Vivimos tiempos de incertidumbre. Cualquiera acordará con la frase. Pero… ¿de qué hablamos cuando hablamos de incertidumbre?
Esta pregunta motivó el trabajo de nuestro dossier, donde el tema se aborda desde diferentes perspectivas. En el Editorial, Enrique Carpintero afirma cómo en la antigüedad la magia y la religión mitigaban la ansiedad ante la incertidumbre, mientras que el capitalismo actual ofrece el consumismo de objetos mercancías para paliar la sensación de desvalimiento que provoca. Y sostiene que “hay que diferenciar la certeza de la incertidumbre que promueve la cultura dominante, que nos lleva a la sensación de fragilidad y desvalimiento, de la incerteza de la incertidumbre que permite la búsqueda de una repuesta.”
Las sociedades antiguas inventaron la religión y la magia para mitigar la ansiedad ante la incertidumbre; en la actualidad el capitalismo ofrece el consumismo de objetos mercancías. Esta incertidumbre puede ser hacia el futuro, al no saber qué va a pasar, o hacia el pasado, al no saber qué está pasando; la incertidumbre despierta los fantasmas más primarios producto de la sensación de desvalimiento con que nacemos.
La esperanza activa permite una búsqueda inmanente para encontrar la “alegría de lo necesario” en la potencia de ser
Este año se cumplen 50 años del llamado Mayo del 68. Un momento único en la historia donde parecía que el mundo cambiaría radicalmente. El siguiente texto permite vislumbrar las diversas situaciones sociales, económicas y políticas que fueron la base de los sucesos de mayo en Francia y que atravesaron todo el mundo. El Mayo del 68 no fue un hecho aislado, sino un emergente de la subjetividad de esos momentos, tal como aquí se analiza.
El siguiente fragmento es un adelanto de la nueva edición ampliada de Las Huellas de la Memoria de Enrique Carpintero y Alejandro Vainer, que se publicará en los próximos meses por la Editorial Topía.
En esta década la economía mundial creció a un ritmo prodigioso. El avance de la internacionalización del capitalismo y el desarrollo de la tecnología y la investigación científica fueron decisivos. Como plantea Eric Hobsbawm, empezó a aparecer una economía más trasnacional “es decir, un sistema de actividades económicas para las cuales los estados y sus fronteras no son la estructura básica, sino meras complicaciones. En su formulación extrema, nace una <economía mundial> que en realidad no tiene una base o unos límites territoriales concretos y que determina, o más bien restringe, las posibilidades de actuación incluso de las economías de grandes y poderosos estados.”1
Los países desarrollados tenían lo que se denominaba el “Estado de Bienestar”, con el cual respondían a las influencias de las ideas socialistas en la clase trabajadora
A fines del siglo XIX y principios del XX nos encontramos con la crisis del sujeto liberal capitalista. Un sujeto centrado en sí mismo, racional y consciente de que la revolución industrial con la producción de mercancías permitiría alcanzar la felicidad: se había iniciado un progreso que se consideraba ilimitado. Si Marx plantea la alienación del sujeto en la sociedad capitalista; Freud al descubrir un aparato psíquico sobredeterminado por lo inconsciente pone en evidencia un sujeto escindido, un sujeto pulsional que constituye el malestar que atraviesa la cultura.
El psicoanálisis no fue simplemente tolerado, ya que durante esos primeros años de la revolución trató de encontrar un espacio propio en la lucha para fundar las bases de una nueva organización de la sociedad
La historia oficial construyó un relato donde el Psicoanálisis y la Revolución de Octubre fueron por caminos separados. Una Revolución, que supuestamente abjuró del psicoanálisis. Un Psicoanálisis, que siguiendo las instrucciones de Freud, se opuso a cualquier encuentro con el marxismo.
Sin embargo, la historia fue otra. Este libro pone luz sobre aquellos sucesos que fueron enterrados por las hegemonías. Un conjunto de investigaciones ideadas y compiladas por Enrique Carpintero toman distintos tópicos de lo sucedido en el psicoanálisis atravesado por la Revolución de Octubre. Eduardo Grüner recorre los diferentes momentos de la revolución. Concluye con una lectura actual del fracaso revolucionario: “Y bien, el sueño revolucionario podrá ser ´infantil´. Habrá que hacerlo madurar. Pero dejar que se pierda del todo es someterse al Terror naturalizado como cotidianidad inerme. Para volver aún a Benjamin: si eso gana, ni los muertos van a estar a salvo.” Enrique Carpintero detalla el intenso desarrollo del movimiento psicoanalítico en Rusia antes y luego de la Revolución. Afirma como “en la Sociedad Psicoanalítica de Moscú se forma el primer Instituto de Psicoanálisis del país que fue el tercero en el mundo junto al de Viena y Berlín. Su originalidad estaba dada por ser la única institución mundial sostenida financieramente por el Estado ya que se consideraba que el psicoanálisis podía desempeñar un papel importante en la construcción del socialismo.” Alejandro Vainer relata los efectos de la Revolución Rusa en Europa donde rompe con el mito de la historia oficial, cuando dice que el psicoanálisis comenzó exclusivamente como una práctica para señoras burguesas de la Viena victoriana, silenciando la práctica gratuita en los llamados Policlínicos en la década del ´20. Juan Carlos Volnovich en “Sabina Spilrein. Expropiación intelectual en la historia del psicoanálisis” relata la vida de esta psicoanalista que fue la primera mujer que produjo un impacto teórico significativo en la historia del psicoanálisis, quien luego de la Revolución, vivió y trabajó en la Unión Soviética. Hernán Scorofitz plantea como Trotsky comienza a interesarse por la obra freudiana desde los años inmediatos posteriores a la Revolución de 1905 en su exilio vienés. Sin embargo, detalla cómo la devoción de Trotsky con Freud nunca fue un “amor correspondido”. En el Apéndice transcribimos el “Prólogo a la traducción rusa de Más allá del principio del placer de Freud” escrito en 1925 por Lev Vygotski y Alexander Luria. Este texto fue traducido por Juan Duarte, quien en la introducción presenta la importancia de ambos autores.
¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad
¿Qué ves? Incluido en el disco La era de la boludez. Divididos, 1993
La posverdad aparece por todos lados. Una palabra que circula cotidianamente en los medios de comunicación. Tanto es así, que en diciembre próximo se la incluirá en el Diccionario de la Real Academia Española como sustantivo. Aún no han fijado su significado, pero su Director, en una conferencia, señaló que se refiere a aquella información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, “sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público”.
Un nuevo neologismo encubridor aparece mencionado repetidamente en los medios de comunicación: “posverdad”. Éste alude a la distancia cada vez mayor entre los discursos de los políticos y los hechos reales que producen, ya que estos últimos influyen menos en la opinión pública que los llamados a la emoción y la creencia personal. Esto no es nuevo en la historia de la humanidad. De allí la pregunta acerca de su sentido.
Las identificaciones de clase, género y generación se encubren para establecer la fuerza de las identificaciones en las que se está como ganador o perdedor según la lógica del mercado
Con este título tomamos la consigna con que Memoria, Verdad y Justicia participa en la marcha del 24 de marzo. Durante los últimos tiempos se ha cuestionado el número de desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Este hecho tiene profundas implicancias que van más allá de discutir el número. Cuando se pone en cuestión el número de desaparecidos, se está afirmando que no hubo un genocidio. Esta postura a lo largo de la historia se ha denominado “negacionismo”, y se refiere a cuando se niega un genocidio efectivamente ocurrido. Por ejemplo, sería claro que quien comenzara a poner en duda el número de muertos de la Shoah no hace más que negar el genocidio.
El dinero es una relación de poder sobre las personas y las cosas. Siempre fue un símbolo, un hecho cultural sostenido en la creencia de sus emisores. De allí su carácter fantástico donde puede ser visto como “la representación del diablo” o, por lo contrario, ser elevado a la categoría de un dios al cual se le ofrecen todos los sacrificios necesarios.
Si recorremos brevemente la historia del dinero, tenemos que diferenciar tres etapas: 1º) Al inicio tiene un origen en los ritos religiosos como sustituto de las ofrendas sacrificiales en honor a los dioses; 2º) En el Renacimiento se lo intenta transformar en una pasión compensadora para enfrentar las pasiones destructivas y peligrosas del ser humano y 3º) El dinero en el capitalismo se presenta como un fetiche-mercancía autónomo de las relaciones sociales hasta llegar a su estado actual de virtualización.
La asociación establecida por Freud entre las heces y el dinero, la podemos encontrar en datos de la antropología. Símbolos, leyendas y ritos religiosos recuerdan como se le ha adjudicado a las heces una relación con el oro y el dinero
El arquitecto Paul Virilio formulaba hace un tiempo la idea de “ciudad pánico”. El terror nos recorre y ha sido ya naturalizado. Esto implica que la civilización actual (con todas sus diferencias en el planeta) no funciona de sostén -espacio-soporte-, sino que promueve la amenaza cotidiana. La desestructuración subjetiva toma la forma de pánico. Las salidas pueden ser varias, bien la paranoia, bien la ilusión de un consumismo que brinde una ilusoria seguridad que dura mucho menos que las cuotas.
La ciudad, debido a la gran concentración de sus habitantes, muestra espacialmente lo que se inscribe en la subjetividad de quienes la habitan. En la ciudad actual prevalece lo privado sobre lo público y el individualismo utilitario sobre el trato solidario.
Muchas noticias que aparecen en los medios de comunicación muestran el malestar que atraviesa la actualidad de nuestra cultura. Algunas son ejemplos paradigmáticos de una subjetividad construida en el individualismo de una sociedad que ha generado nuevos tabúes. Entre ellos la vejez y la muerte.
¿El neoliberalismo ha vuelto? El capitalismo nunca se fue y atraviesa nuestros cuerpos. El problema es hasta donde avanzó. “Es más fácil pensar el fin del mundo que el fin del capitalismo” ironiza Fredric Jameson. La profundización de la hegemonía del capitalismo actual cala de distintos modos en la subjetividad de hoy. Ocupa todo nuestro horizonte y parece haberse convertido tanto en una usina de injusticias como en el único mundo posible.
Algunos prefieren llamar este momento “neoliberalismo”, para confrontarlo con otras formas posibles dentro del capitalismo. Hace un tiempo fueron opciones de “capitalismo con rostro humano”, la “tercera vía”. Más cerca, el llamado “progresismo” o “populismo”, que está mostrando su fracaso en distintos lugares del planeta. Por supuesto, desde ese lugar, la culpa la tiene el neoliberalismo y no las propias limitaciones de dichos proyectos.
Lo que se denomina neoliberalismo define las formas actuales en que el capitalismo ejerce su dominación. Para ello construye una subjetividad sometida al capital donde naturaliza sus características presentando su política económica ajena a intereses particulares, es decir, desvinculándola de cualquier referencia a las relaciones de producción; no hay modo de producción capitalista y su obvio conflicto de clases, género y generación.
Cuando Freud escribe su trabajo Recuerdo, Repetición y elaboración (1914) aparece un nuevo concepto que denomina “agieren” (actuación). En inglés fue traducido como “acting out”. Define “agieren” como una “repetición” en oposición con la capacidad de recordar; es “un empuje a repetir el pasado infantil en acto sin recordarlo”. Es decir, en el análisis el sujeto revive “experiencias emocionales reprimidas de la infancia” en la figura del analista o con aspectos del encuadre.
Para esta segunda edición se hicieron algunas notas aclaratorias referidas a la actualización de datos estadísticos. Además, creímos importante agregar un capítulo final sobre la crueldad del poder. Nos remitimos a la obra de teatro Saverio el cruel de Roberto Arlt porque nos permite exponer algunas cuestiones que llegan hasta la actualidad: los sueños de poder, la manipulación de las creencias, la lógica de la confabulación y la ficción de los hechos.
Nuevo año, nuevo gobierno, nuevos ajustes. No es una situación de excepcionalidad argentina. El mundo está dando una nueva vuelta de tuerca hacia la profundización de la etapa neoliberal del capitalismo. Sus avances dependen de las luchas sostenidas en cada lugar y sector de la sociedad.
El campo de Salud Mental no es ajeno a esta situación. No es posible pensarlo por fuera del campo de Salud y de la sociedad. Por eso, desde estas páginas, insistimos en que sólo con la socialización de la Salud será posible avanzar definitivamente en las transformaciones necesarias del campo de Salud Mental.
Quisiera hacer un breve comentario sobre la memoria. Actualmente hay un cuestionamiento de la memoria en tanto ésta se encuentra atrapada por la subjetividad de quien la emite. Como si la historia se pudiera hacer sin la memoria. O, lo que es peor aún, como si en la historia y en la memoria no se jugara una lucha de poder.
Para rescatar la importancia de la memoria Paolo Montesperelli señala que en uno de los relatos de Voltaire, éste imagina una controversia entre Descartes y Locke. Para el primero la memoria es insignificante en el plano metafísico, porque todas las ideas se encuentran en el alma desde el nacimiento. Para Locke, por el contrario, la memoria es importante porque almacena las impresiones de los sentidos (Sociología de la memoria, editorial Claves, Buenos aires, 2003). Alrededor de estos dos protagonistas se dividen las opiniones hasta el presente. Sin embargo, para dirimir esta controversia intervienen las hijas de Mnemósine, diosa de la memoria; éstas deciden cancelar por unos días toda forma de memoria en los seres humanos. De esta manera arrojan a la humanidad a un caos donde la gente olvida las cosas más elementales y se pierde toda forma de inhibición. En definitiva, la propia supervivencia de la sociedad se ve en peligro. Una vez hecha la demostración restauran la memoria y todos -excepto, quizás Descartes- reconocen la importancia de la memoria.
El análisis es una experiencia. Esta experiencia se llama transferencia, donde no solo está el cuerpo del paciente, sino también el del terapeuta que lo implica en la contratransferencia. De esta manera se constituye la situación analítica ya que se instaura un espacio virtual de la cura que permite soportar la emergencia de lo pulsional. Esto que llamo espacio-soporte tiene un orden de realidad peculiar que debe ser entendido, desde una doble inscripción, como metafórica y al mismo tiempo libidinal y se configura a partir del establecimiento de un marco de referencia (encuadre). Este permite el funcionamiento del dispositivo analítico en el cual la relación terapéutica se define como relación cuerpo a cuerpo. Allí se deja hablar al cuerpo donde éste no habla de sí mismo, y el terapeuta habla también desde un cuerpo atravesado por la red de significaciones que se juegan en la contratransferencia-transferencia.
La transferencia se manifiesta tardíamente en la obra de Freud y lo hace en el desarrollo de una teoría y una técnica ya constituidas. Pero no sólo en la historia del psicoanálisis la transferencia está en segundo lugar, sino también en el tratamiento analítico.
Nuestra revista cumple 25 años. Además de celebrar este aniversario, queremos detenernos para ver el camino recorrido y relanzar propuestas.
Durante todos estos años, Topía es fruto de la producción de un colectivo de trabajo y un conjunto de lectores de distintos lugares del mundo. No solamente son 75 números, un sitio de internet y una editorial con más de 100 libros publicados. Esos son números fríos. Tampoco solamente los premios recibidos en todos estos años. Topía implica espacios que implican proyectos frente a una cultura del sometimiento. Es por ello que en algún momento la definimos como una “una revista de pensamiento crítico donde el psicoanálisis se encuentra con la actualidad de la cultura.” Y en este momento llamamos Territorio de Pensamiento Crítico.
En este número nuestra revista cumple 25 años. De allí que quiero recorrer algunas ideas que fueron apareciendo como notas editoriales durante estos años referidas a los procesos de subjetivación en la actualidad de nuestra cultura.
En el editorial del primer número señalaba: “El hecho de iniciar una publicación que dé cuenta de la teoría y la práctica del psicoanálisis juntamente con el análisis de los problemas que presenta la actualidad de nuestra cultura, es porque pensamos que no es posible entender las crisis individuales, familiares o institucionales por fuera de una cultura que también esta en crisis.” Esto implica una toma de posición en relación a entender que la subjetividad se construye en la intersubjetividad en el interior de una cultura. Dicho de otra manera, la singularidad da cuenta de simbolizaciones que son histórico-sociales. Lo singular lo entendemos desde un plural: cuando nacemos somos singulares en potencia ya que necesitamos de un Primer otro para que nos encontremos con otros otros.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra