Hace casi 250 años Rousseau dio a entender que cuando la humanidad se alejó de su hábitat natural, se convirtió en un producto social. Marx y Engels estudiaron el surgimiento y evolución de las primitivas sociedades como un proceso, partiendo de la necesidad de protegerse y sobrevivir. A la vez el humano produce cultura y es producido por ella como ser social.
En los Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001 se vive una situación de intimidación política y profunda corrupción. Tratando de encontrar una forma de entender esta coyuntura comencé reflexionar sobre las experiencias que atravesaron varios de los psicoanalistas latinoamericanos que conozco; ellos durante años vivieron inmersos en la cultura del terror creada por el terrorismo de Estado de los años 1960-80 y hoy en día padecen las crisis económicas y la terrible violencia social que son producto de las políticas neoliberales que impunemente marcan el paso de estos países.
El sábado 25 de octubre se realizó la exposición de Nancy Caro Hollander organizada por la revista Topía en el Centro Cultural de Artes y Oficios de la fábrica recuperada Grissinopoli.
Sirva, en principio, este acotado relato para resumir la acepción general de lo que suele llamarse: “crisis de representación”. Es decir: en una sociedad harta del engaño de sus supuestos representantes políticos todo aquel que pretenda hablar desde ese conjunto llamado “partido”, es asociado con el engaño. Nadie tiene derecho de decir que representa al ciudadano engañado. Engaño que incluye el autoengaño, lo que no es un dato menor. “¿Cómo pude votarlo?”, se preguntará en la intimidad. “Yo no lo voté”, dirá ante sus amigos. Sus íntimas razones para haberlo hecho son vividas como una mezquindad inconfesable. En la contradicción entre sus reparos morales y algunos de sus intereses privados, habrá triunfado la ética del capital.
En Argentina, a partir de diciembre 2001, la idea de representación política se volatilizó: los ciudadanos van ellos mismos a deliberar, mediante nuevas formas políticas - asambleas -, sumadas a las preexistentes - piquetes - , hallando también nuevos modos de protesta - cacerolazos y escraches generalizados -. Esto coexiste con las formas tradicionales que obedecen al sistema representativo. Queda así subvertida la Constitución Nacional allí donde dice que el pueblo no delibera ni gobierna sino a traves de sus representantes.
Una aproximación al tema exige diferenciar a la pasión del capricho ,el arrebato,el impulso y aún la adicción.Esta diferenciación tiene tanta importancia como la que se establece entre el deseo- tal como es pensado desde el psicoanálisis -y su mala caricatura:las ganas La tendencia a confundir estos conceptos tiene su origen en la tradición filosófica occidental que opuso los conceptos de pasión y razón y que niveló tendenciosamente a la pasión con las emociones,los apetitos y las compulsiones.Desde el racionalismo,en líneas generales,la pasión fue considerada como una expresión humana s
Algunas cuestiones generales:
Dada la importancia que tiene la mano que sujeta la cámara, el ojo y el cerebro que la dirigen, convendría más bien hablar de ciertos cineastas no sólo como artistas sino también como historiadores y políticos. De modo que todo acontecimiento no llega al espectador sino después de pasar por un “filtro” cinematográfico, un determinado montaje.
Introducción
El aspecto más sorprendente de los sistemas electorales occidentales es la brecha entre el acto del sufragio y el ejercicio del poder político. En los últimos 20 años, a pesar de realizar elecciones periódicamente, los gobiernos han sancionado leyes que transfieren la propiedad pública a los monopolios privados, han facilitado el crecimiento de vastas desigualdades socioeconómicas entre el capital y la mano de obra, han cambiado de la tributación progresiva a la regresiva, han eliminado programas de bienestar social y aumentado los subsidios gubernamentales al capital.
Foucault dice que la historia tiene sentido para un intelectual cuando la resignifica en el presente del social histórico. Cuando la recontextualiza. Hemos sufrido los Argentinos de un Terrorismo de Estado feroz. Sería imperdonable olvidar las víctimas y las maquinarias represivas utilizadas por el gobierno militar. Punto final – obediencia debida e indulto han sido las respuestas de los gobiernos democráticos.
Esta entrevista fue realizada por Jean Liberman y publicada en le Nouveau Politis 434, número de marzo 1997. Castoriadis, filósofo, psicoanalista, pensador de la sociedad, fue cofundador del grupo "Socialismo o barbarie", de notable influencia en los hechos de Mayo del '68; crítico hacia la URSS y el marxismo, inspirador de Solidaridad en Inglaterra y Polonia, propulsor del proyecto de sociedad autónoma, firmante del llamamiento a la desobediencia civil contra la ley Debré, etc.
El dossier del que forma parte este escrito se llama los destinos del placer en la cultura actual. La posición que quiero sostener no es compleja: las doctrinas actualmente hegemónicas sobre el placer excluyen de antemano la posibilidad intrínsecamente placentera de la subjetivación política. Sin embargo, exige dos aclaraciones sumarias para evitar entorpecimientos previsibles en la lectura. La primera es una disculpa: en el argumento que sigue, el término placer se usa sólo como palabra, desprovista de las exquiciteces técnicas que rodean al principio de placer.
La violencia política se ejerce -desde el Estado o cualquier otro centro de poder- sobre todo el cuerpo social, que es violentado en su totalidad cuando desde allí se vulnera a cualquiera de las personas que lo constituyen.
En agosto de 1997, el gobierno argentino está haciendo tratar en el parlamento un proyecto de Ley que trata sobre ética pública. Creo que el mismo es absolutamente saludable, pero me queda un intríngulis atravesado en la garganta. Acaso el tener que hacer una legislación al respecto, ¿ no es una forma de reconocer que en el manejo de la res pública no existe transparencia ética ?.
LOS 40 León Gieco, en un reportaje, relataba la conversación que tuvo con un taxista: Grande León, vos sí que seguís yendo al frente, le dijo el taxista. ¿Y vos?, le preguntó. No...lo que pasa es que me casé, tengo chicos viste?... Para sus adentros Gieco seguramente pensó ¿y que tiene que ver una cosa con la otra?
¿Qué nos ha pasado?
"Delincuencia y Política", "Políticos y Delincuentes", "La Política y los Delincuentes", "Delincuencia y/o Política", etc., son algunos de los muchos títulos que se me ocurrieron para realizar esta nota. El uso de la vigesimoséptima letra del alfabeto ("y") significa aplicar una conjunción copulativa que hace que el sentido -como el de toda cópula- sea de unión necesaria, casi "carnal" como son las relaciones diplomáticas de Argentina con los mandantes de los EE.UU.
Una larga y estrecha asociación une al crimen con la política. Esta asociación se halla en el lenguaje corriente, en la sospecha colectiva y en los atributos persistentes del sentido común. Mucho menos se halla en la reflexión de los tratadistas o politólogos. Como si no existiese una posibilidad cierta de reunir en categorías de indagación y reconocimiento a estos hechos de dominio espontáneo en la lengua coloquial, periodística o familiar.
El significado de la palabra política está íntimamente ligado a la genealogía de la cultura occidental: política: discurso y práctica de la polis. Y en esta acepción original, lo primero que emerge como referencia es el espacio, tanto teórico como fáctico de ese discurso y de esa práctica, es decir, la Ciudad como su escenario privilegiado, con toda la carga que supone el desplazamiento metafórico de un término propio del lenguaje teatral al discurso sociohistórico.
Desde hace cinco años (1992), los argentinos vivimos al amparo de la convertibilidad cambiaria. Bajo ese manto de alegrías es que votamos una reforma constitucional (incluida reelección) y le agradecimos a Menem haber inventado el voto cuota. Obvio es que tuvimos un sinnúmero de elecciones de legisladores, gobernadores, intendentes y hasta barrenderos, haciéndolo siempre bajo la advocación de la Santa Convertibilidad.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra