Nancy Caro Hollander es una psicoanalista e historiadora residente en Los Ángeles, California. Es miembro del Centro Psicoanalítico de California y presidente electa de la sección de “Psicoanálisis para la responsabilidad social” de la Asociación Norteamericana de Psicología. Es profesora de historia de la Universidad de California. Ha publicado artículos sobre diversos temas como el capitalismo patriarcal y las mujeres en América Latina, la historia del psicoanálisis en la Argentina y la vida y obra de Marie Langer. Milita en diferentes organizaciones comunitarias de EEUU. Entre 1969 y 1974 vivió en Buenos Aires y recorrió el resto de Latinoamérica. Escribió un libro donde relata los procesos sociales y políticos y su relación con el psicoanálisis en la Argentina y Latinoamérica durante las décadas del 60’ y el 70’: El amor en los tiempos del odio. Psicología de la liberación en América Latina (2000).
Considero que podemos expandir los horizontes del tratamiento psicológico en nuestro trabajo clínico cuando buscamos localizar dónde y cómo los patrones neoliberales de responsabilidad, privatización, marketing y negación del otro se manifiestan
En primer lugar quisiera agradecer a quienes han organizado el Simposio, especialmente a Eduardo de la Vega, la invitación a integrar un panel donde pueda(s) introducir cuestiones de género. Acepté con alegría esta casi invitación al baile vía e-mail, mientras pensaba que responder esa solicitud requeriría, en principio, de ciertas precisiones debido a que con la palabra género ha ocurrido como con tantas otras en las llamadas Ciencias Sociales: su pluralidad de usos en tantos ámbitos hace que se torne difícil ubicar de qué hablamos cuando hablamos de género hoy.
El apego a esta consigna, la de subordinar toda exigencia de trabajo a la certeza, es en lo que Freud y los psicoanalistas procuramos mantener viva la esperanza de que nuestras acciones produzcan cambios, para ser más exactos, por lo menos un cambio. No basta cantar en la oscuridad, es preciso pedirle a los conos y a los bastones de la retina que sepan mantener su adhesión a la convicción de que es preciso luchar por encontrar salidas, para ser más exactos, por lo menos, una salida, confiando en el poder que provee la búsqueda de la verdad.
El cumpleaños número 20 de nuestra revista, me lleva a rememorar cuestiones de mi práctica clínica de ese período. Donde las situaciones de crisis económico-social, funcionaron como detonadores de cambios, que ya pensaba, había que producir en los dispositivos clínicos psicoanalíticos.
Abstinencia y neutralidad vs. compromiso e implicación
Abstinencia. Principio según el cual la cura psicoanalítica debe ser dirigida de tal forma que el paciente encuentre el mínimo de satisfacciones sustitutivas de sus síntomas. Para el analista, ello implica la norma de no satisfacer las demandas del paciente ni desempeñar los papeles que éste tiende a imponerle.
Neutralidad. El analista debe ser neutral en cuanto a los valores religiosos, morales y sociales, es decir, no dirigir la cura en función de un ideal cualquiera, y abstenerse a todo consejo; neutral con respecto a las manifestaciones transferenciales... neutral en cuanto al discurso del analizado, es decir, no conceder a priori una importancia preferente, en virtud de prejuicios teóricos, a un determinado fragmento o a un determinado tipo de significaciones.
¡Qué solos estamos en ese espacio intersubjetivo, soportando la emergencia de lo pulsional, metiendo nuestro cuerpo y atravesados por ese fenómeno de la transferencia –contratransferencia que hace hablar al paciente y al analista! ¿Pero qué nos pasa? ¿De qué galera sacamos las interpretaciones y señalamientos? ¿Qué hacemos con los aburrimientos, los dolores, los miedos y no sé cuántas cosas más que nos provocan nuestros pacientes? En ese espacio donde a la asociación libre del paciente le corresponde la atención flotante del terapeuta, nos ocurren cosas. Paso a relatarles, a través de dos resúmenes de historias clínicas, algunas de las que a mí me sucedieron.
“De la nada, nada viene” enseñaba Pasteur. El psicoanálisis implicado vino de algo. Y ese algo fue la formulación que realizara hace varios años Roberto Castel1. Y del profundo análisis que León Rozitchner realizara de la obra de Freud confrontándola con el individualismo burgués2. Por eso la primaria tarea teórica y política del psicoanálisis implicado fue pensar si el denominado psicoanalismo era un instituido inmanente a la invención freudiana. Y si los límites que todo individualismo plantea, quizá el burgués con trazos más gruesos, podían pensarse apenas como limitaciones de la cultura represora.
Estamos ante la rebelión de los ángeles . Estamos en la biblioteca de los Esparvieu dispuestos a destronar al tirano del universo, al Dios de la mitología judeo cristiana. Alguien falta. Una ausencia. Hay un hada que no fue invitada. Un hada excluida y, por lo tanto, bruja. También estamos ante un pacto: el acuerdo montado sobre una alianza fraterna que no pudo ser, pero que si puede poner a jugar la rebeldía del bien contra el mal.
Con DEL DIVAN AL PIQUETE, el tercer volumen del Psicoanálisis Implicado, Alfredo Grande concibe una intervención definitiva en el espacio público cuando sostiene que la subjetividad es el decantado identificatorio de la lucha de clases y cuando denuncia los tres registros con los que opera el capitalismo. A saber:
• El nivel traumático de la guerra
• El nivel perverso de la tregua
• El nivel psicótico de la paz.
Casi simultáneamente, Buenos Aires y Londres fueron a comienzos de los años cincuenta la cuna de lo que ha dado en llamarse contratransferencia. A pesar que Heinrich Racker [1] fue quién primero aludió a ella y reparó en su importancia clínica, la contratransferencia quedó unida al nombre de Paula Heimann que con características semejantes la “fundó” poco tiempo después.
A partir de este número del suplemento Topía en Clínica retomamos los debates que hacen a las modificaciones y permanencias en la práctica del psicoanálisis. Creemos necesario recordar algunas perspectivas que fuimos desarrollando en todos estos años.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra