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Todo un hombre...

 

Patricio es un jovencito de poca estatura, pero con la contextura, vestimenta, peinado y actitud de “todo un hombre” Se muestra serio, más bien atemorizado.
Lo que sorprende es enterarse que tiene apenas 12 años y cursa 6º grado.
La madre es una joven señora muy alarmada por el futuro escolar de su hijo. Tiene mala conducta, lo que incluye algunas agresiones verbales y físicas en la convivencia con otros chicos, y por sobre todo gestos “obscenos” con las chicas, a quienes intenta tocarles la cola o los genitales. Está amenazado con ser expulsado de la escuela.
Refieren intensa ansiedad, voracidad alimentaria, por momentos expresa sentimientos de culpa. Tuvo ideas suicida y algunas conductas de riesgo para sí mismo, meses atrás.
Inició su desarrollo puberal a los 9 años, y actualmente tiene un desarrollo sexual completo, reconocido a través de todos sus caracteres sexuales secundarios.
Recibe un tratamiento de psicoterapia de frecuencia quincenal y medicación psiquiátrica, seguramente indicada considerándolo afectado por un trastorno de ansiedad.
Su actitud es menos violenta, pero sus impulsos eróticos dirigidos a las chicas siguen presentes, no los controla. La madre, orientada por la psicóloga que lo atiende, reclama una mejor evaluación psiquiátrica a la espera de que haya un psicofármaco más eficaz para su hijo.
La familia es católica practicante y la escuela es religiosa.
Tratando de pesquisar cómo se ubica la familia respecto al desarrollo temprano de Patricio se le pregunta a la madre si alguno de los padres habló con él sobre sus excitaciones y la masturbación. Ante lo cual esta joven señora reacciona horrorizada.
Con total convicción condena la masturbación por sus malas consecuencias: el que se masturba no puede después madurar para poder establecer una buena relación de pareja; así le había ocurrido a un primo suyo y se quedó soltero. Dice que ambos padres comparten este criterio. Ella quiere salvar a su hijo de ese triste destino. Y se opone firmemente a establecer un diálogo sobre el tema, ni darle a su hijo otra alternativa. La consulta termina en este punto, y debe continuar buscando la forma de que Patricio tenga una conducta ajustada a las expectativas de su ambiente.
Esta breve y frustrante entrevista, no me permite construir un diagnóstico psicológico ni psiquiátrico, pero sí pasar a hacer algunas reflexiones.
La irrupción del desarrollo sexual de Patricio no pudo ser contemplada en su singularidad. Desde el criterio médico no lo consideran como patología, es sólo la edad más temprana en que se puede dar fisiológicamente el desarrollo puberal. La denominada pubertad precoz, es la que se desencadena en edades anteriores a los nueve años. Fue estudiado descartando las distintas patologías orgánicas que pueden manifestarse por maduración sexual anticipada.
Pero Patricio no es uno de la estadística de la “normalidad”, sino que es un chico singular cuyo ambiente familiar y escolar no lo puede acompañar en su desarrollo, y lo orienta hacia la psiquiatrización.
La psiquiatrización es el camino que las instituciones familia y escuela prepararon para este chico, siendo así fieles al dogma católico, y eligiendo psicólogo y psiquiatra que no contradijeran este mandamiento.
Si Patricio se masturba o no, no lo sé, pero es indudable el montante de culpa que debe generar en él hasta la sola fantasía, debe ser altísimo.
Para recordar los preceptos religiosos: La masturbación fue definida como el pecado por efectuar la excitación voluntaria de los genitales para obtener placer
Tanto el Cristianismo (Catecismo – 6º mandamiento) como el Judaísmo ( la Tora, el libro de la Ley para los judíos) establecen como pecaminoso el acto masturbatorio y abogan porque el ejercicio de la sexualidad se centre en el acto sexual en pareja matrimonial destinado a la procreación. Si bien sabemos de la flexibilización de estos preceptos en muchos sectores de la sociedad, también del mantenimiento a ultranza de la rigidez condenatoria de la Iglesia. La oposición a la prevención del SIDA y otras infecciones con el uso de preservativo, así como a la legalización del aborto, cuestiones muy debatidas en los últimos tiempos, muestran claramente esta posición. Y en la educación de Patricio está presente la línea más dura, que propone la abstinencia sexual como el camino ideal.
Desde la estrictez del Catecismo y de la Tora, no ofrece a niños y jóvenes otra alternativa que abstenerse de toda forma de placer sexual . La masturbación y los juegos masturbatorios compartidos están proscriptos. “Al masturbarse se matan almas” (espermatozoides que se pierden), dice la Biblia. Por oposición Woody Allen en “Sueños de un seductor” dice “¿Qué tiene de malo masturbarse, es sólo hacer el amor con alguien que uno aprecia y conoce desde hace tiempo?”
Parece ser que Patricio pertenece a una familia y concurre a una escuela que se rigen por las normas bíblicas, generándose una situación enloquecedora. Su adolescencia está en pleno curso, no tiene vuelta atrás y su medio le exige que se comporte como un latente y abstinente Y hasta la latencia misma (intermedio entre los dos tiempos de la sexualidad humana –la sexualidad infantil y la pubertad-) no está exenta de manifestaciones de erotización, aunque no con el vigor de las otras etapas.
El empuje pulsional es imparable y al no tener descarga genital se transforma en descargas agresivas o autoagresivas en este chico. Desde el señalamiento por “diferente”, la amenaza de expulsión, la condena por pecador, Patricio está en peligro psíquico, pese a que su pubertad temprana de por sí no es patológica.
¿Por qué tanta búsqueda de las mujeres? Quizá por fallas en la represión, que no le permiten elegir las maneras de canalizar su libidinización temprana, sin tener problemas de convivencia. Pero quizá también sea una manera de demostrar su orientación heterosexual, ya que tanto preocupa a la madre que no tenga una clara definición masculina y se quede solterón. Patricio tiene que demostrar que es todo un hombre, y eso implica seducir mujeres, aunque lo hace de una manera torpe.
Como Patricio hay otros varones y mujeres que tienen su desarrollo sexual en un rango de edades muy amplio y variado, que merecen las consideraciones amplias y comprensivas aplicables a la diversidad sexual, y un acompañamiento ambiental adecuado a las necesidades de cada uno, en vez de ser patologizados o estigmatizados como “precoces” y “degenerados” o “lentos” y “atrasados”.

Susana Ragatke
Psiquiatra-Psicoanalista
susana.ragatke [at] topia.com.ar
 

 
Articulo publicado en
Octubre / 2005