Programa de asistencia psicosocial y humanitaria a los solicitantes de refugio y refugiados en Ecuador, Venezuela y reasentados en Argentina | Topía

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Programa de asistencia psicosocial y humanitaria a los solicitantes de refugio y refugiados en Ecuador, Venezuela y reasentados en Argentina

 

Desde hace más de 40 años Colombia sufre un conflicto entre diferentes grupos armados. Se calcula que uno de cada cuatro combatientes es menor de 18 años y que junto al desplazamiento interno de víctimas de esta guerra sin fin, miles de colombianos huyen a países limítrofes en condiciones de vulnerabilidad extrema. Siendo una psicoanalista argentina, y viviendo en Argentina, dirigí entre el año 2003-2010 el Programa de Asistencia psicosocial y humanitaria a los solicitantes de refugio y refugiados colombianos en Ecuador (2003), Venezuela (2007) y refugiados reasentados en la Argentina (2005).

Todo empezó en mayo del 2003. Llegamos a Ecuador con el director de HIAS (Asociación Hebrea de Ayuda a Inmigrantes y Refugiados) para América latina, con el programa de asistencia psicosocial, que empezó en ese país y aún continúa. ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) nos abrió las puertas, y al tiempo de construir juntos y bajo su Mandato, HIAS se convirtió como en otros lugares del mundo, en agencia socia de ACNUR.

Yo tenía posibilidad de tomar dos meses para la formación y la capacitación del equipo. En el primer viaje conocí el terreno, me empapé del tema del refugio. Me enteré de qué era el Ecuador y presenté un primer anteproyecto que aún se mantiene. Se fueron modificando los dispositivos; los criterios éticos y conceptuales son los mismos. La capacitación y supervisión es permanente para todos los funcionarios de HIAS.

En mi segundo viaje decidí entrevistar gente y seleccionar a 4 psicólogos. Empezamos en julio del 2003 en Lago Agrio[1]. Teníamos un presupuesto acotadísimo que fue creciendo a medida que el Programa fue adquiriendo significación para los asistidos y para los Estados que otorgan el refugio.

Actualmente en los tres países abarcamos 17 localidades que incluyen: asistencia en talleres de reflexión y contención en salas de espera y otros lugares como, por ejemplo, en las escuelas donde asisten niños colombianos, talleres de juego infantil, asistencia terapéutica individual, grupal y familiar, talleres de alfabetización para adultos, talleres de capacitación para el personal de ACNUR, otras ONGs y organismos de Estado que trabajan en relación al tema del refugio, visitas del equipo a las viviendas, orientación laboral y legal, formación de promotores comunitarios, etc. En especial en Ecuador a partir del 2007 que HIAS toma bajo su responsabilidad el Programa de Asistencia Humanitaria, así como la propia dinámica de crecimiento para cubrir todos los aspectos que hacen a la integración y a la recuperación de una vida digna para los asistidos, implicó el desarrollo de manera significativa de todos los dispositivos de atención en todas las localidades.

Desde Noviembre 2005, el mismo programa se encuentra desarrollándose en nuestro país. El equipo de trabajo (conformado por psicólogas, asistentes sociales y maestros) asiste a familias colombianas que solicitaron refugio en Ecuador y Costa Rica. Luego de cierto tiempo y frente a nuevas amenazas por parte de grupos armados se vieron forzadas a reasentarse en otros países, entre ellos Argentina. El programa se hace cargo de instrumentar la asistencia que brinda ACNUR y el Estado argentino. Hoy, al momento de terminar mi tarea, hay 128 personas trabajando en los tres países.

El objetivo del programa es que las víctimas de la violencia dejen de ser víctimas, que dejen de sufrir pasivamente las consecuencias de la violencia o evitar que activamente las repitan contra sí mismos o contra otros. Hoy puedo decir que se logra, dentro de lo humanamente alcanzable. Los síntomas propios de las víctimas no son considerados cuadros psicopatológicos, no se trata de pacientes: son los padecimientos que cualquier ser humano en esas circunstancias va a sufrir. Es más, si alguien viene y nos cuenta que no tiene pesadillas, que no tiene insomnio, que no tiene trastornos psicosomáticos, que no sufre de angustia, que no llora y se deprime, etc., nos preocupa, porque implican grados de disociación psíquica muy profundos. La ausencia de síntomas o de algún grado de sufrimiento psíquico es lo que nos tiene que preocupar.

El Programa incluye a solicitantes de refugio, refugiados, población receptora y funcionarios que trabajan con ellos. Estos últimos están también afectados por las consecuencias de la violencia, el terror, la tortura, el secuestro, el reclutamiento forzado de menores y de jóvenes, etc.; así como las poblaciones receptoras en general comparten las condiciones de exclusión y de pobreza con los refugiados. En la medida de lo posible en muchas de las actividades invitamos a participar a ecuatorianos y venezolanos a los diferentes dispositivos, por ejemplo, a los talleres de formación de promotores comunitarios.

Nosotros no vamos a hablar ni de intervención en crisis ni de estrés postraumático. Eso servirá si alguien tuvo un accidente de tránsito, si le robaron o similar. No es lo mismo que un proceso de destrucción y tortura durante más de 40 años que abarca tres generaciones.

Esto no es una “crisis”, 40 años de violencia terrorífica es otra cosa, el Terrorismo de Estado es otra cosa, guerra de Malvinas o de Irak o la que fuere es otra cosa. No se puede equiparar. Hay que redefinir, repuntualizar y recualificar el trauma. Siguiendo a Piera Aulagnier, quien plantea 3 aspectos centrales (sólo para mencionar una dimensión que implica repensar lo traumático en las catástrofes socio-históricas): uno es la situación emocional o psíquica previa al proceso traumático, otro es la cualidad material de las experiencias traumáticas y por último lo que de las mismas se dice, cómo quedan inscriptas micro y macrosocialmente. Y una cuarta: si la sociedad asumió una política de la memoria, la verdad y la justicia. Las cuatro líneas determinantes de un proceso traumático son las decisivas para pensar y accionar una tarea reparatoria hasta donde es posible. Por el grado de destrucción y crueldad estamos frente a situaciones de violencia muy distintas. Están comprometidas instancias simbólicas, materiales y sociales distintas. Tenemos que ser cuidadosos en no simplificar las cosas. Los dispositivos o modos de abordaje implica pensar qué tiene de específica una situación, qué historia y qué problemática la sustenta y así se posibilitan intervenciones adecuadas y eficaces, siempre dentro del cuidado de hacerlo ética y conceptualmente con seriedad.

Hay que partir de la base de que hay una concepción teórica y ética. Teórica en relación a cómo piensa el psicoanálisis, con los aportes de la filosofía, la sociología, la historia, la literatura, un modo de formulación que considera la singularidad subjetiva individual y colectiva producida y productora del devenir micro y macro socio-histórico. Necesitamos de otras disciplinas que nos permitan pensar la complejidad de la subjetividad. La otra base es el compromiso con la defensa de los derechos humanos y la justicia. Quienes participan, trabajando en el Programa, deben estar dispuestos a una capacitación y supervisión permanente para aprender y profundizar estas bases teóricas y éticas, así como la disposición a un trabajo en equipo reflexivo, solidario y enfrentando los diferentes conflictos y problemáticas con el mayor cuidado de sí mismos y de los demás.

La otra cuestión que es importante, es que hay diferencias de autoridad y de liderazgo en relación a cómo se instrumenta el programa, pero la autoridad y los liderazgos no implican jerarquía (que también es algo que hay que trabajar todo el tiempo). En todo caso la diferencia de liderazgo o autoridad, es porque hay mayores o menores responsabilidades o diferentes tipos de responsabilidades; en algún sentido mayor y en otro sentido diferente, pero eso no implica ninguna jerarquización.

Hay una alerta roja siempre presente, nosotros podemos ser el último eslabón de una cadena de violencia, y sabemos que las instituciones tienden a reinstalar en su propia dinámica interna las problemáticas con las cuales trabajan. En este sentido hay modos muy sutiles de re-victimizar o violentar al otro, o permitir ser violentado.

Sólo se atiende en individual a sobrevivientes de tortura, depresiones graves o crisis de angustia graves y problemas derivados de la violencia intrafamiliar, que implica inclusión en el momento adecuado de un miembro o toda la familia en ese marco.

Las nominaciones propias de la psicopatología las encuadramos como manifestaciones del sufrimiento. ¿Por qué? Porque las víctimas son víctimas, no son enfermos, no son pacientes. Nuestro objetivo es posibilitarles, en la medida de lo posible, diferentes instrumentos para que ellos dejen de ser víctimas y se integren en la sociedad ecuatoriana, venezolana y argentina los refugiados reasentados, como ciudadanos sujetos de derecho y en condiciones de vivir una vida digna y no quedar atrapados en una identidad de sobrevivientes o de víctimas.

Lo que hemos observado es que la incidencia de situaciones que ameritan la interconsulta con psiquiatría son bajísimas, menos del uno por ciento, y estoy refiriéndome a miles de personas que son asistidas cada año.

Los psicólogos por formación tienden rápidamente a trabajar con terapia individual; con lo cual el primer trabajo que hubo que hacer en estos años fue empezar a ayudarlos a que ellos puedan vencer las resistencias y vayan aprendiendo a trabajar en dispositivos grupales. Algunos de los dispositivos que fuimos desplegando, han surgido y se han consolidado en la dinámica propia de cada realidad, en cada localidad según una combinatoria de necesidades y posibilidades institucionales e iniciativas de cada uno de los sub-equipos en cada país. Siempre son revisados y actualizados sobre la base de la evaluación permanente y asegurando que la metodología sostenga en cada acción los objetivos y las bases éticas y teóricas. En la coherencia entre medios y fines relataré algunos de los mismos:

Los grupos de recién llegados, trajeron muy buenos resultados. Surgió como necesidad, a partir de que se había empezado a armar una lista de espera de derivación al programa. Y como es una violencia la lista de espera, yo propuse que mientras no se pueda asistir a todos los que necesitan terapia individual se trabaje en grupos, tomando la experiencia nuestra, los grupos de admisión, que trabajen en grupos de admisión y que tal vez terminen siendo grupos terapéuticos, o de reflexión, o lo que surja del propio grupo. Y tal vez de todo eso, quizás alguno necesite terapia individual, pero quizás no. A ellos les costó muchísimo, pero finalmente terminaron llamándolos grupos de recién llegados. Entonces, lo hicieron a partir de una temática, no se animaron a ser grupos de admisión donde la temática surgiera libremente. Proponían temáticas y resultó fantástico porque la gente asistida superó la temática prefijada. Los psicólogos se refugiaban en la temática, se refugiaban porque era lo que podían hacer y el grupo de participantes superaba la temática, porque traían sus historias, traían sus problemas, sus quejas, lo que les pasaba.

En estos grupos como en otros, la coordinación está a cargo de un/a psicólogo/a, un trabajador social o un sociólogo.

Se han hecho muchos grupos de mujeres, porque el problema de género en Centroamérica es mucho más grave que acá, por lo menos que en Argentina y Uruguay. Por la historia de estas poblaciones la violencia está naturalizada, entonces el grupo de mujeres es muy importante y a veces se combina el grupo de mujeres que aprenden un oficio, y después se quedan en un taller de reflexión o en un taller temático, depende.

El otro dispositivo es el rincón infantil, así como hay sala de espera de los adultos, hay un lugar donde los chicos pueden ir todos los días; pueden ir, venir, quedarse, no es una guardería, pueden venir, estar un rato. Es un lugar donde se juega, se pinta, se baila, se ven películas infantiles. Escribimos y están editados tres cuentos infantiles en relación a la temática del refugio que fueron muy significativos. Todos relacionados con la temática del refugio, el exilio, la discriminación; y un cuento para adolescentes. En Venezuela ACNUR tradujo uno de estos cuentos infantiles a un idioma indígena. También los adultos leen estos cuentos y participan con los niños.

Otro dispositivo es, acompañar a ACNUR en las misiones que ellos hacen para posibilitar el acceso a la protección legal internacional de toda la población. Registrarlos, que comiencen el proceso de solicitud de refugio, etc. El refugio siempre lo da el Estado, no es que lo da ACNUR, pero ACNUR facilita el proceso y colabora con el Estado. Es un trabajo arduo porque hay que diferenciar migración económica, y que a veces buscan legalizarse a través del refugio pero no lo son. Hay que respetar la convención de Ginebra sobre el refugio a la que adhieren los Estados.

El otro dispositivo, son los talleres con maestros y directores de escuela donde van chicos refugiados, para padres y alumnos. El trabajo en las comunidades, donde se hacen especialmente estos talleres de formación de promotores comunitarios en conjunto con el ACNUR, donde la cuestión es invitar al liderazgo y a su vez como líderes invitar a otros, a formar a otros. Se han alcanzado muchos logros en todas las localidades. Por ejemplo, en una comunidad se organizaron y realizaron desde campañas de agua limpia, repintar la escuela, reclamar ante el intendente que resuelva el tema del acceso de los chicos a la escuela que pasaban por un lugar peligroso y se resolvió. Pero eso lo hicieron a partir de un colectivo, a partir de estos talleres de promotores. La comunidad puede hacer, defender y pelear por sus necesidades y encontrar resolución. Se establece otro modo de lazo social, no signado por la violencia o por esa otra forma de violencia que es la resignación y el aislamiento.

Es importante destacar la decisiva mejoría de las personas sobrevivientes de tortura directa o indirecta, adultos y niños. Fue y es un difícil trabajo para los psicólogos/as que son todos muy jóvenes, y lo están haciendo con especial supervisión y seguimiento.

No es posible relatar y explicar con profundidad todo el trabajo que se viene realizando y todos los aprendizajes y desafíos que cada vez se plantean en el espacio de este artículo, pero hemos descubierto que los modos de intervención clínica en los límites del sufrimiento humano siguen siendo una tarea insoslayable para la praxis psicoanalítica y su potencial de transformación nuevamente ha sido constatada.

 

Ana N Berezin

Psicoanalista

ana_berezin [at] yahoo.com.ar">ana_berezin [at] yahoo.com.ar

 

 

Nota

 

[1] Lago Agrio está a 14 minutos de la frontera, es un pueblo de frontera en una zona rural y de explotación petrolífera.

 

 
Articulo publicado en
Agosto / 2010