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Nota de los editores: Escenarios del Sometimiento

 
Revista Topía #86 - Agosto/2019

El sometimiento del poder es un signo de todas las épocas. Lo más notable en la actualidad es su naturalización. Un ejemplo es que podemos pensar antes la posibilidad de destrucción del planeta que el fin del capitalismo. Lo que escuchamos es que nada puede cambiarse: es lo que hay, y no podemos hacer nada para modificarlo. Estas frases muestran los efectos en la subjetividad de la aceptación pasiva del sometimiento.

Tomemos ejemplos del campo de Salud Mental en la Argentina. Algunos escenarios actuales. Primero, una votación de graduados universitarios en la Facultad de Psicología de la UBA (podríamos extenderla a otras universidades). A nadie le parece escandaloso que en las elecciones se persiga a graduados mediante “amenazas”. Esto lleva a que, por ejemplo, haya amigos “de otra lista” que no saluden cuando van a votar durante las elecciones para que no vean alguna preferencia que hace peligrar su cargo en la cátedra, donde se dice abiertamente que la continuidad depende también de la obediencia debida al voto oficialista. Segundo, la producción escrita de trabajadores de Hospitales públicos. Hace tiempo que cualquier texto o comunicación que se hace pública debe tener la aprobación de la dirección del Hospital. Su aceptación pasiva implica la anulación de cualquier trabajo o declaración que critique la situación hospitalaria, el propio servicio, etc. El que desobedezca esta norma es pasible de sanción. Una manera de aniquilar cualquier posibilidad de pensamiento crítico. O simplemente, el pensamiento.

No es sólo en el escenario de la Salud Mental. En cada rincón de nuestra sociedad el sometimiento va tiñendo de gris la subjetividad.

¿Cómo se ha conseguido llegar a este estado de situación? ¿Cómo se la ha naturalizado? Nuestro dossier busca diferentes líneas de pensamiento y escenarios para hacer visible aquello que se toma como natural. Enrique Carpintero, en su editorial, recorre desde la historia del primer pogrom en América hasta los campos de concentración-exterminio durante la dictadura militar en la Argentina para proponer la recuperación de una memoria crítica, porque “cuando el poder siente que puede estar amenazado, no duda en organizar formas de represión que terminan en masacres. Éstas quedan elididas de la historia oficial generando procesos de subjetivación colectivos donde la represión de lo siniestro genera miedo. Miedo que tiene diferentes características en cada momento histórico. Miedo cuyo objetivo es perpetuar el sometimiento a los valores dominantes.” El historiador colombiano Renán Vega Cantor investiga las “nuevas formas de sometimiento”, donde “la sumisión pareciera no recurrir a la fuerza, sino ser admitida por los sujetos, como sucede con el dominio tecnológico que envuelve a los individuos en una maraña de aparente felicidad y autonomía.” Susana Toporosi en su texto “La infancia como propiedad. ‘Con mis hijos no te metas’” parte de preguntarse “por qué el lugar más peligroso para niños, niñas y adolescentes podría llegar a ser la propia casa.” Lila Feldman recorre originales experiencias en “La desobediencia implicada. Una historia personal de las desobediencias en la clínica psicoanalítica con niñxs y adolescentes.” Mabel Bellucci y Emmanuel Theumer recuperan la historia del concepto de “trabajo invisible” de la mujer de Isabel Larguía y John Dumoulin gestado en la Cuba del inicio de los 70. Finalmente, César Hazaki avanza en cómo el usuario cyborg es cada vez más sometido con la aparente libertad de las nuevas tecnologías que abarcan todo nuestro planeta.

En Topía en la Clínica abordamos la cuestión de la “clínica de los bordes”, con tres autores que parten de distintas miradas sobre la cuestión. Susana Sternbach recorre un caso clínico de una paciente fronteriza en “Analistas en los bordes”. Mario Waserman avanza sobre las “zonas inciertas” de los analistas cuando trabajamos en dichas situaciones clínicas. Carlos D. Pérez relata una situación clínica de borde en “Extranjero”.

En Área Corporal, Carlos Trosman expone su propuesta sobre “Poder: potencia potencial. Defendamos el espacio vacío”.

En Debates en Salud Mental, Hilary Rose y Steven Rose aportan el ineludible texto Genes, células y cerebros. La verdadera cara de la genética, la biomedicina y las neurociencias del cual publicamos un fragmento: “El irresistible ascenso de las neurotecnociencias”, donde exponen la historia y actualidad de abusos de la industria farmacéutica en los psicofármacos. Juan Melero acerca una genealogía e importancia del Acompañamiento Terapéutico en Salud Mental. Laura Ormando expone su propio “Bandersnatch Hospitalario” en sus crónicas de guardia. También, la declaración del Movimiento en defensa de la Ley Nacional de Salud Mental nos alerta sobre los movimientos de la corporación médico-psiquiátrica contra la Ley Nacional de Salud Mental.

Esta revista acerca diversos tópicos de actualidad. Ana Berezín toma sus investigaciones sobre la crueldad actual. Publicamos un fragmento del reciente libro de David Le Breton La piel y la marca. Acerca de las autolesiones. Carlos Alberto Barzani condensa en una columna una original investigación sobre “Nuestros antepasados los sodomitas”.

La lucha contra la naturalización del sometimiento abarca todos los rincones de nuestra subjetividad. Denunciarla y analizarla es la contribución insumisa de esta Topía, nuestro territorio de pensamiento crítico.

Hasta la próxima.

Enrique Carpintero,
César Hazaki y Alejandro Vainer

 

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Articulo publicado en
Agosto / 2019