Desde hace cinco décadas, una cuestión insoslayable: la crueldad | Topía

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Desde hace cinco décadas, una cuestión insoslayable: la crueldad

 

El 21 de marzo de 2019, me encontré en el diario Página/12 con el artículo de Enrique Carpintero titulado: “Los nuevos modos del fascismo en las democracias occidentales”. Un muy buen trabajo, luego publicado en la revista Topía como editorial del número de abril de este año. En ese texto encuentro una clara cercanía con un artículo que escribí el 23 de julio de 2017, que es publicado en la web del mismo diario, (y que aquí reproduciré) que se titula “La crueldad, la violencia en el gobierno neoliberal”. En ambos artículos cobra centralidad el tema de la crueldad. Pero antes de reproducirlo quiero contar que desde finales de los 80 del siglo pasado vengo escribiendo sobre dicho tema. En mí, es una vieja pregunta y una necesidad de contestarla desde siempre, nunca me alcanzó una explicación esencialista sobre el Mal, o el Mal radical. Si pretendemos combatirla y quizás lograr erradicar la crueldad que habita en el corazón de la condición humana necesitamos, necesitaba y necesito seguir desentrañando, junto con otros/as, su complejidad y su efectividad destructiva en grado extremo.

La crueldad es un modo de violencia que se despliega para anular cualquier modo de alteridad, es la acción de derrotar la alteridad

En el año 1992, en el Congreso “Pensar la Niñez” organizado por Marisa y Ricardo Rodulfo, presenté la primera escritura, que recibe un premio en dicho marco, y se titula; “Quien mira fijo el abismo, el abismo mira dentro suyo”, luego fue publicada en la revista Diarios Clínicos. El título es tomado de una frase de F. Nietzsche, y allí ya se encuentran los conceptos y definiciones centrales acerca de la crueldad, que luego seguí desplegando hasta la primera edición del libro: Ensayo psicoanalítico sobre la crueldad. La oscuridad en los ojos, año 1998, editorial Homo Sapiens. Fue presentado por Gilou García Reinoso, Miguel Murmis y Fernando Ulloa. F. Ulloa comienza su presentación con un lapsus. Dijo: “Este libro que escribí”, y con las risas de los presentes corrigió: “Este libro que me hubiese gustado escribir”. Y por suerte él y otros/as han retomado esta tan dolorosa y acuciante problemática humana. Hay una segunda edición ampliada en el año 2010, publicado por la editorial Psicolibro donde escribo sobre la experiencia de cuarenta y cinco años de trabajo en diferentes geografías con víctimas (refugiados/as, sobrevivientes de campos de concentración y exterminio, de tortura, sus familiares, amigos/as y la sociedad toda) de la crueldad.

Retomo el texto que en el comienzo mencioné de julio, 2017. Venimos escuchando en algunos medios y en diversas conversaciones acerca de la crueldad de quienes hoy nos gobiernan. Refieren a algo mucho más específico de la violencia que nos imponen diariamente, casi como en un aluvión de producción aterrorizante de sufrimientos y daños evitables a grandes conjuntos de nuestra sociedad, y a mi entender de la sociedad toda. Quita de pensiones a las personas discapacitadas y el desamparo más profundo. Quita de gratuidad en los remedios para los jubilados y la indefensión más absoluta. Todos estos hechos sin información, consulta, ni avisos previos. Ello se agrega a las políticas que dan lugar a más desempleo y miedo e incertidumbre para los que sí están empleados. Cierre de empresas de la economía formal e informal y sin alternativas efectivas o proyectos accesibles. Así podría seguir enumerando las diversas crueldades cotidianas, sus crímenes, donde la incertidumbre, el miedo, el desamparo y la indefensión nos llevan a hablar en términos de crueldad. Algunos dicen que es una cuestión de falta de sensibilidad. Considero que no es sólo una cuestión de sensibilidad frente al padecimiento de los otros, ya que es insuficiente plantear en esos términos cuando quienes producen acciones crueles lo hacen intencionada y planificadamente desde una racionalidad instrumental donde el fin justifica los medios. Y donde especialmente los medios se han convertido en un fin en sí mismos.

Creo pertinente comenzar por la definición: “La crueldad es un rasgo específico de la especie humana, es una violencia organizada para hacer padecer a otros sin conmoverse y con complacencia. ¿La complacencia de no conmoverse? La crueldad es un modo de violencia que se despliega para anular cualquier modo de alteridad, es la acción de derrotar la alteridad. No es sólo la destrucción de los otros y de lo otro de los otros, sino también la destrucción de los otros en cada sujeto, es decir, de sí mismo” (Sobre la crueldad. La oscuridad en los ojos, Psicolibro ediciones, segunda edición ampliada, Bs. As., 2010).

Vemos que los modos de las diversas y cada una de las específicas acciones crueles van desde llevar a los otros a condiciones en las cuales hay márgenes muy limitados para acciones de defensa por parte de los diversos colectivos dañados, pasando por generar la mayor indefensión, humillación y sometimiento de las víctimas, hasta el extremo de su destrucción como en la guerra y en los campos de concentración. Asistimos así a menores y mayores crueldades cotidianamente en las diferentes geografías y circunstancias. Me refiero a una política de la crueldad a través de diferentes propuestas en las cuales hallan fundamento los objetivos de los grupos de Poder y sus gerenciadores asociados.

La política neoliberal y el tipo de globalización que impone no puede existir sin garantizar la dominación de unos pocos sobre los muchos, utilizando todas las herramientas que le sean oportunas, indiferentes a las consecuencias destructivas para la humanidad, su presente y su futuro. Las propuestas ideológicas y políticas son (sólo nombraré algunas):

A) la exaltación individualista que propone al conjunto social, es decir, que cada quien se ocupe por sí mismo de su bienestar sin ningún interés por los efectos en relación a los demás y especialmente sin ningún interés por las dimensiones colectivas de cualquier realización singular o individual.

B) generar condiciones de incorporación social excluyentes, de precarización laboral, negación de derechos sociales, pobreza, hambre y miseria de modo tal que para amplios sectores sociales, la vida solo tiende a quedar reducida a sobrevivencia. En tal grado de desamparo es más fácil dominar a los hombres y mujeres. En tal grado de desamparo se pueden imponer creencias, condicionar elecciones y desarticular cualquier resistencia. Un ser humano reducido a la sobrevivencia, pierde lo más valioso que tiene en relación a sus potencias de soñar, imaginar, crear y encontrarse con los otros en lugares amparados y cuidados.

El Poder... propone a grandes mayorías de la población un modo de identidad única y hegemónica: la identidad de la exclusión

C) La identidad heterónoma. Cada subjetividad individual y colectiva va construyendo una identidad, va adviniendo en una identidad que abarca múltiples corrientes identitarias que le dan un sentido y una pertenencia a sus vidas, en una multiplicidad compleja en la cual la identidad sexual, de género, cultural, de clase social, lingüística, plurinacional, religiosa, comunitaria, etc. en el devenir de sus historias articuladas a la Historia. Devenir complejo, decía, donde los tiempos humanos y los tiempos históricos son muy diferentes, cada vez más, así como las urgencias que plantea el estado de injusticia que sufre casi toda la humanidad. Ahora bien; el Poder en este sentido propone a grandes mayorías de la población un modo de identidad única y hegemónica: la identidad de la exclusión. Es decir sólo son incluidos en tanto excluidos de los derechos propios de todos los seres humanos, y esta identidad humillante, que condena a la pobreza y a la miseria, a la incertidumbre, al aislamiento y a la enfermedad, y en el extremo a las diferentes formas de autodestrucción (alcoholismo, drogadicciones, violencias, individualismo, etc.). Decía un economista neoliberal según la lectura que yo realizo, lo siguiente: ustedes creían que tenían derechos, que podían acceder a una vida digna, que podían construir con libertad sus identidades singulares y colectivas, que podían tener proyectos y sueños, que podían disfrutar del encuentro con los otros dentro de una comunidad solidaria, que todos podíamos ser hospitalarios y afrontar los conflictos y problemáticas que todo esto conlleva. No, no es así, se acabó esa mentira. Repito, esta es mi interpretación de lo que él pronunció, sus palabras transmitían: “que era un engaño o una falsa creencia cuando habían accedido con sus empleos o trabajos a bienes que iban más allá de los imprescindibles para su sobrevivencia aunque fueran bienes ampliamente difundidos para la sociedad de nuestro tiempo”. Y agregaría dentro de mi lectura: “No se engañen, ésta es la identidad que pueden tener, que les otorgamos”, “ésta es la verdad de su inclusión en la identidad limitada para algunos y excluyente para otros. Así se sostiene este sistema económico, ésta es nuestra política, es la única verdad que admite el tipo de sociedad que impulsamos, es la única posible para uds.”

D) El ataque a la capacidad de pensar. Primero necesito aclarar lo siguiente:…“El pensamiento no es sólo un conjunto de ideas concretas o abstractas, que existen por fuera de los cuerpos sintientes y afectados por la vida y su transcurrir. En tanto sistema de ideas estamos en las aristas de los diversos razonamientos, de la ciencia, de la técnica, del sentido común, etc. El pensamiento es la puesta en relación entre idea-afecto-vivencia en la experiencia con los otros, con el orden simbólico que nos abarca y con nosotros mismos.”

Este ataque a la capacidad de pensar es sutil, permanente, utiliza los medios de comunicación, en el entretenimiento, promueve el uso alienante de la tecnología comunicacional (celulares, televisión, computadoras). En el aliento al consumismo de bienes y objetos, que incluye la publicidad. Suelen proponer diálogos y consensos sin disposición a escuchar (que es mucho más que oír) a los interpelados y sin espacios reales de participación y decisión. En su discurso prevalece el “como si… quiero escuchar, dialogar” y una banalización de cualquier propuesta ética, más bien predomina una suerte de amoralidad. Es la eficiencia acorde al sistema de dominación el único valor. Así todo lo posible de ser pensado, cuestionado y articulado a la realidad presente y pasada que funda un devenir donde ciertos valores fundantes del pensar y el decidir son banalizados, ridiculizados, descalificados.

Todo lo expuesto es condición necesaria para atacar la capacidad de pensar, y en especial genera las condiciones para invertir el sentido entre ser y tener, es decir, el ser queda reducido al tener, cosificación de los seres humanos, poder reducirlos a cosa u objeto bajo la forma de las nominaciones de clientes, consumidores o vecinos (los animales en sus manadas son también vecinos unos de otros. Los humanos hemos luchado por la condición de sujetos humanos, de ciudadanos, no de cosas a comprar o vender o estafar). También genera las condiciones para el uso abusivo de drogas desde psicofármacos, el alcohol, la cocaína, el paco, etc. incluso desde la infancia. Drogas que impiden no sólo pensar, sino incluso razonar mínimamente. Otra dimensión que habilita atacar la capacidad de pensar por parte de quienes gobiernan es el cinismo y la mentira, se miente y se ocultan hechos generando en quienes escuchan la experiencia de que ellos están excluidos de cualquier acceso a la verdad, a sus verdades, sus realidades, especialmente en el ocultamiento de sus rebeliones, sus resistencias así como de las carencias, desamparos y violencias que sufrimos.

Todo lo posible de ser pensado, cuestionado y articulado a la realidad presente y pasada que funda un devenir donde ciertos valores fundantes del pensar y el decidir son banalizados, ridiculizados, descalificados

Otro aspecto es la difusión de enunciados para borrar el pasado, deformarlo, ocultarlo, desvalorizarlo. Negación de nuestra Historia y de la historia de cada uno signada por los determinantes históricos del devenir humano. ¿Por qué lo hacen?, porque sin pasado no podemos entender el presente en su relación con dicho pasado y con el futuro, y porque ese pasado ubica a nuestros opresores de hoy como cómplices activos o pasivos de sus crímenes. Entonces la memoria es peligrosa para ellos. A veces, nos hemos preguntado cómo es que muchas personas que adquirieron derechos, que lucharon para adquirirlos, votan contra sí mismos, se dejan engañar, ¡qué mala memoria! solemos lamentar. Considero que cuando es atacado el pensamiento, sus potencias críticas, transformadoras, prevalecen las marcas que nos han dejado inscriptas en nuestros cuerpos y en nuestros psiquismos el Terror de Estado al servicio de la implantación violenta de las políticas neoliberales que se continuaron en el menemismo, dando lugar a la destrucción económica, social y política de 2001-2002. Y los más poderosos no dejaron de accionar con sus discursos y sus actos, sus campañas políticas, sus intentos de golpes blandos o desestabilizadores. Desde lugares de poder comunicacional hegemónico se enuncian informaciones abrumadoramente que caducan en pocas horas para dar lugar a otra ola, impidiendo una elaboración reflexiva de las mismas. En especial son aluvionales porque se dan sin contextualización, más en una pretensión de captura alienante del oyente, a veces distractiva y obscena a través de las noticias policiales, capaces de ocultar otras informaciones que son decisivas para la vida de los diferentes públicos, otras son una enumeración de prejuicios estigmatizantes de algunas minorías, a veces buscan promover algún chivo expiatorio o dictando sentencia respecto de actos propios del sistema jurídico, etc.

Entonces, si ponemos en relación todos estos condicionantes es posible lograr en dimensiones significativas un sometimiento, una indiferencia, un anonadamiento angustioso que hace que no podamos pensar, que nos aislemos de los otros, que seamos pesimistas y resignados, que perdamos las búsquedas del sentido de la vida, que renunciemos a proyectos singulares y colectivos, que dejemos de luchar contra lo inhumano que habita el corazón humano.

Desde lugares de poder comunicacional hegemónico se enuncian informaciones abrumadoramente que caducan en pocas horas para dar lugar a otra ola, impidiendo una elaboración reflexiva de las mismas

Sin embargo, con todo esto y para inquietud de los poderosos y sus gerenciadores de tales crueldades, seguimos buscando salidas colectivas a nuestros destinos singulares. Sin los otros cada uno de nosotros se pierde en las brumas asfixiantes del sin sentido, sin sueños, sin imaginación, sin desafíos para construir entre todos una ética de la verdad, de la justicia y de una vida digna para todos y todas.

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Articulo publicado en
Agosto / 2019