Para aquellos trabajadores del campo de la Salud Mental que inscribimos nuestras prácticas dentro de la opción clínico-política de trabajar por la autonomía del sujeto - tanto individual como colectivo-, la idea de rehabilitación tiene mala prensa. En efecto, es un término que desde su filiación médica designa todo aquello que deberá hacerse en dirección a “volver a habilitar” funciones parcial o totalmente “inhabilitadas”. Remite por lo tanto necesariamente a parámetros de normalidad.
En los últimos años, la revista Topía reflejó mediante diversos artículos, los avances y retrocesos registrados, respecto del necesario proceso de transformación de un modelo de atención, que en Salud Mental continúa vigente en la Ciudad de Buenos Aires. Para ello, resulta determinante establecer políticas de salud mental, enmarcadas por los lineamientos establecidos por tres herramientas legales sancionadas oportunamente: la Constitución de la Ciudad Autónoma (1996), la Ley Básica de Salud (1999) y específicamente, la Ley de Salud Mental N° 448 (2000). La sanción democrática de estas leyes, fue el resultado de intensos debates que formaron parte de un proceso inédito de participación plural en cuanto a la construcción de legalidad social, y que finalmente confluyeron en un claro objetivo: transformar un modelo de atención, decididamente retrógrado en cuanto a su concepción, transgresor de los derechos humanos para los casos de padecimientos graves y severos por un lado y, por otro, incapaz de brindar respuestas integrales a una incesante y progresiva demanda, producto de nuevas y diversas expresiones de padecimiento psíquico.
El artículo propone reubicar el debate de la construcción de espacios de reflexión acerca de las temáticas que están expresamente vinculadas al ámbito de la investigación y la intervención en salud mental intentando aportar algunas reflexiones que considero importantes y que no deben estar ausentes en el debate. Parto de la afirmación que en el campo de la salud mental tanto las investigaciones como las prácticas -intervenciones- deben ser interdisciplinarias. Hablar sin embargo de interdisciplinariedad implica una heterogeneidad no sólo disciplinar, sino de miradas, de posicionamientos.
Continuando con los debates en el campo de la Salud Mental publicamos este importante texto de Franco Basaglia. El mismo fue cedido por la presidenta de la Fundación Franco Basaglia, Maria Grazia Giannichedda, quien también escribió la nota introductoria para situarlo en el contexto de la obra de Basaglia. Este texto es un adelanto para los lectores de nuestra revista, ya que próximamente la editorial Topía publicará una de las últimas obras inéditas en castellano de Franco Basaglia, las Conferencias brasileras.
El nuevo Gobierno de la Ciudad, con Macri-Michetti, y Lemus como Ministro de Salud, prometió efectivizar los nombramientos de más de 2.000 profesionales concursados en los últimos años, y crear turnos vespertinos para un mayor funcionamiento del hospital público. Hasta el momento ha sucedido:
Homofobia es el término difundido popularmente para referirse al odio irracional, prejuicio, aversión, rechazo y discriminación hacia los homosexuales. Sin embargo, cuando se habla de alguien que discrimina a los judíos no se lo cataloga de judeofóbico, sino de antisemita; si la discriminación es en razón de la pertenencia étnica o racial se lo llama racista. Y si se refiere a la aversión hacia el género femenino, se habla de misoginia.
Es frecuente escuchar entre colegas del ámbito de la salud mental cómo la histeria ha cambiado sus formas clínicas en este “nuevo milenio”. Es un hecho cotidiano encontrarse con profesionales que afirman que los síntomas han cambiado de tal forma que las parálisis, las cegueras o los mismos ataques de histero-epilepsia ya no se producen; que fueron propios de otra época. Al hacer la residencia de psiquiatría en un hospital general (Teodoro Álvarez) e interesarme por los pacientes neurológicos que asistían a consultorios externos, rápidamente percibí que en tal caso esos pacientes no llegaban al ámbito geográfico de la salud mental.
Durante los días 6, 7 y 8 de Setiembre del 2007 se realizó en Buenos Aires el 6ª Congreso Argentino de Salud Integral del Adolescente, organizado por la Sociedad Argentina de Pediatría, bajo el lema: “Tejiendo lazos, superando barreras, participando juntos… Para una adolescencia sana en un mundo mejor”
El equipo de la Revista Topía hizo pública una denuncia por la cesantía de dos compañeros. Esta se plasmó en un boletín por internet donde explicábamos cuál había sido la situación en pleno mes de enero de 2008. Esto circuló por diferentes listas como el foro Topía de Cultura y Salud Mental. Las repercusiones llevaron a que se publicara en numerosos medios de difusión (en distintos lugares de internet, comentado en programas de radio y en el diario Página/12).
Este artículo tiene como objetivo compartir una experiencia de trabajo que se viene realizando en la Provincia del Chubut, desde el año 2004 en el área de Salud Mental. Es una experiencia relativamente joven y en pleno proceso, por lo que consideramos importante su difusión como forma de legitimar las acciones puestas en marcha así como la posibilidad de intercambiar y recibir aportes desde otros lugares.
Este año se cumplen los 100 años del nacimiento de Enrique Pichon Rivière. Fue el pionero del psicoanálisis, los abordajes grupales, familiares, la psicología social, la psiquiatría en la Argentina. Este texto de su discípulo Vicente Zito Lema, autor de Conversaciones con Enrique Pichon Rivière (1976), es nuestro homenaje.
Hace muchos años que varios miembros de la redacción de Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría nos conocemos con Alejandro Vainer y que nuestra revista se ha hecho eco de la producción de Topía y hasta, en una época, de su distribución entre nuestros lectores.
El concepto de “salud mental” encierra una polisemia de sentidos. Nos podemos referir a distintos problemas invocando su nombre. Estas líneas intentan diferenciarlos, porque no hablamos de lo mismo cuando hablamos de “salud mental”.
En el número anterior (49) de esta revista, desde el artículo “Un “fundamentalismo” avanza en Salud Mental”, se daba cuenta de las diferentes acciones emprendidas por sectores de la corporación médica hegemónica, esencialmente provenientes de asociaciones psiquiátricas, consagrados a obstaculizar e inhibir el cumplimiento de la Ley 448 de Salud Mental de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Estas reflexiones parten de mi práctica como psicoanalista trabajando con adolescentes en el Servicio de Salud Mental del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Sr. Director: escribo esta carta para sumar mi punto de vista a los ya publicados en la revista que Ud. dirige, a propósito de la problemática relación entre médicos e industria biomédica (farmacéutica y biotecnológica). Indudablemente esta discusión es indispensable tanto hacia adentro de la profesión como de cara a la comunidad a la que el médico está llamado a asistir.
La Dirección de Prevención Social de Vicente López nace en 1985 a partir de un proyecto de Wilbur Grimson(1)(1999: 29 y sig.) y un grupo de profesionales de diversas disciplinas. Su objetivo fundacional fue desarrollar un Programa de Prevención de las Adicciones a nivel local con participación comunitaria que se fue delineando a través de cuatro áreas fundamentales: capacitación, asistencia, programas comunitarios y talleres juveniles.
Este Programa se desarrolla en el seno del MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos), organización social de vivienda y hábitat que promueve el cooperativismo por autogestión y ayuda mutua en la población en situación crítica de hábitat de la Ciudad de Buenos Aires (ocupantes de edificios, inquilinos de hoteles pensión, familias subsidiadas por el G.C.B.A., y trabajadores de bajos ingresos, sindicalizados o vecinos del barrio que han visto sus condiciones de vida deterioradas en las últimas décadas) para acceder a la ciudad y a la vivienda.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra