Podríamos preguntarnos qué ha quedado de aquella histórica polémica que diera amplia difusión al nombre de Andre Green. El primer encuentro internacional dedicado a rememorar su obra, se ha ocupado recientemente de ello. El homenaje fue realizado en conmemoración del décimo aniversario del espacio dedicado, en la Asociación Psicoanalítica Argentina, al estudio y la transmisión de sus aportes fundamentales a la obra de Freud, aportes que, afirman, lo colocan “a la cabeza de los psicoanalistas contemporáneos”. Ahora bien ¿cuáles son esos aportes fundamentales y por qué hacen de él un psicoanalista tan destacable?
Tal como se desprende de las presentaciones efectuadas por los panelistas -nacionales y extranjeros-, del mencionado encuentro, dos son los aportes fundamentales que hacen de él “el más destacado de los psicoanalistas contemporáneos”.
En primer lugar, introduce una serie de nuevos conocimientos que incrementan la obra de Freud introduciendo desarrollos que amplían y profundizan la teoría psicoanalítica actual.
En segundo término, ha contribuido mediante la introducción de un conjunto de conceptos originales, que permiten denominar las ideas surgidas de esos desarrollos, conceptos que confieren claridad a las patologías no-neuróticas no suficientemente profundizadas en la obra de Freud otorgando una mayor compresión de los inesperados fenómenos que obstaculizan la tarea psicoanalítica en la práctica clínica contemporánea. Ahora bien ¿cómo ha podido realizar esos aportes fundamentales? En otros términos –y éste podría representar un tercer aporte original no mencionado en el citado encuentro- ¿cuál es su método de producción de conocimientos?
Green parte de la experiencia clínica. Con ello no hace sino seguir las huellas de su maestro a cuya obra retorna una y otra vez con sumo reconocimiento. Por cierto, Freud comienza la serie de sus insólitos descubrimientos con la distinción entre las parálisis orgánicas e histéricas. Las primeras encuentran sus razones en la anatomía y la fisiología del sistema nervioso central. Las otras no sólo no lo hacen sino que funcionan como si ellas no existieran. El brazo paralizado es el que se dibuja bajo las mangas de la camisa, desde la muñeca al hombro, tal como lo define el término de uso común. ¿Dónde encontrar pues las razones de este síntoma? Freud lo ignora y hace de esta pregunta el inicio de un proyecto de investigación que lo conducirá, por el camino del lenguaje cotidiano, hacia el determinismo psíquico, luego de los doce años de trabajo clínico que le permitirá comenzar con su metapsicología.
Green parte también de su experiencia clínica, cosa que constituye un gran mérito en los desarrollos del psicoanálisis contemporáneo. Con un método que podríamos denominar hipotético-deductivo –no por su referencia a la obra de Popper, sino meramente por describirlo. Comienza pues con un material clínico a partir del cual elabora una serie de hipótesis de las que va deduciendo, ajustándose de manera impecable a las reglas de la lógica formal, una serie de ideas con las cuales elabora una teoría cuya coherencia y rigurosidad la hacen sumamente interesante y atractiva.
Debiéramos sin embargo hacer constar que esas hipótesis son en realidad conjeturas, esto es, enunciados probables, opiniones sustentables, suposiciones razonables, pero de ninguna manera excluyentes. Es posible, partiendo de la misma experiencia clínica arribar a hipótesis contrarias tan válidas como las originales. Esto, por supuesto no es de por sí un hecho cuestionable y permite explicar algunas de las cualidades de las teorías de Green. Ello le da, en principio, gran flexibilidad y una enorme apertura. Green mismo se esfuerza en impulsar a sus seguidores a proponer nuevas ideas y en reiterar que sus teorías no son de ninguna manera cerradas ni concluyentes. Sin embargo, podríamos preguntarnos: ¿en qué apoya su validez?, ¿es pertinente proponer criterios de validez a las teorías? Y si lo es ¿cuáles son esos criterios?
Un ejemplo, entre otros, de este problema se presentó en el citado encuentro. En uno de los paneles el Dr. Françoise Richard (miembro de la Sociedad Psicoanalítica de París), presentó una serie de estas conjeturas, propias de sus desarrollos de la obra de Green, en relación a la clínica de la infancia y la adolescencia. Tanto la Dra. Marie France Brunel (de la Sociedad Psicoanalítica de Chile), la Lic. Luciane Falcao (de la Sociedad Psicoanalítica de Porto Alegre) y el Dr. Rodolfo Urribarri (de APA), cuestionaron esos desarrollos y ofrecieron a su vez otras explicaciones a los mismos hechos. Todas ellas y cada una de las propuestas, pese a sus divergencias, adherían por derecho propio a las teorías de Green, de hecho ninguna fue signada de incompatible.
Esto da lugar a una pregunta: ¿propone Green, como tercer aporte fundamental, un modo original de producción de conocimientos en el cual la validez de las deducciones no se apoya en la de las conjeturas que le han dado lugar sino en el sugerente atractivo de su coherencia lógica y su rigurosidad teórica? Si es así, en nada parece comparecerse con el empleado por Freud, para quien la prueba de validez de sus descubrimientos fue siempre una condición fundamental que mucho le preocupaba.
¿Qué queda hoy, luego de este recorrido por los aportes de Green al pensamiento psicoanalítico, de la polémica con Lacan que otorgara plena notoriedad a su nombre? La obra de Lacan, “cerrada, inflexible y contraria a todo intento de cuestionamiento”, obliga a sus seguidores a un “sagrado acatamiento” que no puede sino reiterar las afirmaciones contenidas en el “arcaico mamotreto” en que se ha convertido hoy su “obra caduca”, nada puede esgrimir frente el la obra de Green, abierta, inacabada, flexible y siempre alentando nuevos desarrollos a sus seguidores. Al mismo tiempo, y en la medida en que estas características se sustentan en el carácter conjetural de sus hipótesis básicas, la dirección de sus teorías resulta incierta e impredecible. Puede ella concluir contradiciendo sus propios principios y aún los postulados básicos de la obra del mismo Freud. Por ello cabe formular una pregunta que podría ser motivo de un amplio debate, e incluso de un proyecto de investigación: ¿es pertinente proponer criterios de validez a las teorías? Y si lo es: ¿cuáles son esos criterios?