En general, dentro de las prácticas del psicoanálisis, las contradicciones teóricas son tardíamente detectadas y, cuando lo son, coexisten como si no fuera un problema. Esto es lo que ocurre con la conceptualización del Complejo de Edipo y de castración en relación a las nuevas formas de procesamiento simbólicos referidas a la diferencia sexual y de género. Algunos autores fueron aportando lecturas parciales sobre este tema1 en el cual se inscribe el artículo sobre “la crisis del mito de Edipo patriarcal”.2 Pretendemos seguir afirmando algunas de sus ideas desde otra perspectiva.
Para Freud el mito expresa “tendencias primitivas” y “arcaicas” muy profundas de los seres humanos. No lo puede pensar como un modo social que da cuenta de lo mítico-histórico-político cuyas variaciones enuncian las relaciones de poder de la cultura hegemónica
Sedimentos. Somos sedimentos de migajas de identificaciones con los otros que nos rodean a lo largo de nuestra vida. Nuestros Primeros otros, los segundos, los terceros y tantos más van dejando huellas libidinales, en su mayor parte inconcientes, en nuestros cuerpos. En todos nuestros cuerpos. Nuestros otros son fundantes no sólo de nuestro psiquismo, sino de toda nuestra corposubjetividad, tal como conceptualiza Enrique Carpintero. Los Primeros otros, que son espacio soporte de la muerte como pulsión y permiten soportar el desvalimiento originario que nos hace humanos. Los siguientes otros, a lo largo de la vida, también cumplirán esa función además de las diversas variantes de los juegos del Eros. Y a lo largo de ese camino van quedando huellas en nuestros cuerpos.
Nuestros otros dan forma a nuestra corposubjetividad. A lo largo de la vida. Cada crisis esparce las pizcas de identificaciones y permite reorganizaciones caleidoscópicas
La subjetividad es un ensamblado complejo e indisociable de los enlaces con los otros, desde el primer aliento vital hasta el último. Se construye en el seno de múltiples condiciones de producción, tanto vinculares como sociohistóricas, en una trama en la que sujeto, vínculo y cultura se enhebran y continúan entretejiendo a lo largo de la vida.
Será a lo largo de un creciente proceso de complejización psíquica que el pasaje de la fusión inicial irá posibilitando la simbolización de la propia singularidad y, a la vez, el acceso a la alteridad de los demás
Esta frase de Freud en respuesta a Einstein sobre si era posible evitar las guerras, da cuenta del pesimismo respecto de que pudiera erradicarse la violencia y el odio en la convivencia entre seres humanos.
Sostiene que a través del fenómeno que llamó “narcisismo de las pequeñas diferencias” se produce “una satisfacción cómoda e inofensiva de la inclinación agresiva, por cuyo intermedio se facilita la cohesión de los miembros de la comunidad”1, siendo complementarios el amor y la solidaridad hacia los pares, y la agresión y el odio hacia los diferentes.
En nuestras sociedades (cis-heteronormativas) en particular, el dispositivo de masculinidad (hegemónica) implica, además, el rechazo de todo lo que tiene que ver con lo considerado “femenino”
El 23 de octubre falleció Vicente Galli. Tuvo una larga y destacada trayectoria en el campo del psicoanálisis y la Salud Mental en la Argentina. Comenzó siendo parte de la experiencia del Lanús a principios de los ’60. Allí fue Jefe de Consultorios Externos del Servicio de Psicopatología. A la vuelta de la democracia fue Director Nacional de Salud Mental (1983-1989). También fue Profesor Titular del Departamento Salud Mental de la Facultad de Medicina (UBA), entre 1987 y 2004. Y un largo recorrido como psicoanalista, siendo miembro fundador de la Sociedad Argentina de Psicoanálisis (SAP).
…dice Johann Hari, que no es médico ni psicoanalista. Es un periodista británico que ha hecho una lúcida investigación sobre (el fracaso de) la guerra contra las drogas. En el marco de esta investigación, Hari se adentra en el estudio del fenómeno mismo de la adicción, tomando testimonios de distintos especialistas e investigadores, atreviéndose a interpelar las teorías dominantes respecto de los causales de la adicción.
