¿Qué nos está dejando la pandemia en la familia? La pregunta es de una amplitud inabarcable para la observación del fenómeno y para examinar sus consecuencias. La dificultad proviene de -por lo menos- tres condiciones.
La primera es que el psicoanálisis, que trabaja con conceptos teóricos que pretenden ser generales, se encuentra con singularidades a las que estos conceptos no se pueden aplicar en forma directa. Esto ocurre con varias de las expresiones que se han producido y se siguen produciendo a raíz de la pandemia. Al mismo tiempo, carecemos del lapso de observación escrupulosa y detallada necesaria para identificar las manifestaciones que ha generado en la vida de la familia para comprobar si nuestras teorías amplían y enriquecen nuestra comprensión de este momento histórico.
Ante todo, una petición de principio: en su mayor parte, este ensayo consiste en una suposición y en una tesis. A su vez, toda la suposición que se expondrá en las siguientes páginas reside en la justificación de la tesis. Pues bien, ¿en qué consiste tal conjetura? ¿Qué es lo que se supone?
Si bien muchas teorías científicas se asientan sobre hipótesis inverificables en su materialidad –aunque sí en sus efectos-, la incidencia especulativa aquí presentada, queda –incluso- restringida a unos pocos elementos, sólo a aquellos que serán abordados en los puntos que siguen.
A pesar que para la representación humana la terquedad material no es un escollo, nos centraremos en resaltar los eventos de algunos factores socio-históricos con los que Freud tuvo que ver directa o indirectamente, e intentaremos inferir su inadvertida inclusión en la teoría freudiana. Sólo se intenta realizar un movimiento -casi lúdico- con la teoría vinculada a la historia, para lo cual estamos invitados a salir al exterior del cerco específico del Psicoanálisis. Pero antes, veamos desde dónde partimos revisando algunos conceptos acuñados por Freud para nuestra disciplina.
¿Cómo trabajar en la clínica psicoanalítica el encierro narcisista? Ante esta pregunta abierta sobre una cuestión tan vasta, que ha promovido a su vez intervenciones de lo más diversas, trataremos de circunscribir algunas –pocas- generalidades que operen como referencias posibles con el objeto de establecer una comprensión conjunta sobre el asunto propuesto
Cuando se habla de patología, suele permanecer implícita la definición de un término que se le opone: el de normalidad. ¿Cómo se definen estos términos? ¿Qué relaciones guardan entre sí?
La neutralidad y la abstinencia parecen se dos rasgos generales extendidos entre las disciplinas con pretensión de cientificidad. Ambos, están hoy en problemas, sobre todo respecto de las prácticas disciplinarias. Una de las poderosas razones referidas a estas tribulaciones reside en que el siglo XX dio por tierra con la objetividad absoluta no sólo de las nuevas disciplinas sino que también con la de aquellas que ya habían sido construidas. Este hecho se verificó en las ciencias llamadas “blandas” y también en la física y en las matemáticas.
Abstinencia y neutralidad vs. compromiso e implicación
Abstinencia. Principio según el cual la cura psicoanalítica debe ser dirigida de tal forma que el paciente encuentre el mínimo de satisfacciones sustitutivas de sus síntomas. Para el analista, ello implica la norma de no satisfacer las demandas del paciente ni desempeñar los papeles que éste tiende a imponerle.
Neutralidad. El analista debe ser neutral en cuanto a los valores religiosos, morales y sociales, es decir, no dirigir la cura en función de un ideal cualquiera, y abstenerse a todo consejo; neutral con respecto a las manifestaciones transferenciales... neutral en cuanto al discurso del analizado, es decir, no conceder a priori una importancia preferente, en virtud de prejuicios teóricos, a un determinado fragmento o a un determinado tipo de significaciones.
Tanto la entidad familia como la entidad Estado tienen presencia material. Pero no se puede afirmar que el Estado contemporáneo opera a imagen y semejanza del que se concibió en los orígenes de su ser –el Estado Nacional (EN). Así sucede con el paradigma familiar. ¿Por qué? Como ha sido dicho, el EN ha desertado de sus funciones de surtidor material y de supuestos subjetivos1 y la subjetividad contemporánea se piensa sin la realidad que fue columna vertebral de la subjetividad ciudadana y le dio sustancia. Ésta se producía primariamente en el seno de la familia nuclear burguesa (Fnb).
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra