Todos los que directa o indirectamente nos hemos implicado en el campo de la Psicología, hemos recibido un relato particular acerca de su historia, un panorama general de los capitales teóricos principales y una ilustración de la tendencia de los conocimientos relacionados. Psicólogos incipientes, docentes prestos para ingresar a las aulas, gentes del terreno de la Psicopedagogía, Antropología o desde el deporte hasta la Medicina: numerosos reproducen, con algunos detalles más, otros menos, una oficialidad bien organizada del status quo disciplinar. Si bien podemos pensar con Walter Benjamin o con un Foucault nietzschiano, que la historia la cuentan los que ganan o que en los orígenes solo hay caos y batallas impuras, nos cuesta algunas veces renegar de lindos cuentos, los dejamos pasar o bien los representamos. El dilema se suscita cuando uno percibe que estas narraciones amenazan con el olvido o la confusión. El olvido de hechos trascendentes, que mutila nuestra capacidad de percepción actual o una confusión paralizante, que nos desencanta y desorienta ante problemáticas concretas.