Este trabajo intenta reflexionar e indagar sobre un tema muy actual, referido a los efectos psíquicos que producen los cambios culturales asociados a las nuevas tecnologías, ya que el mundo tecnológico parece constituirse cada vez más como mediador en la organización intersubjetiva.
El presente trabajo apareció en el último número de la revista de México "Subjetividad y Cultura". Esta es una revista semestral cuyos directores son Mario Campuzano, Enrique Guinsberg y Miguel Matrajt. Direccion: Edificio 22 Depto. 904 Villa Olimpica - Delegacion Tlalpan 14020 Mexico DF Fax: (52-5) 659-7262 Correo Electronico: matrajt [at] planet.com.mx
En 1913 Freud escribía y publicaba “El interés por el psicoanálisis”, texto en el cual intentaba dar cuenta, precisamente, del interés que reviste el corpus teórico psicoanalítico no solo para la psicología sino también para otras disciplinas científicas tales como la historia, la sociología o la pedagogía.
Diego Golombek es Doctor en Biología. Actualmente es profesor en la Universidad de Quilmes e investigador del CONICET. Dirige el laboratorio de cronobiología de la Universidad de Quilmes. Autor de numerosos artículos y libros, entre los cuales se destacan Cronobiología humana (2002); Demoliendo papers (2005) y Cavernas y palacios: en busca de la conciencia en el cerebro (2008).
El alma y el cuerpo son un solo y mismo individuo, al que se concibe ya bajo el atributo del Pensamiento ya bajo el atributo de la Extensión.
Baruch Spinoza, Ética
SEGUNDAS JORNADAS PROVINCIALES DE ACTUALIZACIÓN EN ADOLESCENCIA"SUBJETIVIDAD ADOLESCENTE, ESCENARIOS ACTUALES
DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS EN EDUCACIÓN, JUSTICIA Y SALUD"
GUALEGUAY – ENTRE RIOS
En el 2007 se produce un hecho histórico: es la primera vez en la historia de la humanidad que viven más habitantes en las grandes ciudades que en zonas rurales. Sin embargo cada día se hace más difícil vivir en la ciudad del capitalismo mundializado. Paul Virilio habla de la ciudad pánico. La fragmentación social que aparece en el desarrollo urbano muestra espacialmente lo que se inscribe simbólicamente en la subjetividad de aquéllos que la habitan. Desde el poder se genera esta violencia simbólica que enmarca nuestra identidad y legitima nuestras conductas en la afirmación individual no como una posible autonomía, sino como un yo hermético, sin fronteras, en cuyo espacio no entra nadie más y su cumplimiento es el encierro narcisista. En estas circunstancias el yo-soporte es dominado porlas pulsiones destructivas y autodestructivas produciendo los síntomas característicos de nuestra época
La cuestión acerca de si enfrentamos nuevas formas de subjetividad y las respuestas posibles al respecto se manifiestan, de forma abierta o larvada en nuestros intercambios, cuando nos preguntamos si las herramientas que hemos adquirido en nuestros años de formación y el legado que recibimos de más de un siglo de psicoanálisis, son fecundos para encarar nuestra práctica actual.
Como afirmábamos en anteriores editoriales el poder no se agota en los aparatos de funcionamiento del Estado, los partidos políticos y los grupos económicos sino fundamentalmente se encuentra en cómo se relacionan los sujetos en la sociedad. En este sentido la fortaleza del poder no está solamente afuera ya que también la encontramos en nosotros mismos organizando nuestra subjetividad en identidades adecuadas a las formas de las clases dominantes. Por ello, como plantea León Rozitchner,
Distinguir agente, experiencia y materia tanto en la cultura, en la sociedad, como en el psicoanálisis es y ha sido el trabajo que subyace a toda elaboración en estos tres ámbitos. Una subjetividad que se relaciona con una objetividad y lo que surge de esta relación, pero cómo se concibe esta subjetividad o mejor dicho, la posibilidad de afirmar una subjetividad es el tema de este artículo.
Tanto la entidad familia como la entidad Estado tienen presencia material. Pero no se puede afirmar que el Estado contemporáneo opera a imagen y semejanza del que se concibió en los orígenes de su ser –el Estado Nacional (EN). Así sucede con el paradigma familiar. ¿Por qué? Como ha sido dicho, el EN ha desertado de sus funciones de surtidor material y de supuestos subjetivos1 y la subjetividad contemporánea se piensa sin la realidad que fue columna vertebral de la subjetividad ciudadana y le dio sustancia. Ésta se producía primariamente en el seno de la familia nuclear burguesa (Fnb).
Entre sus prodigiosas historias cortas, OHenry publicó sobre el final del siglo XIX uno de los mejores, esenciales y menos conocidos relatos amorosos. Una joven pareja, tan pobre como feliz, según la convención de los cuentos morales, se aproximaba silenciosamente preocupada a la fecha del aniversario de bodas. La vida de sacrificio exaltaba el vínculo, y el anhelo de regalarse sobre el fondo de la pobreza era testimonio del amor. Como emblemas del romance, el admiraba la hermosa cabellera de ella y ella el hermoso reloj sin cadena del esposo. En el intercambio de regalos del gran día, desenvuelven una cadena para el reloj y una redecilla para el pelo, pero advierten dolorosamente que para comprar sus regalos el había vendido el reloj y ella su precioso cabello. La hermosa y patética historia ejemplifica, como ninguna otra, la esencial ausencia de complementariedad del amor, el desencuentro como destino, la central escasez que Jacques Lacan había descripto, casi como lo prefigura este relato, como “dar lo que no se tiene y entregar lo que falta “.
Que el ser humano cambia históricamente, que la representación de sí mismo y de su realidad no se mantiene estrictamente en los términos con los que fuera pensado por el psicoanálisis de los comienzos, no hay duda. Insisto, no tan en broma, que si a las histéricas del siglo XIX se les quedaba la pierna dura por el deseo inconfesable de caminar hacia el cuñado, nuestras histéricas de hoy padecen colapsos narcisistas cuando sus cuñados no les otorgan crédito sexual.
Hace años que vengo sosteniendo que los psicoanalistas no pueden dejar de lado la dimensión política cuando hacen una práctica social. Dar cuenta de esta cuestión resuelve tanto problemas éticos como técnicos cuando un psicoanalista se involucra a operar en el campo de lo colectivo. Facilitar o asesorar en la transformación de un grupo o institución es comprometerse en la dirección de esa transformación. Eso es un compromiso político. Dar cuenta de ello es un compromiso ético. La tan mentada neutralidad del analista funcionaría como resistencia a esa transformación.
“Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir.
“En Freud se trataría de explicar la estructura subjetiva como una organización racional del cuerpo pulsional por imperio de la forma social. Si cada uno de nosotros ha sido constituido por el sistema de producción histórico, es evidente que el aparato psíquico no hace sino reproducir y organizar ese ámbito individual, la propia corporeidad, como adecuado al sistema para poder vivir y ser dentro de él. Muchas de las explicaciones que desarrolla Freud se basan en modelos de las instituciones represivas sociales interiorizadas: la policía, los militares, la religión, la economía, la familia.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra