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Nuevas (?¿) formas de subjetivación

 

*: el uso del asterisco esta implementado para evitar usar el genérico masculino. La @ tampoco es conveniente en estos términos, ya que implica una derogada dualidad genérica y además es difícil leer por programas utilizados por personas ciegas o ambliopes...

 

Se podría decir, para concluir, que el problema a la vez político, ético, social y filosófico que hoy se nos plantea no es intentar  liberar al individuo del Estado y de sus instituciones, sino liberarnos nosotros del Estado y del tipo de individualización que este conlleva. Debemos promover nuevas formas de subjetividad rechazando el tipo de individualidad que se nos ha impuesto durante siglos.

 

Michel Foucault: Poder, autonomía, rebelión

 

Ya en el prólogo el libro Adopción: La caída del prejuicio nos anuncia que niños, niñas y jóvenes, hij*s de ascendientes GLTTTBI (Gays, Lesbianas, Travestis, Transexuales, Transgéneros, Bisexuales e Intersexuales), no presentan particularidades psicopatológicas en su desarrollo. El óptimo desarrollo de los descendientes está más influenciado por la naturaleza de las relaciones e interacciones dentro de la familia, que por la forma estructural particular de la misma. Los hij*s de personas GLTTTBI se desarrollan en equilibrio dinámico y la calidad de su ajuste, balance personal y social depende más de las aptitudes y puesta en acto de las funciones de maternaje-paternaje, que de la Orientación Sexual o Identidad de Género de sus padres/madres. La filiación en un derecho inalienable, no puede cuestionarse por preconceptos puramente imaginarios, sino desde la concreción y constatación de un deseo genuino, patrimonio-matrimonio de much*s. La denegación a la filiación por personas distintas a la heteronormatividad tiene su origen en la sobrevaloración de la heterosexualidad, el heterosexismo, el patriarcado y la misoginia son su producto. Existe en parte del imaginario colectivo la idea de “irresponsabilidad” para constituir y construir formas familiares fuera de la estructura patriarcal, avalado muchas veces por algunos Estados, ciertos discursos médicos psiquiátricos y también parte del psicológico y psicoanalítico, instituyendo de modo tal que promueve la heterosexualidad procreativa como la única saludable y responsable, así estigmatizan, desalientan y hasta inhabilitan otras formas familiares declarándolas anormales, patológicas e irresponsables. Muchos cambios, otras formas de ver el mundo, nos inclinan de inmediato a desasirnos de la idea de inmutabilidad de la institución familiar y sus formas de subjetivación como un instituido cristalizado. Los datos de las investigaciones llevadas a cabo a nivel mundial son fáciles de resumir dada la coherencia existente entre estudios: no existe evidencia empírica en contra de las capacidades como padres y madres de las personas GLTTTBI, no hay ninguna referencia válida que muestre que los niños, niñas y jóvenes que crecen con estos familiares vean perjudicado su desarrollo de una manera significativa, ya sea en los aspectos afectivos, de identidad, orientación sexual como en sus relaciones sociales, que son las áreas habitualmente estudiadas y exploradas. Reconocemos entonces que la estructura de las relaciones de pareja y familia no han sido, no son, ni serán exclusivamente heteronormativas, la sociedad es consciente de las relaciones entre personas GLTTTBI. La ciencia, admite además, que niños, niñas y jóvenes que crecen dentro de estas estructuras familiares, se desarrollan en forma normal en lo cognitivo, social, emocional y sexual, además que el desarrollo en los niñ*s es más influenciado por la naturaleza de las relaciones e interacciones dentro del grupo familiar que por la forma estructural de la misma. En consecuencia, la crianza por madres-padres GLTTTBI no debe implicar problemas añadidos al proceso de educación y si la maternidad-paternidad son funciones independientes de la Orientación Sexual o la Identidad de Género, la estructura psicológica y la adaptación social de los descendientes no está relacionada con las características anteriormente citadas sino con el cumplimiento de las funciones. Sí, debemos mencionar que en todos los trabajos investigados aparece una diferencia epistemológicamente coherente y válida: se enfatiza que los niñ*s de padres GLTTTBI son menos proclives a la proyección discriminatoria y más tolerantes a la diversidad, este aspecto se debe a la incorporación grupal de las experiencias vivenciales de los adultos. Citamos al Dr. C. Boggiano de la Sociedad Argentina de Pediatría: “lo que realmente importa es el afecto, la contención y una mirada que reconozca al niñ*, teniendo como base un vínculo adecuado capaz de aportar los alimentos concretos y simbólicos como ordenadores de humanización, para la individualización y desarrollo humano”.

En muchas oportunidades se consulta sobre la conformación de la subjetividad en familias GLTTTBI y pocas cuando esas estructuras están sostenidas por una mujer sola o un hombre solo, y menos aún cuando las niñas, niños y jóvenes están institucionalizados. Nunca se consulta por hogares encabezados por niños como nos marca Matilde Luna en el libro Nuevas Formas Familiares de la Ed. Espacio. La Constitución Nacional, en su art.75, inc. 22 que incluye la Convención sobre los Derechos del Niño y su interés superior, el reconocimiento de su identidad, su inserción en una organización familiar continente y responsable, dispuesta a reconocer y defender los Derechos que la Convención garantiza

En charlas con colegas a través de grupos, talleres y conferencias aparecen continuamente confusiones al respecto. Nadie falta, nos invita a reflexionar Eva Giberti en su artículo “La pretensión de ontologizar y los prejuicios” en apartarse inmediatamente de la Convención citada cuando se trata de argumentar sobre la temática. Es frecuente, nos explica la autora, que se ensayen comentarios tales como: “los chicos se pueden confundir, no pueden distinguir a la madre del padre”, o bien, “de ese modo no se forma una familia” o “no es natural”. Es posible reconocer y diagnosticar el desconcierto, en oportunidades la ira, que esta experiencia produce en los profesionales quienes inicialmente intentaban ontologizar contenidos prejuiciosos como si fuesen producto de pensamientos abstractos e incluirlos como afirmaciones a priori en sus prácticas profesionales. Es difícil ejercitarse en la deliberación, momento clave en la organización lógica del constructo argumental. Lamentablemente la índole de prejuicios se encuentra tanto en personas del ámbito del Derecho como en Psicólog*s y Trabajadores Sociales. Sacude las modorras la autora de referencia al enunciar “me limito a afirmar que la heterosexualidad no constituye garantía de bienestar emocional para niñas, niños y jóvenes, ni asegura un desarrollo equilibrado”.

La familia existe para reconocer, cobijar y fomentar posibilidades creativas que aguardan          en cada ser humano. Lo que sienta el fundamento de bienestar de todos los miembros de una familia es la experiencia de un hogar construido por individuos de cualquier sexo (diríamos cualquier Orientación Sexual o Identidad de Género), que cooperan y se aman, aportando sus diversos dones a la creación de un ambiente sustentador, reflexiona Caroline Stevens en Familia Lesbiana, Sagrada Familia de Ed. Kariós. Adrienne Rich le agregaría desde su libro Sobre mentiras, secretos y silencios de Ed. Icaria: “tener la esperanza de que, algún día, todas las personas pueden experimentar formar de amor, de paternidad y maternidad, de comunidad e identidad que no estén basadas en mentiras, secretos y silencios”. 

Lo que pone sobre el tapete para reflexionar hoy no son las familias homoparentales que tienen las mismas formas de subjetivación que las familias heteroparentales, con sus faltas y sus logros, sino aquéllas donde no se cumplen las funciones, independiente de los roles, donde se enfatiza la ausencia de personajes representativos de donación de sentido entre otros. Por ejemplo lo mencionado anteriormente en hogares encabezados por niñas, niños y jóvenes. Un documento del SSI/Unicef (Servicio Social Internacional y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) presenta a la comunidad internacional un estudio sobre las diversas situaciones por las cuales l*s niñ*s se encuentras privados de familia. Quince años después de sancionada la Convención, el citado estudio del SSI y Unicef recoge el mandato de presentar y analizar las diversas situaciones por las cuales l*s niñ*s son privados de familia junto con la descripción de algunas de las respuestas de los distintos Estados. Se plantea la necesidad de ser acogidos “fuera del hogar familiar”, denominándose más tarde “niñ*s en cuidado alternativo” (ver texto completo en www.relaf.org). Algunas de las situaciones donde existen niñ*s sin familia se da en casos como la muerte de ambos ascendientes, la separación no intencional de l*s padres/madres, falta de localización familiar frente a conflictos armados o desastres naturales, renuncia o abandono por parte de los adultos responsables por causas económicas u otras, incapacidad temporal o permanente (cárcel o enfermedad), abandono del hogar, migración o emigración (llegada a un país como niñ* no acompañado), víctima del tráfico de personas. Es obvio que el Estado es el responsable de dar respuesta a esta problemática, así también vemos que cada día se suman más niñ*s a la no respuesta. Como podemos observar existen muchos ejemplos de situaciones donde los niños han creado espontáneamente sus propios hogares tras la muerte o desaparición de sus padres-madres. Estos hogares suelen estar constituidos por niños de una misma familia donde el/la primógenit* asume la responsabilidad del bienestar de sus hermanos, aunque se conocen otras formas. La unión de niñ*s de una misma familia con miembros de otras o incluso grupos sin parentesco alguno entre sí. Estos hogares son especialmente vulnerables a la marginalización, inseguridad y la explotación. Obviamente se darán formas de subjetivación, nos preguntamos de que manera o alcance, como serán las funciones y los roles. Tanto en los “niños en situación de calle” de Argentina como los 85.000 hogares conformados por niñ*s producto del genocidio en Ruanda (cita del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) se le suma la problemática de niñ*s sin familia a causa de diferentes pandemias que sufren algunos países, triplicando las cifras anteriormente citadas, en la actualidad. Existen documentos que coinciden que los hogares encabezados por niños “tienen la ventaja de mantener unidos a los hermanos y posibilitan la continuidad de sus relaciones con la comunidad en situaciones en que, por cualquier razón, no se dispone de opciones de colocación más apropiadas”. En Argentina son pocas las veces de seguimiento o develar estas situaciones ya que los integrantes pueden ser “institucionalizados”, es decir, separados e incluidos en distintas instituciones que responden a criterios de clasificación por franja etaria o sexo. Con recurrencia en los países de América Latina se describe el fenómeno de niñas, niños y adolescentes que huyen de sus hogares por ser víctimas de violencia, maltrato, carencia de condiciones básicas de supervivencia o trata. Esto genera un importante número de niñ*s, sobre todo entre los 10 y 14 años, que son expulsad*s de sus hogares y viven sin cuidados familiares, en situación de calle, hacinados en zonas su urbanas. Much*s engendran a temprana edad y reproducen en sus hij*s su propia situación de falta de acceso a sus derechos. Sus propias subjetivaciones fragmentadas, muchas veces, les permiten concretizar otras para sobrevivir, aquí sí, podríamos insinuar, que existen nuevas formas de subjetivación.

Otra pregunta que nos hacemos es: ¿cómo son las construcciones de subjetivación en niñas, niños y jóvenes secuestrados, sobre todo en la última dictadura militar, y su identidad robada? Obviamente Madres de Plaza de Mayo, Abuelas, Familiares e Hijos nos dan una respuesta a través de conformarse subjetivamente como estándares de lucha en Derechos Humanos. También es necesario elaborar, nos indica María Felicitas Elías, compiladora de Nuevas Formas Familiares, características, estándares mínimos e indicadores que deberían ser contemplados en el diseño de políticas públicas que se propongan el logro de la inclusión social desde una “perspectiva de derechos”, ya que la no existencia de indicadores en algunos casos, también habla del no hacer y habilita a mantener el statu quo. Las políticas sobre niñez y familia son de difícil recorrido, incluye nuevos actores sociales e instituciones, nuevos y antiguos paradigmas que sumados a condiciones e exclusión pobreza y modernización del Estado habilitan a que bajo el discurso del “mejor interés”, subsistan planteamientos en la doctrina de la situación irregular.

Podemos concluir que las formas de subjetivación, cambian sus variables, se enriquecen, se modifican. Pero no existe una fuente única de subjetivación desde el Estado o la Familia. El hecho grupal, leyes que protejan, la familiaridad, la donación de funciones, roles intercambiables, el cuerpo, soporte cultural, información, afectos, entre otros, formarán parte de lo que mañana constituirá... casi... un todo. Nunca un todo instituido, casi siempre un probable.

 

Bibliografía

 

Elías, María Felicitas, compilador, Nuevas Formas Familiares (modelos, prácticas, registros), Ed. Espacio.

Raíces Montero, Jorge Horacio, compilador, Adopción: La Caída del Prejuicio, Ed. Del Puerto / CHA

 

Jorge Horacio Raíces Montero

Licenciado en Psicología Clínica - Investigador en Sexualidad y Epistemología

raices_montero [at] ciudad.com.ar

 

Articulo publicado en
Noviembre / 2012

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