Un año antes de su muerte, en el Nº 4 de la revista La Maza dedicado a la agresión imperialista a Irak, publicamos una larga entrevista, realizada en febrero, donde León Rozitchner desarrolla una serie de temas, entre otros, la mencionada guerra contra Irak, el atentado a las Torres Gemelas, el genocidio argentino y el peronismo.
"El genocidio argentino hubiera sido imposible sin el apoyo y la solidaridad de EE. UU."
Por Mario Hernandez
MH: León, hace una semana escribiste un pequeño artículo en Página 12 donde planteás algunas cuestiones sobre las cuales queremos profundizar el análisis, por ejemplo, señalás que "la política del gobierno de Bush es inscribir el miedo en el cuerpo y en el imaginario de los ciudadanos para que acepten la destrucción de otros pueblos".
LR: El problema de la guerra contra Irak forma parte de toda la historia de EE.UU., de las veces que atacaron países de Latinoamérica, el caso de Panamá, de Cuba, para no referirnos al caso de Japón donde tiraron la bomba atómica, matando a la población en forma inmisericorde. Hablemos simplemente de lo que pasó entre nosotros. El genocidio argentino hubiera sido imposible sin el apoyo y la solidaridad de EE.UU. y formaba parte de un plan de dominación sobre toda Latinoamérica que lograron a través de la creación de dictaduras que luego hicieron posible la democracia. Lo mismo está pasando ahora. EE.UU. quiere implantar el terror para hacer que la sociedad norteamericana tema por lo que pasó en las Torres, ponga todo el problema en un enemigo exterior y que para garantizar su propia seguridad tenga que ser destruido.
Entre nosotros pasó algo parecido. El genocidio militar en la Argentina también aterrorizó a la gente. Luego, sobre el fondo de ese terror hizo que todo lo que pudiera suceder fuera tolerado y hasta exigido, a partir de allí es cuando se abre el campo de la democracia; a partir del genocidio. Todo esto tiene que ver con la guerra, es decir, es la guerra por otros medios, ahora por los medios económicos pero sobre el fondo de la domesticación, el terror y el pavor del conjunto de la población argentina, eso hace posible que aparezca entre nosotros una democracia, que es la que estamos viendo, esta democracia que existe en la medida que no la transformes, porque si intentás hacerlo inmediatamente aparece la designación “son terroristas” y, por lo tanto, nuevamente el poder militar y la dictadura. Ahora entre nosotros ya no es más necesario el poder militar, basta con la policía que prolonga el terror militar en la democracia.
MH: ¿Entonces, deberíamos pensar la política como guerra?
LR: Mirá, yo pienso que hay que pensar la política desde la guerra. En la guerra hay una situación extrema, una situación límite, donde lo que consigue -y así se define la guerra-, es el dominio de la voluntad del hombre. Evidentemente, el que lleva la guerra adelante no querría matar a la población, lo que quiere simplemente es que se someta, no querría que la población resista, si entregan los bienes pueden seguir subsistiendo como población, de manera tal que el dominio de la voluntad tiene múltiples formas. Una de las formas de dominar la voluntad de aquél que se resiste a ser dominado es la guerra. Cuando aparece este extremo límite que es la guerra, la definición de política o de guerra adquiere un tinte diferente. También en la democracia lo que se persigue es el dominio de la voluntad de los demás por otros medios, por medios económicos, así como el dominio de la voluntad también se ejerce a partir de lo religioso. El temor al más allá, el sentimiento de culpa, de identificación con el crucificado hace que el temor también te penetre. Quiere decir que en cada uno de los campos en los que vivimos, fundamentalmente la economía, los militares y la iglesia señalan tres formas de dominar la voluntad, de acceder al dominio de la voluntad. Y ahora encontramos otra: la televisión. Los medios de comunicación se han convertido en los grandes dominadores de la voluntad ajena a través de formas muy sutiles o muy torpes también pero, al mismo tiempo, muy efectivas. Son aquellas figuras que se ejercen para imbecilizar a la gente a través de lo que se trasmite cotidianamente.
MH: Después de los golpes que vivimos en América Latina en la década del 70, EE.UU. desarrolló una política de exigencia de la democracia con todas estas limitaciones que vos decís, sin embargo, actualmente ha cambiado por una estrategia de resolución de los conflictos por la vía exclusivamente militar.
LR: Por la vía exclusivamente militar en la medida que no se pliegan a los requerimientos que ellos señalan como democráticos. ¿Qué es la democracia? La democracia es el ámbito político que, de alguna manera, hace aparecer el proceso globalizado, que en última instancia también es un proceso cultural, en la medida que tiende al dominio de la voluntad de los sujetos, sin la compulsión de la fuerza que debe ejercerse a nivel militar o policial, pero ¿qué pasa? Es evidente que en la Argentina, la represión que aparece a través del terror policial, que prolonga el terror militar, no aparecería si la gente no hubiera salido a la calle, si los piqueteros no existiesen, si las demandas insatisfechas de la gente no buscaran de todas maneras, a través de las reuniones públicas, los cortes de rutas, las tomas de las fábricas cerradas, si no existiera todo esto, si la población viviera tranquila dominaría la pura política sin guerra.
Porque hay dos extremos. Cuando la gente se resiste a ser invadida, a ser dominada en su voluntad es cuando el extremo límite de la dominación frente a la resistencia está dado por el uso de la violencia guerrera, por lo tanto, la represión y la muerte. Este es el caso en que la gente se resista, entonces este extremo límite sería el de la dictadura, de la guerra dictatorial, estoy hablando de guerras nacionales, guerras civiles. Una cosa es esta guerra a la que se ve llevada la política cuando hay resistencia.
Cuando no hay resistencia, por lo tanto la dominación de la voluntad de los hombres ha sido ya conseguida y lograda, puede aparecer la política sin guerra como si fuera puramente política, es decir, como pura democracia. En realidad, la democracia no es más que una de las formas de prolongar la guerra de otro modo, eso es lo que estamos viendo claramente en nuestro país. Tampoco quiere decir que no haya una contradicción en el campo de la democracia que aparece planteada de una cierta manera y, por lo tanto, también significa una especie de conquista, no digo que sean iguales la dictadura y la democracia, digo, la democracia se abre como un campo de tregua viniendo desde la dictadura militar del terror entonces, cuando se ha aterrorizado a la población puede abrirse el campo de la democracia, es decir, el campo de la política aparentemente sin guerra ¿Por qué? Porque el país no puede funcionar bajo el terror, el país no puede indefinidamente ser llevado por la pura fuerza porque crea resistencia, poco a poco la gente comienza a insistir y a resistir de una manera imprevista para los que ejercieron el terror y de una manera tal que puede llevar hasta a una pueblada que ellos temen, los militares temen, acordate que eso pasó en la época de Alfonsín, cuando Alfonsín cede ante los militares y los vuelve a integrar miserablemente al dominio de los carapintada. Entonces, una cosa es esa situación en la cual la democracia aparece porque habiendo vencido a la población se instala como una forma de hacer política y la otra es cuando la gente se entrega y, por lo tanto, la democracia puede permanecer continuamente sin temor a ser modificada, sin que los dominadores teman porque en la población ya no hay resistencia.
MH: Desde el punto de vista que estás analizando el tema ¿qué significado tienen para vos los 30.000.000 de movilizados en todo el mundo el 15/2 contra la guerra en Irak?
LR: Bueno, evidentemente es un fenómeno importante, creo que es la primera vez en la historia que se produce una aparición pública de gente resistente en contra de la guerra como se ha producido ahora. En ese sentido pienso que ha comenzado dentro de la globalización, que es en última instancia la mundialización del capital, creo que ha comenzado a despertar resistencia y justamente porque en el campo de la democracia se abre una lucha en su interior tratando de utilizar todos los recursos para oponerse al poder militar desde el cual la democracia gobierna, para decirlo de otra manera. Los medios de comunicación, la economía, la religión, el deporte, no han logrado hacer que la población entre en la concepción económica, política, de los esquemas de poder, en este caso el gran centro de poder imperial que es EE.UU., entonces cuando eso no se logra y no lo han logrado pese a todo, es como si la gente dentro de ese campo pudiera comenzar también a distinguir que tiene la posibilidad del enfrentamiento y la salida a la calle sin ser muerto. La democracia tiene esa posibilidad, si la gente se anima, si sale a la calle, si más allá de la representación que los llevó a delegar el poder en ciertos grupos políticos ha sido expropiada y, por lo tanto, ejercida en contra de nosotros, cuando aparecen estas situaciones es como si la democracia, la política, abriera el campo a una irrupción masiva de la gente en la calle que es absolutamente indetenible. ¿Cómo hacés para reprimir un millón de personas en la calle? En Francia ¿cómo hacés para reprimir 500.000 personas o en Italia un millón y medio? Con todo el poder y los medios que tienen ¿pueden salir a reprimir eso? Es evidente que hay situaciones donde las fuerzas se equilibran y, por lo tanto, no es posible destruir toda una población para poder imponer tus propias ideas. En ese sentido pienso que el equivalente del poder militar que se ejerce por la violencia, pero en un sentido completamente distinto, es el poder no violento de la gente que se hace cargo multitudinariamente y sale a la calle para defender sus propias ideas. Ahora, esto es también un enfrentamiento, un enfrentamiento físico pero que está dado desde un lugar diferente y con categorías radicalmente diferentes a las de la guerra, porque si bien son dos fuerzas enfrentadas, una es una fuerza minoritaria que tiene que acudir al poder de las armas para imponerse y la otra, como diría Clausewitz, es una fuerza de cualidad diferente, es una potencia que reside en la presencia simultánea de millones o de cientos de miles de cuerpos que se unifican, que se hacen presentes en el campo político para enfrentar de otro modo al poder militar.
MH: Es lo que denominás en algunos de tus trabajos la segunda teoría de la guerra en Clausewitz, polemizando con el fenómeno del peronismo, la interpretación que hace Perón de Clausewitz.
LR: Claro, Perón adhería a una concepción completamente distinta a la que te estoy señalando, él defiende la primera teoría de la guerra, la guerra ofensiva, aquella que ejerce EE.UU. contra Irak ¿Para qué? Para apoderarse de sus territorios y de sus yacimientos.
Básicamente, casi todas las guerras son guerras ofensivas, las de colonización, por ejemplo. El ejército quiere entrar para dominar al otro, una guerra ofensiva es aquélla que busca lo que llaman los objetivos positivos, que es conseguir apoderarse de la riqueza del otro, mientras el que se defiende tiene objetivos negativos, simplemente trata de conservar lo propio, entonces son dos cosas antagónicas y diferentes. Vos podés pensar la guerra desde la ofensiva que sería esto de penetrar en un país para invadirlo cuando nadie te está atacando, como está haciendo EE.UU. en Irak, como hizo EE.UU. en Latinoamérica y, por el otro lado, tenés la posibilidad de enfrentar ese poder que te ataca, resistiéndole a través de una fuerza de cualidad diferente, que podríamos llamar de las fuerzas populares.
MH: Popular y también moral.
LR: Por eso la diferencia. La otra es una fuerza bruta, en este sentido vos no podés pensar que Bush es un tipo reflexivo; es un animal pisando en un bazar todo lo que ha sido trabajosamente construido. Esa es la fuerza bruta del imperio que no reconoce razones, por algo no quieren formar parte y no querían que se formara el jurado internacional contra los crímenes de guerra. Por algo se han opuesto a la firma del protocolo para la conservación de la naturaleza que ellos destruyen en su mayor parte, porque son impunes, saben que tienen el poder armado de la fuerza bruta y que a través de la tecnología pudieron desarrollar fuerzas de exterminio tan poderosas que nadie en este momento puede ofrecerles resistencia. Ante esta situación ¿qué cabe hacer? Es evidente que no podés reflexionar con ellos, así como no podés reflexionar con Duhalde, porque a pesar de la distancia que hay entre uno y otro, Duhalde también cuenta con el poder de la policía.
MH: No se puede pactar.
LR: No se puede pactar con Duhalde porque también está trabajando sobre el fondo del terror que se decantó en la policía del gatillo fácil, en la policía represiva que prolongó su gobierno, que fue organizada en gran parte en la gobernación de la Provincia de Buenos Aires y que, por otra parte, prolonga la policía organizada por figuras militares como Camps. No te olvides entonces que en ese sentido la policía es, actualmente, esa fuerza represiva equivalente a un ejército extranjero que amenaza a los argentinos ante cualquier intento de llegar más allá de los límites en los que aparece planteada la democracia en este momento. Es por eso que, en última instancia, estamos viviendo también una situación de terror que pasó del poder militar al poder económico. El poder económico aterroriza en este momento y pudo apoderarse de lo que se apoderó, porque existió el terror en la Argentina. Cada uno de nosotros fue trabajado por ese terror y cuando desaparece el poder militar no quiere decir que el terror haya desaparecido, las consecuencias del terror permanecen profundamente metidas en cada uno de nosotros a través de varias generaciones, sino la gente no se aguantaría esta miseria y esta exclusión a la que fue sometido el país por obra del peronismo, aunque no fueron los únicos.
MH: Vos también señalas en el artículo publicado en Página 12 que “Roma, la invencible, cae antes de caer, cuando los bárbaros traspasan por primera vez sus murallas, cuando el miedo penetra en la subjetividad del triunfador”.
LR: Es lo que ha pasado con las Torres. Hasta ahora EE.UU. siempre combatió en cancha ajena, pero nunca la guerra llegó a su propio territorio, salvo Pearl Harbour que fue algo que los americanos ya sabían y buscaron como ocasión para poder declarar la última guerra mundial, entonces lo que vos me estás planteando es lo siguiente: EE.UU., la población de EE.UU. siempre ha sentido que ellos eran impunes a todo ejercicio del poder y la violencia, que podían hacer cualquier cosa en el mundo, que podían destruir Hiroshima y Nagasaki con la bomba atómica, apoderarse de la riqueza de otros países, entrar con la violencia armada en naciones importantes que fueron invadidas por los norteamericanos, no sólo creando condiciones para la expropiación de la riqueza sino también apoyando la destrucción de grandes masas humanas, entonces pasa lo de las Torres, no es que yo hubiera querido que se produjera, creo que más bien fue negativo pero, de todas maneras, si considerás objetivamente las cosas, es la primera vez que el terror se apodera de la población norteamericana, es decir, las Torres expresan simbólica e imaginariamente la permeabilidad del territorio norteamericano a la violencia armada que viene de afuera. Esto quedó como algo que fue aprovechado por el gobierno de EE.UU. para tratar de imponer una política de represión basada en el argumento de la represión al terrorismo, el terrorismo que por otra parte ellos ejercieron siempre. Se han dado vuelta las cosas. Todo intento de conservar lo propio, todo intento de mantener un ámbito de libertad, todo intento de modificar las condiciones de oprobio, de miseria que se viven, todos esos intentos que la gente hace para alcanzar una modificación social, todo eso es tildado de terrorismo.
Está pasando entre nosotros, falta poco para que designen como terroristas a los piqueteros. Lo podés ver por la televisión, estos miserables a sueldo que son los únicos que hablan actualmente en la televisión señalando que, lo acabo de escuchar hoy, un miserable de canal 4, 5 ó 6 diciendo que va a correr sangre en la Argentina, esta vez por culpa de los piqueteros, no porque los piqueteros sean capaces de derramar sangre, es la sangre de los piqueteros la que se va a derramar y ellos lo están anunciando a través de los medios, es decir, están volviendo nuevamente a aterrorizar a la población. Lo que intento decir es que EE.UU. está tratando de ejercer su dominio afuera luchando contra el terrorismo que, según dicen, penetró en su propio país. Es lo que han planificado para que la población aterrorizada y vuelta a aterrorizar por el mismo poder norteamericano, se preste a defenderse de cualquier manera porque se siente agredida. Pero, ¿qué ha pasado? Lo que Bush no mostraba era la permanencia del terror en la gente, que por más que hagan, por más que atacaran a un país exterior, ya no alcanza para refrenar el terror que previamente fue vivido. Yo escribí el artículo justamente el día que estalla un buque cisterna elevando una enorme columna de humo sobre Manhattan y New York. Estaba viendo en la TV la gente aterrorizada porque estaban sintiendo que otra vez tenían que pensar en defenderse, porque otra vez el propio territorio había sido atacado, que ya la presencia de Bush no era suficiente y la política no era suficiente para impedir eso que estaban temiendo. Lo que los medios no dicen es que esto que vivió la población de los EE.UU., que les caigan bombas de arriba, es lo que están viviendo continuamente las poblaciones de otras partes del mundo y sobre todo la población de Irak que están mirando el cielo continuamente para saber cuándo les van a llover las bombas de estos asesinos norteamericanos de Bush. Lo mismo que están viviendo los iraquíes, los habitantes de Bagdad, es lo mismo que ahora están temiendo subterráneamente, viviendo los neoyorkinos, que en algún momento tienen que mirar al cielo porque temen que vuelva a aparecer lo que antes había sucedido.
De todo esto cuenta en una sola cosa. Cuando un país comienza a temer, vive aterrorizado y de alguna manera sintiendo el miedo, algo ha penetrado profundamente en esa costra impenetrable que antes presentaba. Donde la impunidad y el modo de vida norteamericano tenía que primar sobre todos los otros intereses del mundo, de pronto se ve que esa vida está atravesada por el miedo también y vos no podés construir una sociedad sobre el fondo del miedo, eso es lo que digo allí. Ellos sintetizan el miedo para tratar de que la población apoye las medidas contra otros países, pero ¿qué pasa cuando la población comienza a sentir miedo real sobre una penetración posible de ser ellos también las víctimas? Cuando comienza a sentirse eso, ese país, ese pueblo que creía ser imperial, que dominaba todo, cuando se produce esa fisura que a lo impenetrable lo convierte en penetrable, es cuando realmente comienza la decadencia de ese imperio y comienza la decadencia de ese poder.
MH: Corría 1990 y en una entrevista para Utopías del Sur, señalás que “toda América Latina está aggiornada al terror”. ¿Qué ha cambiado en la actualidad?
LR: Por una parte, desde entonces, algo se ha intensificado. La globalización se ha extendido y ha abarcado la totalidad de los países latinoamericanos, donde todos los políticos han entregado todas las riquezas nacionales. Tomemos la Argentina donde en los 90 comienza el período de Menem y entrega todo aquello que quería ser entregado por los militares y lo hace sobre el fondo del terror porque, en última instancia, la población venía aterrorizada desde el campo económico.
Cuando el terror penetra vos ya no podés pensar profundamente porque el pensar profundamente hace aparecer el obstáculo y al aparecer el obstáculo, el miedo que esto te produce. ¿Cómo enfrentar nuevamente a los militares, cómo enfrentar a EE.UU., cómo enfrentar al poder que te domina y que acaba de producir un atentado económico como fue el que hizo caer a Alfonsín? A partir de allí es como si la gente estupidizada aceptara todo lo que pasó, que se entregara todo sin resistencia. Es formidable lo que pasó en el país, alegremente, por consumir pequeñas cosas, por acceder a ciertos productos, por tener el autito limpito y en la puerta, para acceder a buenos restaurantes, por eso se soportó que se entregaran todas las riquezas, que se deshiciera el país, perdimos todos los bienes que eran colectivos, producto del esfuerzo y del trabajo de todos los argentinos. Podríamos decir que el terror militar vuelve a aparecer en la época de Alfonsín y determina su caída, vuelve a aparecer el miedo en cada uno de los argentinos. Entonces, es evidente que el miedo y la individualización, que separa uno del otro, la ruptura de los lazos sociales, permitieron que se aceptara alegremente que todos los bienes nacionales fueran entregados. Perdimos el teléfono, se privatizó el petróleo, cosa que ningún país ha hecho en el mundo, únicamente los argentinos pudimos haber hecho eso y los peronistas lo hicieron. Estos que hablaban de la Argentina potencia, la han convertido en completamente impotente, por otro lado, eso es lo que han querido. Para convertirla en impotente han tenido que hacer lo que han hecho. Este señor que aparece ahora, Kirchner, con su mirada extraviada por las ganas que tiene de acceder al poder, se olvida de su pasado y su pertenencia. Por otro lado aparece, es increíble, un hombre como Scioli que uno lo mira y le da risa, a mí me hace acordar a un psicótico que pasa por acá, hablando alegremente por el barrio, por las calles, mirando al cielo y poniendo cara de que entiende algo. Es lo mismo que yo veo cuando veo a este señor, que no tengo nada contra él, pobrecito, pero hay que reconocer que no tiene las condiciones mínimas para poder ejercer cualquier cosa que tenga que ver con la administración de las personas, de las cosas, de los bienes de la gente.
MH: Parecería que nada hubiera cambiado desde la década pasada y hace un ratito vos mencionabas piqueteros, fábricas recuperadas, etc.
LR: Yo creo que está cambiando algo, de alguna manera, si vos querés en ciertos sectores, no toda la población, no es que los 35 millones de argentinos se han puesto las pilas, pero ha cambiado algo, al menos en el hecho que, por primera vez, con la caída de De la Rúa, podemos decir que el terror aparece enfrentado, la gente ya le ha perdido el miedo o algunos grupos, grandes mayorías, porque ese día recuerdo que toda Buenos Aires estaba llena de fogatas y salían a la calle a pesar de que hubieran impuesto el estado de sitio. Bajo la amenaza del estado de sitio, que es la amenaza de muerte, la gente salió a la calle y enfrentó las cosas, quiere decir que por primera vez la impunidad en la cual estaban ubicados el campo de la política y de la economía, de pronto se ven superados por esta valentía, si vos querés, colectiva, que se reconoce en la inclusión de cada uno de ellos en un campo colectivo que les da fuerza porque cada uno de nosotros se alimenta de la fuerza del otro y es colectivamente como únicamente podemos enfrentar el terror. El terror no puede enfrentarse de manera individual, porque dada la desmesura del ataque que el terror produce a través de las fuerzas reales que tiene, y de las imaginarias que al mismo tiempo incrementa, frente a eso, individualmente, no podés hacer nada, por esto la disolución de los lazos sociales que produjo el genocidio y que sigue produciendo el genocidio económico. Frente a eso, de pronto, sentimos y comenzamos a vivir la experiencia de que podemos enfrentarlo colectivamente, por lo tanto, hemos comenzado ya a vencer ese terror que llevamos adentro porque nos damos cuenta que formamos parte de una fuerza que los puede enfrentar, una fuerza colectiva en la cual nos incluimos y, por lo tanto, que cada cuerpo se ve potenciado para resistir por la presencia simultánea de todos nosotros. Esto es diferente, produce una coyuntura nueva que hace que los EE.UU. se vuelvan locos y también acá se están volviendo locos, la represión ha aparecido entre nosotros y decí que vivimos en un país peronista donde el imaginario colectivo todavía sigue seducido en gran parte por la figura de Perón y por la catadura moral y miserable de sus sucesores.
Por eso te decía antes que esa Argentina potencia del primer Perón, se ha convertido con los peronistas en una Argentina impotente. Todo esto produce una indignación tan grande. Ver un país destruido y ver cómo se ha ido degradando, cómo la gente se ha ido entregando. Ahora, como vos decís, ha habido un enfrentamiento, hay gente que resiste, los movimientos sociales, los movimientos de derechos humanos, en todas partes ha reverdecido esto, pero no es la gran mayoría. Este es un país donde Bussi, asesino directo y fusilador de hombres detenidos, puede ser nombrado gobernador, no sólo él, ha habido otros que lo han sido, que un Ruckauf pueda estar presente actualmente, él que llevó, que pidió la represión a los resistentes de la época del 76, que produjo el genocidio, ¿cómo es posible que esta figura pueda todavía estar presente en el gobierno de Duhalde que, por otra parte, tiene dentro de sí a todo cuanto miserable de derecha se pueda pensar? No hablemos ya de Jaunarena, que es el representante de los intereses militares, el mediador de los intereses político-económicos de los militares, que hace que los militares estén dispuestos a aparecer en la medida que se les va concediendo lo que ellos piden. Estas son todas alianzas defensivas-ofensivas. Igual que la Iglesia, pobrecita, que sale a condenar el aborto, ¿y todos los chicos que se están muriendo? Sale por los nonatos, pero ¿qué hace por los pobres, qué hace por los chicos que se están muriendo de hambre en las calles? Los señores obispos ¿no salen a mirar en las calles qué pasa? La gente que está arrastrándose por el piso, estos chiquilines que están perdiendo sus vidas y que ya tienen caras de viejos. Entonces, con el poder económico, fijate vos lo monstruoso que ha pasado en el país, lo monstruoso de esta transformación, del pasaje del 1 a 1 a la devaluación hecha por esta gente que sirvió y sigue sirviendo a los mismos intereses, en beneficio de los grandes ganadores de este país destruido que producen y siguen produciendo más destrucción y más muerte. Todavía no hemos llegado al final. El final va a comenzar cuando el nuevo presidente se haga cargo de cumplir aquello que Duhalde ha pactado con el Banco Mundial y el Fondo Monetario que son las condiciones secretas, las políticas sucias que sostienen los acuerdos sucios que mantienen el poder en la Argentina.
MH: Bueno León, te agradezco mucho el tiempo que nos brindaste ¿querés agregar algo más?
LR: Me preocupa que en nuestro país vuelvan a votar a quienes lo destruyeron como Menem. Esta figura que produce la máxima repulsión en cualquier persona que tenga un dedo de frente como para pensar lo que este señor, no el señor, pobrecito, él no tiene ningún valor, necesita de una vendedora ambulante de la televisión para poder aparecer como siendo macho, estos tipos que siempre han necesitado la camiseta para salir a jugar un partido de fútbol, que ha impuesto la política de la frivolidad en este país, el hecho que Reuteman sea alguien siendo un corredor de autos, que Scioli, un corredor de lanchas, es increíble que todas estas figuras de la más rancia prosapia peronista y al mismo tiempo sin la más elemental relación con los intereses fundamentales de la gente, ¡porque no me vas a decir que un interés fundamental de la gente es dedicarse toda su vida a correr con una lancha!, tenés que tener la guita y las ganas de figurar siempre. Lo mismo con correr autos. ¡Qué carajo tiene que ver ganar carreras de autos con dirigir y comprender a todo un país en sus necesidades! A mí me da pena que la gente llegue a estar tan, pero tan estupidizada, estupidización que corresponde al terror, a la carencia y la miseria, porque es la miseria la que ha hecho posible la compra de los votos como ha sido hecha, gente reducida a las condiciones más inenarrables de pobreza, los han comprado para satisfacer necesidades mínimas a cambio de un voto. Bueno, todo esto es lo que estamos viendo aquí en el conurbano. Si bien los piqueteros vienen de allí, también hay gente manejada por los punteros peronistas donde ya no es un peso, un dólar, es un voto, un peso un voto, siguen comprando y haciendo ese mismo tipo de equivalencia. Esto lleva a comprender hasta qué punto ha alcanzado la degradación política del país, porque no sé si los miles, o cientos de miles, o aún un poco más de resistentes, con su capacidad de resistencia, de unión, de defensa del país y de sí mismos, sean capaces de enfrentar a esta mayoría silenciosa dominada por la miserabilidad de nuestros políticos que tienen precio y apellido y que llevan en su cara escrito lo que valen.