructor: ¿Dónde la hacemos, jefe?
Néstor: El kiosco de los bomberos ya no funciona y podría utilizarse.
El siguiente análisis de los avances y los límites de la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 y de su Decreto Reglamentario 603/2013 está concebido desde el paradigma de salud comunitaria en contraposición al actual modelo médico hegemónico; busca dimensionar, por un lado, el avance que en este sentido significa la ley y su reglamentación en relación a la legislación anterior y, por otro, la distancia que lo separa de una legislación que establezca, de manera efectiva, los dispositivos sanitarios de una salud mental comunitaria.
La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer
Bertolt Brecht
Recientemente, la editorial Topía hizo la presentación del muy recomendable libro Vivir sin manicomios. La experiencia de Trieste, cuyo autor es Franco Rotelli, médico psiquiatra que acompañó a Franco Basaglia en el proceso de reforma psiquiátrica llevado a cabo en Italia, durante la década de los años ´70.
Dicen que la mejor forma de aprender un nuevo idioma es viajando al lugar donde ese lenguaje es hablado. Que existe un abismo insoslayable entre el aprendizaje a través de los libros o por medio de relatos de otros, y la experiencia vivida en carne propia.
En tiempos de la nueva Ley Nacional de Salud Mental, decidí viajar a la cuna del movimiento que llevó al mundo a repensar la salud, el sufrimiento y la asistencia de quienes poseen padecimientos mentales. Mi objetivo era buscar el espíritu que nació en Trieste y que se desliza en los párrafos de nuestra nueva ley.
Argenis Gimenez, que se denomina “El loco de la pancarta”, ya que lleva un sombrero con una pancarta que dice “Represión en los psiquiátricos”, fue un paciente psiquiátrico de los manicomios venezolanos. Desde su externación se dedica a denunciar en la calles de Venezuela y por diferentes medios -en especial a través de las redes sociales- las condiciones que atraviesa la Salud Mental en Latinoamérica. En su libro Síntesis autobiográfica del loco de la pancarta, se define del siguiente modo:
Como en algunas películas de suspenso, empezaremos por el final. A pesar de toda la producción y la documentación científica, de los consensos internacionales, de la reglamentación de la ley nacional de salud mental, de la existencia de la ley 448 (CABA) de la indiscutible reivindicación de los derechos humanos de los pacientes, de la innegable importancia de los programas comunitarios, en el 2012 se desmanteló en la Ciudad de Buenos Aires un programa de atención comunitaria destinado a niños/as y adolescentes con trastornos mentales severos (PAC, GCABA) perteneciente a la Dirección Adjunta de Salud Mental y con sede en el Centro de Salud Mental Nro. 1. Dicho programa que había comenzado en el 2007, asentaba su trabajo sobre la promoción de los derechos del niño, niña y adolescente (NNyA). El PAC puso énfasis en una mayor inserción social de esos NNyA a partir de una mirada integral e intersectorial que tomara en cuenta la multidimensionalidad de los determinantes sociales de la salud. Para ello fundó su trabajo en la interdisciplinariedad, la Intersectorialidad, la territorialidad, y la integralidad. Centrarse en esa perspectiva de derechos ha incluido accionar tanto en la accesibilidad, como en la equidad en la atención en salud, trabajar en la coordinación y la continuidad del proceso salud/enfermedad/atención, logrando una mejora en la efectividad de los cuidados.
En los últimos diez años una parte significativa de mis prácticas profesionales se ha desarrollado en las casas de las personas-conociendo sus formas de vivir y ocupar esos espacios, recorriendo diversos barrios de la Ciudad de Buenos Aires-. Este hecho configuró una puesta en movimiento concreta, interactuando desde un equipo interdisciplinario, con personas que sufren ciertos padecimientos que les impiden salir de sus casas, y por lo tanto también con sus familias.
…Intento comprenderlo... intento entender...
porque dejan que los principios nobles queden relegados al olvido,
mientras la decadencia se apodera de este mundo tan incierto,
me niego a entenderlo….
Gerard Foz Bosch
El 15 de mayo de 2011 se producía un hecho inédito en la historia española. Ese día un grupo de cuarenta personas acampaban, de forma espontánea y apartidista, en la Puerta del Sol en Madrid, como señal de protesta por la crisis socio-económica que enfrentaba aquel país.
En una reciente comunicación institucional de parte de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), se informa a sus asociados sobre un “hecho histórico” para la institución: "…la de ser la única Sociedad Profesional Evaluadora del Sistema Nacional de Acreditación de Residencias del Equipo de Salud, a cargo de la Dirección Nacional de Capital Humano y Salud Ocupacional del Ministerio de Salud de Nación, en lo que compete a las Residencias de Psiquiatría, Psiquiatría infanto-juvenil y Enfermería Psiquiátrica y de Salud Mental de todo el país".
La historia se remite a la década del ’60 cuando Franco Basaglia comienza a humanizar al hospital psiquiátrico de Gorizia, eliminando toda medida coercitiva y desarrollando el sistema de puertas abiertas. Transferido a Trieste, logra desplegar la reforma con mayor éxito y en 1978 sanciona la LEY 180: se cierran todos los manicomios de Italia, se abren los centros de salud mental y se establece que los tratamientos deben ser voluntarios (la obligatoriedad es una excepción que debe realizarse sólo bajo determinadas condiciones).
En los últimos diez años una parte significativa de mis prácticas profesionales se ha desarrollado en las casas de las personas -conociendo sus formas de vivir y ocupar esos espacios, recorriendo diversos barrios de la Ciudad de Buenos Aires-. Este hecho configuró una puesta en movimiento concreta, interactuando desde un equipo interdisciplinario, con personas que sufren ciertos padecimientos que les impiden salir de sus casas, y por lo tanto también con sus familias.
En la residencia de salud mental tenemos la opción de realizar una experiencia de trabajo desde APS o inclusión social en un espacio del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI) que trabaja con pacientes del sistema de salud mental: El Programa de Integración Comunitaria (PIC).
La lectura de las reflexiones de Scorofitz[1], Vainer[2] y Carpintero[3], algunas de estas compartidas en la Revista Topia, me movilizaron a participar del debate y colocar en juego algunas hipótesis que vengo construyendo hace ya un tiempo.
Franco Rotelli es un psiquiatra italiano. Desde 1971 a 1979 trabajó con Franco Basaglia en la transformación y cierre del manicomio en Trieste. Desde 1980 dirigió el Servicio de Psiquiatría en dicho lugar y continúa el trabajo en la desinstitucionalización hasta la actualidad. Desde 2010 preside la Conferencia permanente para la Salud Mental en el mundo, que asesora a diversos países. La Editorial Topía publicará próximamente su texto Vivir sin manicomios.
El Primer Nodo de Promoción de la Salud, una propuesta integral para tiempos post-manicomiales
En el mes de Abril la Ciudad de Buenos Aires vivió una serie de sucesos inéditos, que por su inesperada irrupción y su extrema contundencia, quedarán para siempre en el recuerdo de muchos.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra