La Ley N° 26.743 -mejor conocida como la Ley de Identidad de Género- fue sancionada en 2012. Se trata de una ley modelo y una de las más progresivas a nivel internacional, debido a que no patologiza a las identidades. Sin embargo, en materia de salud, la realidad material de las personas travestis y trans en el país dista mucho de ser ideal. Es por ello que en este artículo intento abordar y ejemplificar la desigualdad social que aún tiene esta población.
Es clara la evidencia del grado de falta de políticas públicas cuando se siguen usando censos y encuestas que datan de más de cinco años atrás
La salud colectiva, en el sistema capitalista en el que vivimos, es una mercancía más. La salud pierde el lugar central que tiene para la vida, ya que en el mercado de los intercambios se protegen los negocios privados de los poderosos, aunque esté en juego la vida de la población.
Resumen: El presente trabajo, basado en algunas investigaciones llevadas a cabo por los españoles José Devís Devís y Víctor Pérez Samaniego, tiene como meta analizar el campo de la actividad física como agente para la salud, enfocando brevemente sus beneficios y más en detalles sus mitos y la arbitrariedad cultural con la que se enmascara su real forma de existencia: la mercantilización de la salud.
La salud-enfermedad-cuidado es un proceso singular y colectivo, e implica un entramado de dimensiones: socio-económicas y políticas, de tradiciones científicas de interpretación e intervención técnica, de significaciones y representaciones en relación con el cuerpo y sus afectaciones, de producción socio histórica de subjetividades, géneros y sus relaciones; y, prácticas sociales y de la cotidianeidad.
El cuerpo es una construcción cultural y social que de ningún modo existe en estado natural. Esta idea de naturalidad del cuerpo es justamente un mecanismo prejuicioso que obtura la posibilidad de pensar en el cuerpo humano como parte de la cultura. Lo natural está determinado por las leyes de la naturaleza y no puede ser modificado, al menos en el período de vida de una persona, ya que los cambios naturales se mueven con otros ritmos. Lo que indudablemente nos ata al ciclo natural biológico es justamente el período vital humano (que implica al nacimiento y a la muerte), y las necesidades compartidas con el resto de los seres vivos de respirar, alimentarnos, desarrollarnos y eliminar los desechos. No incluyo aquí la reproducción porque, aunque es un mandato natural de todas las especies, como una muestra más de la no naturalidad del cuerpo humano, reproducirse no es la elección de todos los seres humanos, sino solamente de algunos.
Los que hacemos la revista Topía apoyamos esta declaración que pone en evidencia la preocupante situación de la Salud Mental. No sólo no se cumple con la Ley Nacional de Salud Mental, sino que además, se avanza con el deterioro y la privatización de la atención. Lamentablemente hechos como este se dan no sólo en la ciudad de Buenos Aires, sino también en diferentes lugares del país. Es necesario poder hacer públicas estas situaciones que sólo pueden avanzar en tanto haya silencio.
Este libro persigue a través de algunos tramos de la Historia al ambiguo concepto de “salud”, que hoy fluctúa entre la difícil categoría de derecho humano universal y la creciente medicalización de la vida. ¿Qué es lo sano y qué es lo enfermo? A veces es cuestión de vida o muerte y otras no, pero siempre estuvo el poder para terciar en medio de ese territorio ambiguo, ya fuera en el relato bíblico, en las antiguas Grecia y Roma, en el Medioevo, en el origen del Capitalismo industrial o durante la revolución farmacológica del siglo XX.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra