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El Futuro

 

Es difícil hablar de él perteneciendo entrañablemente a un país que no cesa desde hace décadas en su decadencia y que va de crisis en crisis. Desde la infancia el objeto de curiosidad más fuerte que me atraía fueron las personas y de ahí la humanidad, por eso tuve la afición temprana de leer historia, que terminó en la vocación de psicoanalista, así tengo cierta información un poco desordenada, pero útil, como para sospechar que el destino de nuestra especie está sumamente abierto y es indefinible el desenlace a favor de Eros o de Muerte, esto quiere decir: si será a favor de la Construcción o de la Destrucción. Pero además ¿cuándo y qué futuro? Ni siquiera podemos medirnos en tantos millones de años como los dinosaurios, y en pocos miles de siglos hemos producido efectos contradictorios en todo el planeta.

No se difundió la ciencia a la que aspiró Freud y por la que personalmente brego, se difundió el posfreudismo de pensamiento débil

Somos la especie impredecible a la que le gusta predecir, la que tiene noción de futuro, pero… ¡siempre ambivalentes! Con producción de éticas sublimes, inteligencias deslumbrantes, que han perforado misterios que parecían insondables, junto a pulsiones y apetitos canallas, perversidades sin fin, contra nosotros, los animales y la Tierra. Para los que somos mayores, ya se está produciendo mucho del futuro, adivinar el de nuestros nietos y biznietos es casi imposible. Los adelantos científico-técnicos son impresionantes tanto en su capacidad destructiva como en la constructiva, por ésta los millennials con capacidad económica podrán vivir 100 años. Cambiamos psíquicamente con los cambios histórico-culturales, así lo enseña el psicoanálisis que es una psicología social y del abismal inconsciente, conjuntamente.

Las últimas desilusiones han sido los intentos comunistas y los poscapitalismos, o sea el triunfo del capitalismo y su máximo desarrollo: Nos produce riquezas-mercancías como ningún otro sistema económico, pero no “derrama”, es de distribución inequitativa de esas riquezas. Se llama simple y un poco eufemísticamente “pos” por las revoluciones tecnológicas que dejaron obsoletas las viejas industrias fordistas, en cuyas máquinas se perdía alienadamente Carlitos Chaplín. Estos poscapitalismos desvalorizan la fuerza muscular de trabajo, a favor de la robotización y la impresionante inteligencia artificial, por las que se integran al sistema productivo sólo inteligencias humanas, cada vez mejor preparadas, en ciencias y tecnologías específicas. Con un poco de distracción y un punto de partida de pobreza y desinformación, es fácil quedarse fuera de esa estructura productiva, como está ocurriendo. El otro factor decisivo del capitalismo o, precisamente, neoliberalismo actual, que cambia nuestra cultura es el predominio de la libertad del capital financiero circulando cibernéticamente a través de todo el mundo sin descanso, sirviéndose ya de robots que hacen veloces algoritmos, viendo oportunidades de ganancia a través de todo el mundo con inteligencia humana y artificial.

Ambos, transformación productiva y transformación a predominio financiero, han efectuado la globalización que no es un fenómeno de humanismo universal, sino una consecuencia política de esas transformaciones capitalistas en un intento de manejar estos hechos económicos. Como es inherente al capitalismo producir ganadores y perdedores por la ínsita distribución desigual de las ganancias, la globalización política se está resquebrajando y resurgiendo nacionalismos que nunca debieron ser ilusoriamente desconocidos, con teorías de integración multicultural que irritaron a algunas uniones nacionales europeas que se habían consolidado costosamente. Sobre todo cuando algunos poderosos se dieron cuenta que iban perdiendo y que la libertad de otros no les convenía, como antaño no quisieron darse cuenta que la libertad propia no les convino a otros. Se quiebra el liberalismo mundial y, como vengo sosteniendo, no hay libertad sin límites, sin reglas, sin leyes. El problema es que esas leyes no fluctúen según me convengan. Conseguir eso a nivel mundial lo veo muy difícil. Si la pasión por conocer a la humanidad comenzó por hacerme leer historia desordenadamente y terminó volviéndome psicoanalista, haciéndome conocer el enorme universo que es cada mente humana: coordinar todas las instancias psíquicas ¡qué difícil! Coordinar un país y el mundo: Educar, gobernar, psicoanalizar… las 3 profesiones imposibles.

Por supuesto que son movimientos globalizantes de integración-desintegración que crearon esperanzas ingenuas en lo ideológico-psíquicas y las consecuentes desesperanzas en ese terreno también.

No todo el mundo lo percibe. En una Argentina que no se organiza política-económicamente, insisten en recibirse cientos de abogados y psicólogos, la deserción educativa es alta, no parece que estemos criando masa crítica de ingenieros, matemáticos expertos en ciencias duras para el futuro de un sistema productivo más avanzado. Es coherente con la decadencia del país, con un sistema productivo atrasado que no produce los dólares que consume.

Que el psicoanálisis se haya difundido más que en cualquier patria, cosa que sorprendía, ahora no me sorprende: no se difundió la ciencia a la que aspiró Freud y por la que personalmente brego, se difundió el posfreudismo de pensamiento débil, llámese como se llame, acorde a las muchas últimas décadas del pensar común argentino. De ahí la Torre de Babel que muchos psicoanalistas reconocen o “Crisis de entendimiento en el psicoanálisis” según dichos de André Green. Si no se acuerda alguna vez en el paradigma freudiano el futuro del psicoanálisis será la expansión de una continua disolución babélica, pero con mucha gente que se llame psicoanalista. Paradigma freudiano no es citar a Freud sino trabajar con y desde la estructura categorial coherente del Aparato Psíquico. La psicología no anda mejor, también es un conjunto de teorías y los psicólogos que se sacaron el premio Nobel lo hicieron con investigaciones en neurociencia y no propiamente psicológicas. La buena noticia es que aún con pensamiento débil, seguiremos siendo una profesión del futuro porque los robots no nos van a reemplazar en nuestra función de contenedores emocionales en un mundo presente y futuro en la que los desequilibrios psíquicos parece que seguirán floreciendo, a expensas de una individuación que ha sido una conquista junto a la libertad personal, pero que se puede transformar en un individualismo carente de leyes y de límites internos, dejando sin bordes al yo, en la soledad, o bajo la compulsión de la pulsión. Me parece buena la primera definición de perversión que dio Freud: un Yo complaciente a la pulsión. La abandonó por la de la desmentida de la castración que es a la que he revisado y criticado sobre todo como definitoria de la homosexualidad.

Este ambiente ciñéndonos al país, junto a una educación no dirigida a objetivos reales, pero además, en una cultura donde el liberalismo de un capitalismo que no termina de concretarse en la economía, se ha llevado como libertad extrema a las costumbres, en tanto a lo que más miedo tienen los padres es a que sus hijos “no sean libres”, se produce una extraña contradicción, que ya señalé en otro artículo, donde el liberalismo económico que no se acepta ideológicamente se expande en las costumbres desde el hipismo del mayo francés. Quizás como una compensación costumbrista por las frustraciones económicas. La Argentina suena cada vez más a una sociedad anárquica. La corrupción campea (el país con más deportados del Mundial de Rusia). Se extendió la ideología de la inversión de la culpa criminal sobre la sociedad, en la filosofía abolicionista de Zaffaroni, considerado genio argentino en Suecia, pero que aquí transformó en inocente al asesino y culpable al policía y a la víctima del asesino, en tanto es parte de una sociedad que es culpable por la producción del asesino.

No entiendo cómo el maltrato entre chicos no es frenado por padres y maestros y se considera una cosa de psicólogos, con lo cual los psicólogos se han convertido en una especie de sujetos de control social, cosa que pronosticaba un viejo maestro de la facultad de mis inicios, ante mi incredulidad de estudiante.

Paradigma freudiano no es citar a Freud sino trabajar con y desde la estructura categorial coherente del Aparato Psíquico

Ya critiqué esta liberalidad de las pulsiones como el caballo de Troya, el presente griego que el neoliberalismo económico da como premio consuelo a los troyanos emborrachados con el aparente triunfo de la libertad personal. Si se abandona el secundario en las cantidades en que se lo está haciendo, si los chicos se “aburren” no son sólo problemas pedagógicos y de “programas” es que no se les ha enseñado que la escuela es divertida si se asume que es disciplina y esfuerzo; estos dos últimos términos se han convertido en malas palabras. Pero son virtudes de los procesos secundarios del Yo de Realidad, del SuperYo y del Ideal del Yo, disciplina y esfuerzo, implican energía ligada opuesta a la demanda de descarga inmediata, de satisfacción en el momento, típica de las pulsiones y del dominio del Principio del Placer. Es decir que el Principio de Realidad da grandes Placeres cuando se ha contenido la tensión, cuando se ha hecho esfuerzo en la contención. Eso se está perdiendo hoy con la aquiescencia de padres y maestros: los momentos de esfuerzo, de detención disciplinaria en el pensamiento, antes de la descarga en el discurso o en la acción. Lo contrario es querer vivir en la inmediatez del logro, del placer. Eso lleva a la impulsión, a la compulsión, eso lleva a no creer en el futuro. Eso es pensamiento blando, eso es: “todo es interpretación” eso es “posverdad”. “Autoridad” también es mala palabra, tenemos a los policías de la ciudad vestidos un poco como payasitos coloridos y oí al jefe de la Ciudad decir que era precisamente “para que no den tanta impresión de autoridad”. Ni disciplina, ni esfuerzo, ni autoridad. ¿Cómo construir un SuperYo como rector interior? Un SuperYo que nos muestre un Ideal del Yo que no es otra cosa que un Proyecto de vida, de identidad adulta a alcanzar. Si esas estructuras psíquicas no están o son débilmente constituidas, el yo se quiebra, presenta fisuras, problemas de límites, de bordes, desconoce objetivos vitales, confunde a sus objetos, lo pueblan angustias varias que están coloreando de maneras distintas a las neurosis conocidas. Sin Proyecto de vida que dé el SuperYo o ética internalizada impulsan las pulsiones o peor aún: el Principio de Nirvana.

Compulsividad, hija psicopatológico-social de la liberalidad costumbrista del neocapitalismo no es un efecto mecánico de él, ni se le debe culpar de todo al sistema económico sin más, y de manera directa. Desde la Revolución neolítica todos los sistemas económico-social-políticos han sido injustos. Las democracias griegas y romanas eran esclavistas y tan machistas como lo han sido todas las sociedades. Fueron dos romanos antiguos: los hermanos Gracos los primeros en querer hacer una reforma agraria para romper los latifundios de los romanos ricos: los dos fueron asesinados. Espartaco también, la lucha de clases y la ambición de los más fuertes entre ellos la de los machos, es el hilo que atraviesa toda la historia. Sin embargo la humanidad se sobrepuso, como lo hicieron muchos a las dos guerras mundiales y a las feroces guerras que les siguieron.

La Globalización fue y es un fenómeno de la expansión capitalista y no un deseo de amor humano apenas cubierto por la falsa ideología del multiculturalismo, que hace confundir “raza” con “cultura”. Si bien todas las razas somos iguales y el genoma humano es el mismo; las Culturas no son todas iguales y pueden llegar a tener valores muy disímiles entre sí. Un individuo o varios de una raza puede asimilarse o adoptar una cultura que no es la de su origen, pero una Cultura entera no puede trasvasarse totalmente con miles y miles de practicantes a otra cultura diametralmente extraña, con valores contradictorios, tengan sus individuos el genoma que tengan. La cultura ha modelado sus mentes más allá del genoma.

Del multiculturalismo se pensó que era la flor intelectual de la globalización. Piensen la naturalización de la homosexualidad es afortunadamente una conquista de la cultura occidental pero en Rusia está penada y hay bastantes países en los que esa elección sexual supone pena de muerte. ¿qué posibilidades hay, sólo por dar un ej., de que convivan grandes masas de personas pertenecientes a una y otra de esas culturas tan distintas cuyos Superyoes ya están modelados de manera tan diferente? Uno supondría ultrapacíficos a los budistas, como si ya no conociéramos las guerras del amor cristiano, pero hay un país dirigido por una presidenta budista premio Nobel de la Paz cuyo ejército está matando mahometanos. Hay que luchar por la paz, sabiendo que siempre habrán guerras, luchar por la justicia justamente porque sabemos que existe la injusticia y que seguirá existiendo, siempre habrá que posicionarse de un lado, lo mismo con la razón y el pensamiento vs. el facilismo y el pensamiento fácil o débil que ahora se llama posverdad, otra forma falsa de la libertad mental que es encarcelarse en la posibilidad de pensar banalidades o simplemente mentiras.

¿Cómo construir un SuperYo como rector interior? Un SuperYo que nos muestre un Ideal del Yo que no es otra cosa que un Proyecto de vida, de identidad adulta a alcanzar

La revolución del amor, la caída del amor romántico más la caída de la seguridad contractual de la monogamia, los extraordinarios alcances de la liberación sexual, la normalización de la homosexualidad y la transformación de las nociones de familia constituyen un laboratorio social cuyo carácter experimental todavía está transcurriendo y que seguramente nos está transformando, pero cuyas conclusiones todavía están por hacerse. Sabemos que todas juegan a favor de la individuación, de los proyectos personales, de las consolidaciones de cada Ideal del Yo; lo cual aumenta la carga de responsabilidad de los individuos, la de su libertad y quizás también la de su soledad, aunque se estén desarrollando nuevas maneras de amar y nuevos agrupamientos familiares. Lo cierto es que los hogares monoparentales aumentan y las viviendas unipersonales también, sucede en todo el mundo alcanzado por nuestra cultura. En los sectores de la miseria es ésta la que rompe el lazo familiar con los comedores y merenderos colectivos para los chicos, donde la comida en común era el lugar de encuentro afectivo-educativo familiar.

La revolución científico técnica es impresionante y va a continuar, está cambiando la familia, a la individuación, formas de sentir, la libertad es bella y mucho de la experiencia de sentirse individuo que está precisamente relacionado con esa libertad también es bella; sobre todo para las mujeres que realmente en Occidente estamos experimentando la primera revolución o inicios de una revolución de género que no tiene precedentes en la historia. Esto es muy sorprendente y está relacionada a la individuación que promovió el capitalismo. Es un error vincular el feminismo a cualquier lucha de clases es únicamente una reivindicación de la mitad de la humanidad que, como dije, no tiene antecedentes como movimiento colectivo. Comenzó lentamente a fines del siglo XIX con las sufragistas inglesas, norteamericanas y…argentinas.

En medio de esa batahola algunos, varios, logramos una vida que se acerca al propio Ideal del Yo, apoyados por el ej. de muchos, por algunos pensadores que siempre te ayudan a comprender el mundo, por alguna gente que da modelos y por la estructura identificatoria que vayas construyendo, eso sí, siempre con esfuerzo, pero sin ningún martirio. Me parece entonces que si no hacen estupideces atroces los que gobiernan al mundo, puede haber futuro. Pero ese futuro nunca va a ser fácil ni la humanidad va a vivir en una utopía carente de conflictos, en gran medida es responsabilidad de cada uno ganar su propia vida y luchar por la colectiva, salvo que te tome una catástrofe tipo tsunami, que tu país se hunda o guerras de las cuales sólo cabe esperar que nos salvemos.

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Articulo publicado en
Noviembre / 2018