Padecemos una cultura que nos impone la novedad permanente como forma de vida. Todo tiene que ser o parecer nuevo. Una máscara de dominación mediante la dispersión de nuestra atención en supuestas primicias que son meras estrategias de venta. Navegando de pantalla a pantalla naufraga nuestra subjetividad en las aguas de la precarización. Encandilados por brillanteces que nos enceguecen. En ese camino, mucho de nuestra historia y memoria sólo se vuelve un mero recordatorio por algún aniversario mercantilizado. Se “celebran” autores de nuestra historia, sólo para olvidarlos el día siguiente.
Frente a esta situación, volvemos a Spinoza. Un clásico, que como dice Ítalo Calvino, nunca termina de decir lo que tiene que decir. Y desde allí, nos preguntamos ¿Por qué Spinoza hoy? Porque Spinoza nos plantea desde hace más de 300 años cuestiones centrales para nuestra actualidad. La fertilidad de su pensamiento sigue dando frutos imprescindibles. Su pensamiento político nos atraviesa y permite avanzar en el medio de estas pantallas oscuras.
Nuestro dossier aborda distintas aristas de la obra de Spinoza y de las diversas lecturas y rescates que tuvo a lo largo de la historia. Enrique Carpintero, en su artículo editorial, “Spinoza y Freud: afinidades y tensiones” aborda las diversas relaciones entre Freud y Spinoza, sus lecturas y las posibilidades de encuentro. Tanto en Freud como en sus continuadores, Erich Fromm y Jacques Lacan. Las originales perspectivas freudiana y spinoziana le permitieron a Carpintero formular el concepto de “corposubjetividad”, el cual alude a un sujeto que constituye su subjetividad desde diferentes cuerpos. También incluimos la Cronología de la vida, la obra y la época de Spinoza que Carpintero incluyó en su reciente libro Spinoza, militante de la potencia de vivir, que permite a los lectores ubicarse en relación a las producciones de Spinoza que aparecen en los diferentes artículos. Eduardo Grüner aborda diversas relaciones entre Spinoza y Marx en “La multitud por fin encarnada. O, de cómo Baruch de Spinoza se hizo marxista”. En su profundo ensayo aborda las lecturas e improntas de Spinoza en la obra de Marx, para luego avanzar en los nuevos abordajes spinozianos de Marx en el siglo XX, para concluir afirmando “nuestra actualidad preapocalíptica requeriría un replanteo profundo de las posibilidades revolucionarias, y en ese replanteo, casi con seguridad, Spinoza tendría un lugar tan protagónico como Marx.” Diego Sztulwark, en “La actualidad de lo eterno” toma el camino de responder la necesaria pregunta “¿Por qué tantos militantes políticos sudamericanos buscan inspiración en una filosofía tan antigua como lejana, como si en ella pudiera haber aportes específicos para pensar aquello que se debe poder pensar en un contexto, el nuestro, tan distinto al suyo?”. Así nos acerca las diversas lecturas políticas de Spinoza, de Deleuze y Guattari a León Rozitchner, pasando por Toni Negri, develando las posibilidades que brinda la obra de Spinoza.
Mariana Gainza, en su texto de “Humanismo Crítico”, rescata la propuesta de Horacio González para repensar los debates del Siglo XX sobre humanismos y anti-humanismos, a partir de lo que brinda Spinoza, pasando por Marx, Malraux y Althusser. Lo que le permite retomar “la enseñanza de Spinoza no reír, no lamentar, no detestar, sino comprender, percibimos que allí se encuentra, efectivamente, una inspiración clave para ese humanismo crítico que Horacio (González) consideró urgente relanzar en estos dramáticos tiempos que vivimos”.
Ramiro Gentile, en “Sobre el Cuerpo Alien. Spinoza y lo indefinible como posibilidad” se enfoca en la potencia de “una postura que rompe una lanza en favor de la capacidad de los cuerpos de escapar, desde un punto de vista cualitativo, a aquello que la mente pretende definir de ellos”. Finalmente, Marcelo Rodríguez, en “La verdad… ¿y nada más que la verdad?” trabaja cómo un autor de hace varios siglos nos brinda herramientas para comprender lo que sucede en las redes sociales: “la sentencia de Spinoza –‘Nada de lo que tiene de positivo una idea falsa es suprimido por la presencia de lo verdadero, en cuanto verdadero’- pareciera sentar las bases para un programa de estudio de la comunicación política. También incluimos en nuestra edición en internet un texto de Diego Tatián: “Un apunte sobre Spinoza y el arte”.
En Topía en la clínica abrimos el espacio para pensar El psicoanálisis a distancia luego de la pandemia. En la Argentina, ha quedado esta forma de trabajo en muchos casos por elección de pacientes e inclusive de analistas, aun viviendo en la misma ciudad. La mayor parte de las veces con escasa conceptualización. Nosotros insistimos desde el inicio de la pandemia en que esta modificación implica un nuevo dispositivo. En ese camino hemos publicado el libro de descarga libre Contigo a la distancia. La clínica psi en tiempos de pandemia, compilado por Alejandro Vainer. Y ahora es necesario ver qué queda y cómo se lo piensa. Por ello convocamos a tres analistas de distintos lugares del mundo. Luciana Volco, psicóloga y psicoanalista Argentina residente en una pequeña ciudad de Francia, relata cómo fue el camino de la pandemia en Francia y cómo al día de hoy la atención a distancia es marginal en su práctica clínica. Por el contrario, Mario Campuzano, psicoanalista que vive en ciudad de México, conceptualiza el trabajo, donde en una de las ciudades más pobladas del mundo la mayoría de su trabajo es remoto. Y considera que “aunque la atención a distancia no impide la expresión e intercambio de afectos no tienen la misma intensidad que en el contacto directo.” Pedro Grosz, psicoanalista argentino residente en Suiza, no sólo relata lo ocurrido allí. También recupera la historia del trabajo a distancia surgido con los primeros analistas que trabajaban telefónicamente en 1950. Y cómo la pandemia volvió a traer a escena algo que existía desde mucho antes, con otras tecnologías, y sus conceptualizaciones.
En Área Corporal, Dulcinea Segura acerca su propuesta de “Cómo (de) construir un cuerpo del sur”, frente a “un mundo que intenta homogeneizar las diferencias al ritmo del consumo, la mayor productividad, las políticas extractivistas y la optimización del tiempo y el espacio.”
También nuestro número contiene más. César Hazaki, en “De la cigüeña al útero artificial” sigue sus investigaciones sobre este mundo cyborg en el que vivimos. Aquí aborda cómo “el sueño burgués del hombre máquina se potencia con estos desarrollos de los úteros artificiales” en este capitalismo tardío. Carlos Alberto Barzani, relata una creativa intervención clínica en “Abordaje del consumo problemático con un joven en conflicto con la ley”. Finalmente, Tom Máscolo, en su columna avanza en la pregunta “¿Por qué sigue habiendo crímenes de odio en Argentina?”, luego de conocerse datos contundentes: en Argentina fueron 129 los asesinatos por tener una identidad o vivir la sexualidad por fuera de la heteronorma. Y se explaya en cuáles son los factores y en qué se está fallando para que esto ocurra.
Iniciamos nuestro año 33 de esta Topía.
Con un diseño renovado en la revista que ahora tienen en sus manos o ven en algún dispositivo. Con Seminarios que abordan temáticas que abren caminos: el de Cassandra Pereira França sobre Infancia Trans para pensar las cuestiones de género y subjetividad y el de Enrique Carpintero sobre “Spinoza, militante de la potencia de vivir”.
Con deseos de seguir avanzando en territorios de pensamiento crítico por estos caminos iniciados a principios de 1991.
Hasta el próximo número.
Enrique Carpintero, César Hazaki y Alejandro Vainer