Encontramos que el rotundo éxito de la banda de rock Queen se debe a la singular complejidad de su obra musical, su puesta en escena y de sus miembros, especialmente Freddie Mercury. Su música incorpora diferentes géneros musicales, como por ejemplo en Bohemian and Rhapsody incluyen ópera y lírica. Los miembros de la banda pertenecían a diferentes profesiones y la vestimenta que utilizaban comprendía una mezcla de géneros y una extravagancia jamás vista hasta ese momento. Primeramente el mundo del rock se mostraba incomprensible ante esta nueva propuesta, sin embargo una vez vencida la incertidumbre de lo complejo, las discográficas y el público se abrieron a esta nueva propuesta. Edgard Morin afirma:“(…)la complejidad parece primero desafiar nuestro conocimiento, y de algún modo, producirle una regresión. Cada vez que hay una irrupción de complejidad precisamente bajo la forma de incertidumbre, de aleatoriedad, se produce una resistencia muy fuerte.”[i]
Es precisamente esa complejidad que primero se rechaza la que, una vez vencidas las resistencias, llevará no sólo a la aceptación sino al éxito.
René Kaës, retomando el paradigma de la complejidad, plantea la necesidad del psicoanalista en observar el espíritu de la época que modela la psiques de sus pacientes. Estas formaciones “metapsíquicas y metasociales” cumplen una función de apuntalamiento, de estructuración en el proceso de subjetivación. Cuando las mutaciones producto del tiempo y de la historia producen rupturas en ellas se genera incertidumbre y angustia (maletre) ante esta crisis.
En una de sus canciones The Great Pretender (El Gran Farsante), cuando su enfermedad ya se hacía evidente, trata no sólo el tema de cómo durante mucho tiempo ha intentado ocultar su enfermedad sino también como ha vivido tras máscaras, ocultando sus verdaderos deseos y dolores. Su arte y su banda, a quienes consideraba familia (incluimos aquí a Mary, quien fuera primero su esposa pero que incluso luego del divorcio mantenían un vínculo de amistad muy estrecho), le brindaron protección y las herramientas para mostrarse entero ante una sociedad que se escandalizaba frente a temas que no comprendía aún, como el sida y la homosexualidad.
Carlos Pachuk afirma: “(…) los caminos del sufrimiento conducen al campo del deseo y de la creatividad”[ii]. Freddie Mercury toma su sufrimiento, lo convierte en arte y se vincula con su público a través de él. La muerte, el desamparo familiar, su enfermedad y una homosexualidad no admitida que no le permiten encontrar un lugar en el mundo pero, sin embargo, en el escenario y en su obra esos mismos dolores y vacíos lo elevan a ser “la reina indiscutida del rock”.
¿A qué se debe semejante éxito y porque uno, sin declararse fans, queda detenido en el tiempo en sus letras y melodía, transportado a sus más profundas emociones?
Explica Kaës que la primera función de porta-palabra es cumplida por la madre, ésta acompaña mediante las palabras las experiencias del bebé. En momentos de crisis el preconsciente del otro es solicitado cuando el preconsciente del sujeto es insuficiente. Mercury ocupa en el vínculo con sus compañeros de la banda y su público esa función de porta-palabra del “maletre” de la época y de la vulnerable condición humana. En su arte se ponen en juego las transferencias laterales habituales de las situaciones de grupo y por ende las alianzas inconscientes, pactos y contratos.
El fenómeno Queen se debe al espacio de transferencia horizontal logrado en el momento de sus presentaciones en público. Ellos expresaban sentirse de una manera especial, como conectados, vibrando en una misma sintonía con su público. Freddie deja traspasar sus fantasías, sus imagos y su tópica subjetiva estableciendo un estado psíquico transindividual. El grupo, la banda en particular y su público, incorporan su vestimenta y su obra haciendo propias las emociones de sus composiciones musicales que giran en torno a su situación personal.
“El psicodrama psicoanalítico de grupo pone muy particularmente a trabajar estos procesos, al abrir una escena (…) de la conflictividad psíquica”.[iii]
Olga Albizurri de García retoma el concepto de catarsis, en la que el espectador, al identificarse proyectivamente con lo representado por los actores logra una catarsis y una cierta concientización. En el caso del psicodrama, es el protagonista el que logra una catarsis pues representa su propio drama; para que se dé esto tiene que existir verdadera espontaneidad y creatividad. El carisma de Freddie hacía de él un showman, en cada una de sus letras y en sus interpretaciones contaba una historia que referían a sus emociones y le permitían una catarsis.
Conclusiones:
La puesta en escena de Queen eran una verdadera escena psicodramática en la que convergen todos los elementos esperados: un escenario como espacio vital, Freddie protagonizando y dirigiendo su propio drama junto a su banda que se constituyen en personajes de la escena que el cantante propone. Y finalmente su público, su grupo terapéutico que resuena su propia historia con lo que recibe de la escena (Albizurri, 1986).
Freud (1908 [19071) considera los deseos insatisfechos como la fuente, el material que manipulará el poeta y con el cual logrará conmovernos, provocando excitaciones, incluso de las que quizás ni siquiera nos creíamos capaces.
“(…) muchas cosas que de ser reales no depararían goce pueden, empero, depararlo en el juego de la fantasía y muchas excitaciones que en sí mismas son en verdad penosas pueden convertirse en fuentes de placer para el auditorio y los espectadores del poeta”[iv]
De este modo cuando Freddie juega su juego con sus espectadores, temas que duelen o avergüenzan, pueden producir en él y su público un elevado placer.
“Cómo lo consigue, he ahí su más genuino secreto; en la técnica para superar aquel escándalo, que sin duda tiene que ver con las barreras que se levantan entre cada yo singular y los otros, reside la auténtica ars poética”[v].
Esa es la maravilla del arte; encontramos que el psicoanálisis se pregunta por el sufrimiento, ¿por qué el sufrimiento? .Sin embargo, la evidencia de la experiencia, no sólo de la clínica psicoanalítica sino de la vida cotidiana, nos muestra que todos los humanos sufrimos. Nadie está exento del dolor, del sufrimiento, de ese padecer que implica el vivir. Podemos pesquisar que el dolor (pulsión de muerte) también nos une, cumpliendo un rol vincular. Y allí dónde el sufrimiento nos une, el arte nos brinda una herramienta para hacer algo con este dolor transformándolo en pulsión de vida.
Gorosito, María Nieves.
Alumna de la carrera Lic. En Psicología, UCES, San Francisco, Córdoba.
m.nievesgorosito [at] hotmail.com
[i] Morín, E. Epistemología de la complejidad. En: Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. Buenos Aires: Paidós. (1995). (p. 2-3).
[ii] Pachuk, C. y Zadunaisky, A. Psicoanálisis Vincular: Curarse con otros. Buenos Aires: Lugar.(2010) .(p.53).
[iii] Kaës, R.La perspectiva vincular en psicoanálisis. Algunas reformulaciones metapsicológicas a partir de las prácticas psicoanalíticas plurisubjetivas. Revista de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Recuperado de http://www.aappg.org. (1999). (p.122)
[iv] Freud, S. El creador literario y el fantaseo, Obras completas Sigmund Freud. Vol. 9. Bs. As, Argentina: Editorial Amorrortu. (1907-1908). (p.128).
[v] Freud, S. El creador literario y el fantaseo, Obras completas Sigmund Freud. Vol. 9. Bs. As, Argentina: Editorial Amorrortu. (1907-1908). (p.135).
Bibliografía: