Sigmund Freud, desde los resultados obtenidos en sus intervenciones clínicas, concluye que a la base de las frecuentes neurosis con las que trabaja en sus consultas, se encuentran las perturbaciones ocurridas durante el desarrollo psicosexual del sujeto. Desde que nace el niño atraviesa etapas de desarrollo psicosexual y habitan en él emociones provenientes de su mundo interno y de su experiencia con el ambiente que habita. El amor, la ternura, los celos, el miedo, la frustración, el odio, la agresividad y la pulsión sexual son parte de nuestros niños.
Freud considera, que al negarle el conocimiento al niño o sofocándolo, escatimamos información para la que ellos están psíquicamente capaces de operar.