En ese momento, el rock de acá tuvo capacidad de cobijar a muchos jóvenes en ceremonias colectivas como los recitales, así como las escuchas grupales e individuales de esa música que permitía pensar en que había otras formas de vivir.
Almendra en Obras es un testimonio de recordar uno de los grupos pioneros del rock, pero también una ceremonia de libertad.
Audio de la columna de Alejandro Vainer en el programa Fe de Erratas, conducido por Mario Henandez en FM La Boca.
La música que nos atraviesa es hija de los tiempos.
La serie de recitales de la Negra Sosa de vuelta en la Argentina en 1982, en el Teatro Opera fueron un hito en la música popular argentina. Fueron 13 recitales desde el 18 de febrero de 1982, donde tocó con todos, entre ellos con rockeros como Gieco y Charlie García, pero también con Ariel Ramírez, Antonio Tarragó Ros, Rodolfo Mederos, Raúl Barboza y otros invitados.
El jazz nació rebelde. Aquellos esclavos negros liberados tomaron los instrumentos dejados en los campos de batalla de la guerra de secesión en EEUU. Allí combinaron en su música el dolor, la protesta y la lucha por las condiciones de humillación en la que vivían. El jazz y su hermano, el blues, combinaron las raíces africanas con lo surgido allí. Se convirtió en una música que le gritaba en la cara las injusticias, como Billie Holiday cantaba la oscura “Strange Fruit”, donde retrataba los cuerpos de negros asesinados colgando de los árboles.
Charlie Haden (1937-2014) no sólo fue uno de los mejores contrabajistas de jazz, sino uno de los más comprometidos en las luchas sociales y políticas.
Su primer disco solista de 1969 se llamó “Liberation Music Orchestra”. Fue el nombre de su banda, pero también una declaración de principios frente a la guerra de Vietnam. En el mismo rescató canciones de la guerra civil española, incluyó un homenaje al Che Guevara y cierra con el himno de lucha “We shall overcome”. Haden reunió a este grupo periódicamente para editar discos para mostrar su oposición a las políticas de los EEUU.
----Angela, te noto distraída, seguís dejando todo brillante y perfumado, pero noté olvidos no habituales, una franela y el líquido limpiador quedó en la mesa del comedor, la puerta de calle entreabierta, el teléfono descolgado ¿algo te preocupa o te tiene disconforme?
---Si supiera Sra…..tengo tanto para contarle si me quiere escuchar, Ud. que es psicóloga.
----Contame, por la confianza que tenés, no como profesional.
Carlitos tiene quince años. El nació en uno de esos barrios que alguna vez se llamaron 'cantegriles', aludiendo a barrios muy ricos de Punta del Este y hoy 'asentamientos', pero en definitiva en uno de los lugares destinados a los más pobres de los pobres en nuestro país.
Su familia poblada de hermanitos y hermanitas y de mamá apenas si conseguían como apagar el fuego del hambre cada día.
Nadie ama la música. Amamos músicas que nos marcaron, experiencias vitales intersubjetivas. Vivencias que nos atravesaron hasta los huesos. Este amor no surge de escuchar armónicas combinaciones de sonidos y silencios. Nace de experiencias que dejan huellas. Y queremos volver a encontrarlas. Una y otra vez. En distintas situaciones. Algunos enamoramientos caen en poco tiempo y otros se convierten en amores perdurables. Por eso tenemos diferentes relaciones con algunas músicas. El amor es singular y tan potente como complejo.
En un suburbio de Buenos Aires, se despereza una mañana de marzo, después de dos largos días de lluvia. Está asomando el sol y todo está cubierto por un tufo húmedo, que quedará anidado en las grietas de pisos y paredes.
Gabriela toma el mate que le ofreció Mari. A ellas, el destino las hizo cuñadas, mejor dicho los embarazos de aquellas noches de cumbia, alcohol y porros hasta perder los límites.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra