Ese día fue el 13 de mayo de 1959 durante el seminario El deseo y su interpretación. Catorce años después de haber finalizado la segunda guerra mundial y la maquinaria nazi para segregar y matar, y a cinco meses de fallecido ese personaje.
Lacan en este seminario viene trabajando la cuestión del objeto de deseo, la fórmula del fantasma, la castración y su objeto: “el falo”. Para dar un “descanso” dice que se referirá a la experiencia concreta y elige para ello, la homosexualidad. Ya algunas clases antes se había referido a la homosexualidad como una “problemática” en la que a pesar de afirmar que es de “una complejidad mucho mayor que la exigencia pura y simple, sumaria, de la presencia del falo en el objeto”, supone en estos sujetos un “desvío del complejo de Edipo”.1
Lacan no se refiere ni a Ferenczi, ni a Sadger, ni a Rank, otros psicoanalistas con publicaciones y experiencia en la atención de personas homosexuales, elige nada menos que a Boehm
El Seminario II se caracteriza por un espectacular movimiento de erección de lo simbólico. Como se sabe, esta operación se efectúa en el teórico Lacan atravesando, superando diversas objeciones que le son presentadas por los interlocutores psicoanalistas u otros y tienden a relativizar el carácter incisivo de la supremacía de la autonomía de lo simbólico como tal. Lo que asombró primero al oyente y luego al lector es el estilo en el que se desarrolla esta transcendentización de lo simbólico.
Podríamos preguntarnos qué ha quedado de aquella histórica polémica que diera amplia difusión al nombre de Andre Green. El primer encuentro internacional dedicado a rememorar su obra, se ha ocupado recientemente de ello. El homenaje fue realizado en conmemoración del décimo aniversario del espacio dedicado, en la Asociación Psicoanalítica Argentina, al estudio y la transmisión de sus aportes fundamentales a la obra de Freud, aportes que, afirman, lo colocan “a la cabeza de los psicoanalistas contemporáneos”.
A partir de la publicación del libro compilado por Alejandro Vainer, A la izquierda de Freud, se amplía un importante canal de debate que, como el mismo autor señalara, no ha estado exento de dogmatismos y sectarismos que poco han contribuido a transitar por un debate necesario para quienes reclamamos posiciones claras y consecuentes en el campo de la clínica psicoanalítica, por un lado y, por otro lado, en aquel de la militancia revolucionaria siempre que especifiquemos las articulaciones entre los mismos con el provecho de enriquecer uno y otro.
1) Empezaré por los mejores. Según lo declarado repetidamente por Emilio Rodrigué, salvaron a Freud y al psicoanálisis de desaparecer de nuestro país. Lo que es cierto, si se advierte que comienza a implantarse su reconocimiento en 1964 a través de la famosa conferencia de Oscar Masotta en el “Di Tella”, cuando ya hacía 5 años que una fuerte crisis afectaba a la APA, por entonces, única institución psicoanalítica en nuestros lares.
Buenos Aires-Facultad de Psicología (UBA). Década del ‘80
1-La Facultad de Psicología de los ‘80 estaba orientada por las ideas de Lacan. ¿Qué quiere decir orientada? Que todas las materias -por acción u omisión-nos llevaban hacia sus ideas. Desde la poca auto y hetero/valoración de ciertas materias (Estadísticas, Psicoterapias o Neuroanatomía, por ejemplo), hasta la forma y contenido explícito de otras.
¿Es posible afirmar, acaso, que gran parte de la construcción psicoanalítica, reactualizada por el discurso lacaniano, es un intento de restituir al padre el poder perdido en estas últimas décadas signadas por los enormes cambios en la correlación de fuerzas entre hombres y mujeres?
¿Es el lugar del padre -el nombre del padre- más que teórico, un problema político para el psicoanálisis?
Seamos freudianos: en uno de los últimos textos, escritos en la primavera de 1937,1 Sigmund Freud afirma, en un eje que reúne eficacia con efectos, que lo acertado de una construcción más allá de la contingencia del sí o el no de un paciente, puede verificarse por la presencia de efectos discursivos. Por aquellas respuestas que resultan accesorias o secundarias y que aparecen en un cierto arrabal temático con respecto al contenido central.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra