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Nuestros antepasados los sodomitas

 

El vocablo “puto” fue una categoría discursiva popular para señalar y perseguir a sujetos varones que tenían sexo con otros varones, por así decir, un antepasado de la categoría psiquiátrica “homosexual” creada en 1869 por el periodista y activista vienés Karl-Maria Kertbeny y adoptada y popularizada por Gustav Jäger, Magnus Hirschfeld y Krafft-Ebing. Asimismo ese epíteto era utilizado como insulto o agravio y se recurría a él para acusar a quienes se quería descalificar, robar sus bienes o sacar del medio políticamente y en algunos textos/diccionarios aparece como sinónimo de “sodomita”.

¿Es posible determinar cuándo una conducta pasible de ser practicada por cualquier humano se convierte en una categoría o en una clase? ¿Cuándo fue que el término que designaba a los oriundos de Sodoma se convirtió en sinónimo de “putos”, esto es, en una palabra para señalar a los varones que tienen sexo con otros varones? A través de los manuales de penitencias de la iglesia, escritos durante el primer milenio (D.C.) podemos dar cuenta que los castigos y penitencias para las consideradas transgresiones sexuales eran equivalentes si eran entre personas del mismo o distinto sexo (ver entre otras investigaciones: Boswell, John (1980), Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. Los gays en Europa occidental desde el comienzo de la Era Cristiana hasta el siglo XIV, Muchnik, Barcelona, 1992 y Jordan, Mark (1997), La invención de la sodomía en la teología cristiana, Laertes, Barcelona, 2002). En cualquier caso quien tenía actos sexuales al modo “sodomítico” era un pecador que una vez arrepentido y cumplida la penitencia dejaba de serlo.

Quien tenía actos sexuales al modo “sodomítico” era un pecador que una vez arrepentido y cumplida la penitencia dejaba de serlo

Según la investigación de Mark Jordan, Pedro Damián (1007-1072) -teólogo y cardenal benedictino de la Iglesia católica- en el siglo XI creó el concepto de “sodomía” para señalar esos actos que los “sodomitas” cometían y que tenían que ser condenados. Por tanto, desde su origen se trata de una categoría teológica acuñada con el objetivo de catalogar y castigar ciertas prácticas específicas que se asociaban a la “luxuria” y la “blasphemia” y no de la descripción “objetiva” de ciertas conductas. Este teólogo dirige un ensayo -Libro de Gomorra- al papa León IX para que convenza a los obispos de frenar la expansión del “vicio más malvado y vergonzoso”, que él “ha visto crecer dentro de la misma iglesia católica” y que se plasmaba en cuatro variedades: “la autopolución, el frotamiento o sujeción de las ‘partes masculinas’ (virilia), la polución ‘entre los muslos’ (inter femora) y la fornicación ‘en el trasero’ (in terga)” (Damián, Pedro, Liber Gomorrhianus / Libro de Gomorra). Podemos ver que además de los contactos sexuales entre varones, incluye además, la masturbación y algunos contactos entre sexos diferentes en el dominio de la sodomía, en definitiva todos las prácticas sexuales donde se “deposita el semen en lugar indebido”, lo que significa, toda eyaculación que no sea dentro de la vagina. Nos incluye prácticamente a casi todos los seres humanos. La sexualidad humana es esencialmente sodomita.

Uno puede preguntarse también cómo es que Pedro Damián “ha visto crecer” esas prácticas y por otro lado, que la sexualidad como práctica generadora de placer -y no como práctica dirigida a la mera reproducción- constituía un problema para el sector “reformador” de la iglesia en aquella época.

La sexualidad humana es esencialmente sodomita

En lo inmediato, el papa ignoró sus advertencias por considerarlo un mal menor frente al problema que suponían los hijos del personal eclesiástico que en esa época solían heredar los cargos de sus padres. Lo más relevante de este tratado es que en su estrategia para lograr una reforma en cuanto a la moral sexual de la iglesia y sus fieles crea una especie, un grupo a quien habla y exhorta. Por un lado se dirige al papa y a los obispos, pero por otro lado a los “sodomitas” a los que intenta desenmascarar y vincular con los antiguos sodomitas (los habitantes de Sodoma) “quienes sufrieron el castigo divino más severo”. Y además crea un clima de sospecha y paranoia, ya que el sodomita puede ser un hermano, un amigo, un sacerdote, un obispo... “Sodomita, quien quiera que seas” o “Querido hermano, donde quiera que estés.” El sodomita es alguien que puede esconderse y eludir el castigo usando el ardid de la confesión recíproca entre sacerdotes sodomitas. Y claramente el centro de su ataque es a las relaciones sexuales entre dos hombres, y en especial los clérigos, a quienes acusa de tener relaciones con sus penitentes, aconsejados y discípulos. Sentenciaba que este “vicio sobrepasa en inmundicia a los demás” a la vez que lo asemeja a una “plaga”, a un “crecimiento tumoral”, a “una enfermedad contagiosa agresiva”, a la “lepra”, etc y lo asocia al afeminamiento y en varias ocasiones los llama a “actuar como un hombre”. Para este pecado son inoperantes el castigo y/o el arrepentimiento, de él “no se puede escapar”; por lo tanto, la única salida es la exclusión permanente del pecador sodomita. En todo caso “la cura” culmina luego de la pena capital; ya que “se les debería golpear, escupir, encadenar, encarcelar y dejar morir de hambre.”

En su estrategia para lograr una reforma en cuanto a la moral sexual de la iglesia y sus fieles crea una especie

Un texto del siglo XI que preanuncia lo que luego serán las justificaciones para la criminalización de la sodomía y más tarde de la homosexualidad. Incluso algunas de estas sentencias de Pedro Damián del siglo XI se pueden aun rastrear en algunos textos psiquiátricos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Si bien la sexualidad siempre está sometida a la cultura dominante de cada sociedad, regulándola y normativizándola, la peculiaridad que adquirió en la Edad Media se materializó en una heterosexualidad “reproductiva” obligatoria, práctica en torno a la cual se estableció una clasificación saturada de juicios de valor que se extendió hasta bien entrado el siglo XX. Primando en un principio los discursos religiosos, más tarde los jurídicos y por último los psiquiátricos y psicológicos. Pero siempre con la misma trama argumental camuflada y disfrazada con nuevos lenguajes. En definitiva, sodomitas, invertidos, putos, homosexuales se trata varones “desobedientes” que han transgredido el mandato de una sexualidad exclusivamente genito-reproductiva y han puesto sobre el tapete una sexualidad al servicio del placer y que se vale del culo entre otras zonas erógenas “indebidas” para la cultura occidental reproductivista y heteronormativa.

 
Articulo publicado en
Agosto / 2019