Alexander concluye entonces que “no es la droga lo que provoca la conducta nociva: es el ambiente. […] La adicción no es una enfermedad, es una adaptación. La adicción no está en ti, está en la jaula donde vives.”
La música desde una perspectiva psicoanalítica es un abordaje demasiado arriesgado. Ni Freud ni Lacan tuvieron mucho que decir al respecto. Freud, directamente sentía rechazo por la música, interesantísima cuestión aledaña habiendo sido él un hombre de muy vasta cultura y habiendo nacido en la Viena del siglo XIX, que es como decir que nació en una cuna musical. (1) Lacan, por su parte, dejó la cuestión para un futuro que luego no advino. Por ese campo vacío de mojones y referencias, y para peor, minado de extrañas pasiones e ideas insólitas que priman sobre la música en los tiempos de los multimedia, intentaremos avanzar. En principio, lo que se hace imprescindible para este abordaje, es trazar una línea gruesa, señalar una división taxativa entre dos aspectos bien diferentes a considerar: por un lado, lo que la música es para los cánones propios del arte y de los cuales podemos tomar nota en los estudios musicológicos – cuál es su interior, su secreto, sus tensiones inherentes, etc. – y por otro, lo que la música opera o implica en un sujeto oyente, o para mejor decir, en cada sujeto oyente.
Los sonidos no tienen representación simbólica ni imaginaria. Cada sujeto podrá organizar su mundo privado de fantasías al escuchar música, pero esas construcciones no dependen de ninguna condición prefigurada de los sonidos
La popularidad adquirida por la transitada afirmación atribuida tanto a Frederick Jameson como a Slavok Zizek - “es más fácil pensar en el fin del mundo que pensar en el fin del Capitalismo”- impone reconocer el fuerte impacto de “verdad” que revela y, al mismo tiempo, la intención que oculta.
Sí. Es posible pensar en el fin del capitalismo. Lo que se hace difícil es imaginar el inicio de un mundo revolucionado, habitado y organizado en base a un sistema diferente al sistema capitalista, sea este socialista o vaya uno a saber cómo se llame.
En una sociedad como la nuestra -dominada por un proyecto de exterminio, consagrada a inmolarse para glorificar el Capital-, el discurso del “Otro” absoluto se inscribe en el inconsciente como deseo de muerte
Esta época es la época de la revisión de los mitos más que de su recuperación. En cuanto a la cultura en general, podríamos decir, por ejemplo, que es la época en la que cayó el mito del amor romántico. No porque se haya acabado el romance (menos mal que no), pero sí la representación del amor que hizo de nuestras historias trama de idealizaciones con sus consiguientes sumisiones y derrumbes, y que -entre otras cosas- ha producido o permitido tantos feminicidios. Tantos, que resultan incontables.
Narciso y Edipo
(varones por supuesto) son los mitos de los que el psicoanálisis se nutrió, y también son los mitos que legó a la cultura, filtrándose y enriqueciendo el lenguaje coloquial
Desde una perspectiva psicoanalítica las transmisiones culturales son inter y transubjetivas a través de identificaciones, interacciones y discursos del conjunto familiar y social. Pensamos que por lo general se realizan a través de dos vectores que entendemos como legalidades e ideales culturales dominantes y que se corresponden con lo que entendemos como los dos grandes modos freudianos del funcionamiento psíquico y efecto cultural, el edípico y el narcisista.
Los ideales culturales dominantes (son) las nociones y creencias que se desarrollan en el seno de una cultura o microcultura determinada y sus dispositivos asociados que se ofrecen para la regulación de la autoestima y la identidad de los sujetos que la integran
Lise Gaignard es una psicóloga y psicoanalista francesa. Doctorada en Psicología bajo la dirección de Christophe Dejours, con la tesis “Incidencias de la psicodinámica del trabajo en la práctica del psicoanálisis”. En este, su primer libro traducido al español, profundiza las huellas de Dejours en cuanto al mundo de trabajo en la actualidad.
A continuación, publicamos la introducción del libro.
¿Qué es Google? Aunque la pregunta resulte ociosa, porque todos conocemos la respuesta, vamos a dedicarle un par de líneas. Google es el motor de búsqueda más utilizado a nivel mundial y según wikipedia recibe cientos de millones de consultas cada día a través de sus diferentes servicios.
Ahora, con esto en mente, preguntemos a Google sobre nuestro tema de interés. Qué es el psicoanálisis:
Hoy no se espera que las respuestas vengan de un “sujeto supuesto saber” encarnado en la figura del analista, sino de un motor de búsqueda omnisciente como Google
El régimen del patriarcado nos atraviesa a todxs de diversas formas. Nuestras pertenencias de clase, grupo social y generación son determinantes de la producción de nuestra subjetividad. En cuanto al género, ser varón continúa siendo un privilegio. Sea cual fuera nuestro lugar en el mundo en el capitalismo tardío, los varones cis1 aún tenemos prerrogativas por sobre otros géneros (mujeres, trans, no binaries).
El patriarcado está en crisis, fruto de luchas que empezaron hace más de 150 años, en su mayoría con mujeres socialistas, anarquistas y comunistas.2 La lucha por una sociedad más justa implicaba e implica también la igualdad de los géneros. Sin embargo, éstas tienen y han tenido dos límites. Por un lado, en relación a la ruptura de la estructura socioeconómica ya que esos avances siempre han sido parciales y localizados dentro de ciertos sectores socioeconómicos.
Nos parece una ilusión llegar a la igualdad de géneros en un mundo cada vez más desigual en el seno del capitalismo tardío si no se logra articular una lucha bifronte, donde se aúnen rupturas de las estructuras capitalistas conjuntamente con las del patriarcado
Hace un siglo, Sigmund Freud retomó una discusión clásica, que se remonta a los tiempos de Aristóteles, sobre la felicidad. ¿Qué significa ser feliz y cómo se logra? Polemizaron los viejos filósofos sobre si era más feliz el hombre (siempre el hombre, las mujeres no interesaban demasiado) cuando cumplía con sus deseos más placenteros o cuando lo hacía con sus deberes más elevados, éticos o religiosos.
Un aspecto tenían en común, estos puntos de vista en apariencia tan distintos: se trataba de conductas individuales, que dependían de cada uno de ellos y no del contexto social en que vivieran. Y, por supuesto, estuvo históricamente condicionada y se refleja en el arte y la literatura de cada época. En Roma la felicidad era la riqueza y el poder y la capacidad de mostrar lujos inverosímiles, como sedas que hacían el larguísimo camino desde China hasta Italia, o el ser propietario de las vidas de miles de seres humanos y mostrarlo en palacios y estatuas. Pero, ¿son felices los altruistas o los egoístas? ¿Los que siguen los deseos de la sociedad o los propios?
¿Qué significa ser feliz y cómo se logra? Polemizaron los viejos filósofos sobre si era más feliz el hombre (siempre el hombre, las mujeres no interesaban demasiado) cuando cumplía con sus deseos más placenteros o cuando lo hacía con sus deberes más elevados, éticos o religiosos
Con motivo del 8 de marzo en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer publicamos la introducción del libro de próxima aparicíón en la editorial Topia Feminismos y psicologías. Una apuesta ética inclusiva compilado por Carla Delladonna y Rocío Uceda.
Toda relación con una teoría es pasional, podemos someternos a ella, refugiarnos en ella, o hacerla trabajar, desafiarla.
¿Qué podríamos decir acerca de los tiempos en los que vivimos?
Tiempos signados por la ligereza, por la inmediatez, por el exceso de información y por una creciente necesidad de rendimiento, entre otras urgencias.
Tiempos en los que muchxs niñxs viven desprovistxs y carentes de condiciones dignas de existencia, que solo parecen pertenecer a lxs favorecidxs o privilegiadxs, por el solo hecho de haber nacido en un contexto marginado y vulnerado, y no marginal o vulnerable, ya que no se trata de una condición natural de quienes la poseen, sino que fue otorgada por aquellxs que la producen.
¿Qué estaremos haciendo con nuestras infancias? ¿Qué capital simbólico heredarán cuando no podemos detenernos para escuchar sus voces?
Narrativas distorsionantes que obstaculizan el reconocimiento de las desigualdades como efecto de lo que se omite, se ignora o se desecha.
Este artículo presenta como la clínica freudiana y psicoanalítica es una clínica argumentada como “de inconsciente a inconsciente”. El ejercicio de esta “Clínica de inconsciente a inconsciente” sería suficiente para no incurrir en desavenencias técnicas asociadas con fanatismos, vehemencias, impulsividades; desavenencias que podemos denominar como furores y clasificar en cuatro categorías: furor interpretandis, furor educandis, furor curandis y furor aedificarem. El mismo Freud llegó a aludir al furor curandis y, en cuanto a los furores interpretandis y curandis diversos autores han aludido a ellos, aquí, en este artículo, tomo algunas menciones a estos dos furores por parte de Andrés Gaitan, analista de la Sociedad Psicoanalítica Mexicana A.C. y autor de SAPTEL (Sistema Nacional de apoyo, consejo psicológico e intervención en crisis por teléfono) manual de procedimientos. Furor aedificarem es una noción que yo aporto en defensa de las reconstrucciones en psicoanálisis, pero, a la vez, en favor del ejercicio de la clínica “de inconsciente a inconsciente” para no incurrir en el problema de furor que competería a las mismas reconstrucciones en el análisis.
A la hora de tocar el tema de los furores, serían principalmente cuatro los que hay que combatir: furor interpretandis, furor curandis, furor educandis y furor aedificarem
Precariedad es un término utilizado sobre todo para condiciones laborales que implican inseguridad e incertidumbre. En las actuales condiciones que genera la combinación de pandemia y recesión económica mundial el sentido del término precariedad abarca a amplias capas de la población que estamos amenazadas no solamente por el virus, sino por la incertidumbre e inseguridad laboral y económica. Enfrentar esta difícil situación requiere de un esfuerzo cotidiano y de la conservación de un equilibrio emocional que permita afrontar ese desafío. Y hay quienes carecen de esa fuerza y equilibrio y caen en diversas situaciones de afectación psíquica.
La precariedad abarca a amplias capas de la población que estamos amenazadas no solamente por el virus, sino por la incertidumbre e inseguridad laboral y económica
Para abrir la partida, debo confesar que este artículo iba a llamarse inicialmente “Hay ´no cuerpo´” haciendo juego con la sentencia lacaniana Hay “no-relación sexual”. Luego iba a llamarse “El sujeto no es el cuerpo”. Pero al final me decidí por un título más glamouroso y menos polémico o controversial. Lo cierto es que hoy nos haremos una pregunta por el cuerpo, un cuerpo que pereciera ya no ser requerido para hacer lazo social, o por lo menos no en su totalidad, ni en su dimensión material, tangible y cárnica.
Nos haremos la pregunta por ese cuerpo que se juega en las relaciones virtuales; y, sobre todo, los cuerpos que ya no reconoce los límites de la privacidad ni la intimidad
El reposicionamiento subjetivo de la adolescencia implica un tránsito hacia una nueva perspectiva de mundo que permita un viraje en la producción subjetiva -entendida ésta como los modos singulares que cada sociedad instituye como válidos para la conformación de sujetos aptos para adaptarse en incorporarse a la misma (Bleichmar 2006)- que implica una vacilación fantasmática y una recategorización identificatoria que llevará a asumir una posición sexuada y a consolidar la identidad de género.
El proceso de recomposición de la vida psíquica y de la subjetividad, implica el desprendimiento de las figuras primarias y conduce a emblemas identificatorios propuestos por una cultura atravesada por un contexto sociohistórico determinado que provee las marcas de la época
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra