Una y otra vez en los últimos años se han lanzado ataques a la figura de Freud. Su objetivo es que desprestigiándolo se invalida a todo el psicoanálisis. La cuestión es más profunda en estos tiempos. Hay una batalla cultural en el campo de la Salud Mental. Se intenta imponer un modelo biologicista de la subjetividad, acorde con la lógica del mercado y la industria farmacológica. Para ello, la banalización sobre aspectos de la vida y la obra de Freud es uno de los caminos predilectos. En su lugar quedará la “verdadera ciencia” anónima del siglo XXI: técnicas veloces y eficaces a través de tratamientos cognitivos y farmacológicos.
Esta batalla es cultural y política. Y la damos en este número en varios campos.
El “Manifiesto de Buenos Aires. Por un abordaje subjetivante de niños y adolescentes. No al DSM”, que figura en nuestra contratapa, devela esta operación a nivel político. El editorial de Enrique Carpintero aborda la lógica política de la nueva biografía de Freud de Michel Onfray para inscribirla en este marco.
Pero también es necesario afirmar la tarea teórico-clínica. El trabajo con lo que venimos llamando Nuevos Dispositivos Psicoanalíticos permiten palpar la actualidad del psicoanálisis para enfrentar los desafíos de nuestros tiempos. La separata nos muestra un complejo trabajo clínico de Pedro Grosz, que ejemplifica cómo el psicoanálisis, saliendo de sus encorsetamientos, puede dar cuenta del padecimiento subjetivo. Los textos de Miguel Spivakow y Juan Carlos Nocetti nos muestran cómo trabajar psicoanalíticamente con parejas. El trabajo de Isabel Lucioni nos ayuda a pensar la tarea con los pacientes narcisistas.
Pero también hay otras batallas. En estos tiempos, nos invade una banalización de la política en función de una hipertrofia de imágenes y de sentimientos. Propagandas de distinto gusto y color, operaciones de distinta estofa que sólo beneficia a los partidos políticos del poder. Una hipertrofia de cuartos oscuros ambientan estos meses en nuestro país. No es automático que todo esto lleve a la reflexión sobre la política, las transformaciones, sus fundamentos. Por el contrario, todo esto lleva más a encubrir que a descubrir. Por ello mismo el dossier “Inconsciente y política” avanza en una problemática que la mayoría de las veces aparece velada para operar en nuestra subjetividad. Para nosotros, la subjetividad es corporal, producto de un complejo entrecruzamiento de los aparatos biológico, psíquico y cultural. Esto nos lleva a considerar aportes de distintas perspectivas. Nancy Caro Hollander, psicoanalista comprometida con las causas de la izquierda de EE. UU., nos propone un lúcido análisis psicoanalítico y político del funcionamiento de la subjetividad de los ciudadanos norteamericanos. Oscar Sotolano profundiza sobre las raíces subjetivas de la corrupción y de la “subjetividad rentística” en el capitalismo actual. Cristián Sucksdorf nos invita a pensar el fundamento material negado en la política. César Hazaki analiza cómo operan las imágenes en las elecciones, para ciudadanos y políticos actuales en estas democracias.
Para poder enriquecer el análisis de la situación política actual, los reportajes a Miguel Benasayag y a Renán Vega Cantor profundizan desde claras posiciones ideológicas cómo entender y transformar la situación actual. Héctor Freire nos aporta no sólo el análisis de la obra de Kurosawa, sino cómo el arte mismo anticipó el desastre nuclear de Fukushima. También la revista tiene temas específicos como el trabajo de David Le Breton en Área Corporal y la columna sobre el aborto de Jorge Horacio Raíces Montero con la cual avanzamos en un tema en el que tomamos una posición: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.
El lector de nuestra revista se encontró este año con varios cambios. Por un lado, tiene disponible toda la colección de la revista en internet. Por otro lado, en el ejemplar que tiene en sus manos va a encontrar algunas modificaciones de diseño y de contenidos.
Los cambios seguirán. En el próximo número en Topía en la Clínica, comenzaremos con una nueva sección que será el “Ateneo Clínico”, donde tres psicoanalistas trabajarán un material desde diferentes perspectivas. Esto permitirá afirmar aún más nuestra línea de trabajo. Y también desarrollaremos algunos debates específicos en el cruce de psicoanálisis, sociedad y cultura.
Enrique Carpintero, César Hazaki y Alejandro Vainer