Desde que se acuñó la palabra “homosexual” en 1869, académicos y científicos de distintas disciplinas han intentado comprender el fenómeno de las relaciones intimas entre personas del mismo sexo (Mondimore, 1998). De acuerdo a Ardila (2002), las concepciones de la sociedad hacia las personas homosexuales han ido cambiando con el paso del tiempo, desde ser consideradas como personas “enfermas”, hasta ser vistas como “normales, con un estilo de vida que describe una orientación o preferencia sexual.
El tema de las instituciones ha sido objeto de estudio de distintas
disciplinas, la antropología, la sociología, la politología, la economía, el
psicoanálisis, entre otras. Aunque todas han aportado un cúmulo de reflexiones
En relación a la hipótesis de Freud del origen de la sociedad patriarcal, según la cual los hijos cometen parricidio para apropiarse de las mujeres que el padre sometía bajo su poder absoluto, Gregory Zilboorg[1] considera que “las palabras de Freud se ajustan más a un acto de violación que al asesinato del padre” (...) “el hecho primordial no tiene relación con la paternidad,(...) el acto no surgía del amor o de la anticipación de la paternidad, tampoco de la tierna solicitud...era un asalto...un acto fálico y sádico”. (…) La idea de la familia nació originalmente de la fuerza de la explotación económica,(…) sus esposas asarían su carne y atenderían todas sus demás necesidades”.
El objetivo de este trabajo es arrojar luz sobre algunos dispositivos, en gran parte sutiles, que sostienen el rechazo, la condena y/o la patologización de la homosexualidad y sus posibles efectos en la subjetividad de las personas homosexuales e indagar la presencia de la homofobia en la clínica psicoanalítica actual2. La relevancia de nuestro recorrido está justificada en el análisis de tres situaciones:
a. bibliografía que aún sigue considerando la homosexualidad como una patología;
b. psicoanalistas que realizamos nuestra práctica en esta sociedad y en este momento histórico, internalizando la homofobia social, con los consecuentes efectos sobre nuestras prácticas;
c. sujetos cuya elección de objeto es homosexual y, por diversos motivos, demandan un psicoanálisis.
La historia del Sida nos trajo dos grandes significaciones de la enfermedad. La primera etapa lo caracterizó como una “enfermedad gay - peste rosa” y la segunda como una enfermedad de grupos de “alto riesgo”. En el marco de nuestra investigación, a partir de los resultados de la encuesta y la información obtenida en los talleres, puede afirmarse que la categoría “grupo de riesgo” continúa vigente en el imaginario de los jóvenes de ambas escuelas. Pero, a la significación que imaginariza al sida como una enfermedad debida a la “perversión sexual”, se superpone, a modo de capas geológicas, otro imaginario, el de una enfermedad debida al “exceso sexual”, como eran la sífilis y otras enfermedades venéreas.
De esta forma, vemos cómo el imaginario social produce efectos determinando las significaciones imaginarias que circulan en el universo adolescente.
EDITORIAL: La cólera neofascista y la trama corposubjetiva en la que se desarrolla el miedo. Enrique Carpintero
DOSSIER: LA POTENCIA DE LA ALEGRÍA EN TIEMPOS DE CÓLERA Cristián Sucksdorf, Tom Máscolo y César Hazaki Además escriben:Ariadna Eckerdt, Juan Duarte, Mabel Bellucci
Trotsky y el psicoanálisis. Helmut Dahmer
ÁREA CORPORAL: Signos de identidad. Tatuajes, piercings y otras marcas corporales. David Le Breton
TOPÍA EN LA CLÍNICA: EL PSICOANÁLISIS A DISTANCIA TRAS LA PANDEMIA. Eduardo Müller, Marina Calvo, Lucía Plans y Agostina García Serrano
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra