----Angela, te noto distraída, seguís dejando todo brillante y perfumado, pero noté olvidos no habituales, una franela y el líquido limpiador quedó en la mesa del comedor, la puerta de calle entreabierta, el teléfono descolgado ¿algo te preocupa o te tiene disconforme?
---Si supiera Sra…..tengo tanto para contarle si me quiere escuchar, Ud. que es psicóloga.
----Contame, por la confianza que tenés, no como profesional.
--- Ud. sabe que vengo de fracaso en fracaso con los hombres, tuve dos maridos, violentos, vividores, mujeriegos, y los dos hijos mayores del primer hombre todavía se apoyan en mi y el chiquito recién tiene siete años totalmente a mi cargo. Y encima el padre de este me persigue intentando controlar mi vida y cuando lo ve a Federico le calienta la cabeza en contra mío y está cada vez más desobediente y de la escuela me citan a mi, y yo tengo que faltar al trabajo. Estoy acostumbrada desde chica a una vida de puro sacrificio. Pero no lo va a creer, lo que me tiene distraída, discúlpeme trataré no se repita, es otra cosa. Resulta que el dueño de la ferretería, un señor muy correcto que me conoce hace mucho, me mandó a su hijo para arreglar la heladera. Un muchacho grande, también muy correcto, fino, buen mozo, y como me gustan a mi, blanco, blanco y de ojos claros como usted. Solucionó el problema de la heladera, y me invitó a tomar un café esa tarde. ¡¡¡Quedé flechada!!!! ¿Cómo, yo? Como el nene tenía futbol me animé a aceptarlo.
--¿-Cómo no estar contenta? Pero como es eso del color de piel y ojos?
---Sí porque a mí no me gusta ser morocha, aunque ya sé que no soy negra, mi hijo mayor es como yo, en cambio los otros salieron blancos. Y mi hija quiere romper con su novio porque es morocho y tiene miedo que sus hijos salgan a él.
----Angela, yo te aprecio mucho, pero te voy a tener que denunciar al INADI, por discriminar (en tono de humor).
----Pero es que a mi me encanta esa piel blanca, suave, y es tan pulcro y bien perfumado. Es una cuestión de piel. Además es deportista y se cuida mucho, con buenos músculos, muy bien vestido Ya me llevó a cenar a un lugar hermoso, nunca había estado con un hombre así. Tiene dinero, un negocio propio y vive solo.
A los quince días, me cuenta que le propuso casamiento, la atiende como una reina, simpatiza con sus hijos y quiere hacerle de buen padre a Federico. Me preocupó el vértigo, dudé hacerle alguna advertencia de que se tome algo más de tiempo , mientras disfrute este encuentro. Pero ella me pedía opinión. Semanas después empezaron las protestas.
---No puede ser, me controla todo el día, me llama a cada rato, quiere que yo lo llame también. Yo no estoy acostumbrada a rendir cuenta de cada acto. Me desconfía, tiene mucha curiosidad qué hago en esta casa, viene a buscarme a la puerta, él no cree lo que le cuento. Cuando estamos bien es maravilloso, además sexualmente nos llevamos muy bien; pero cuando algo no hago como él quiere, se enfurece, me insulta, y dice que la mujer tiene que tranquilizar y satisfacer en todo al hombre, no contradecirlo, que la limpieza, que la comida, que llamarlo varias veces al día. Yo no quiero perder mi independencia, lo voy a dejar, pero me amenaza con arruinarle la vida, y se deprime.
Se suceden una y otra vez encuentros y peleas en que ambos llegan a las manos, ella se asusta, se retira hasta volver a encontrarse “la carne tira” “me quiere de veras” “tengo que cambiar yo”.
En la última pelea, recalca su desconfianza acerca de qué hace los tres días que viene a trabajar a mi casa. No admite sus explicaciones, obviamente la cataloga de prostituta.
---En qué lo fundamenta?
---En mi nacionalidad, para él todas las paraguayas que vienen a Buenos Aires son prostitutas. Y además me pide que lo acompañe al norte para traerse una mujer, porque esas le gustan, para amoldarla a su forma de ser, si no lo logra conmigo.