Las sociedades antiguas inventaron la religión y la magia para mitigar la ansiedad ante la incertidumbre; en la actualidad el capitalismo ofrece el consumismo de objetos mercancías. Esta incertidumbre puede ser hacia el futuro, al no saber qué va a pasar, o hacia el pasado, al no saber qué está pasando; la incertidumbre despierta los fantasmas más primarios producto de la sensación de desvalimiento con que nacemos.
La esperanza activa permite una búsqueda inmanente para encontrar la “alegría de lo necesario” en la potencia de ser
Incertidumbre es un término muy difundido y utilizado en planos muy variados. La física moderna, por ejemplo, ha apelado a él para interpretar ciertos fenómenos que no encontraban una respuesta en la física clásica.
El capitalismo desarrolla un fenómeno inédito: el proletariado moderno, es formalmente libre pero, contradictoriamente, es la clase productora más insegura en términos laborales
La incertidumbre es un rasgo que se constata, con especial fuerza, en las sociedades humanas. El ser humano, en su largo y accidentado recorrido evolutivo, estuvo -y sigue estando- surcado por situaciones que a los ojos de él eran impredecibles, que escapaban a su control, provocadas por factores exteriores, ajenos a su voluntad y que condicionaban su destino. Esta circunstancia crea, obviamente una sensación de inseguridad, en la existencia presente y futura, tanto en el plano individual como colectivo.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra