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Un comentario acerca de la falta

 

Hay una falta... gran cantidad de escritos que podríamos denominar
técnicos hablan de esto en psicoanálisis, una falta que es propia del
psiquismo, de la estructura psíquica, una falta en las tres dimensiones de
la estructura psíquica según J. Lacan.

La pregunta es entonces, cómo se soporta esto, que aparece en menos,
sabiendo que hemos perdido el paraíso y su imposibilidad de realización.
En este sentido, los sujetos humanos solemos resolver de mal modo o dicho
en otros términos resolvemos muchas veces de modo contrario a lo que sería
“nuestro Bien”, dando lugar a todo tipo de síntomas, y padecimientos, de
alcance incluso corporal, es decir que se radican o sitúan en el cuerpo,
por ej. la angustia, la sensación de opresión, de la que Freud ya hablaba
por el año 1895.

En sus aspectos positivos esta falta en la estructura permite una suerte
de recorrido del deseo, en nuestra existencia de vida nos permitimos
transitar por distintos lugares no siempre fáciles ni sencillos, no
exentos por cierto de complicaciones que muchas veces revisten un
problema, un enigma, un interrogante, aún para nosotros mismos, se podría
decir “más allá de nosotros mismos”.

Enrique Carpintero dice que “el exceso de realidad produce monstruos”, de algún
modo el exceso de realidad, impide el sueño, lo coarta, lo bloquea y
aliena al sujeto en una inmanente realidad sumiéndolo en el miedo, la
inseguridad y la desesperación que la cultura actual imperante despliega
sin piedad.

El break social operado dio por cierto, resultados aún más dolorosos, la
ruptura de la trama social y la obsolescencia e ineptitud de instituciones
y organizaciones que ha dejado a los sujetos, en un estado de desamparo
y fragilidad poco imaginable pero real.

Si el sujeto está escindido y su Otro es la cultura, la cual en su
presencia inevitable genera malestar, cuando ésta ya no sostiene al
sujeto, ni lo privilegia en la dignidad de su existencia qué sucede
entonces. Las consecuencias de la fragmentación no dejan de hacerse sentir
en el malogrado cuerpo social recayendo con crueldad una y otra vez
sobre los sujetos, no es fácil salir de la perplejidad casi inevitable de
lo que se presenta en la estructura social de manera casi monstruosa,
diría yo en su desmesura de arremetida contra el sujeto. Pero más allá de
las adjetivaciones que siempre guardan algo de imaginario, como toda
expresión metafórica, es preciso recuperar los sueños, es preciso navegar,
aún cuando las aguas no se presentan ni mansas ni calmas, y es
precisamente en la inscripción de aquello porvenir dónde se juega nuestro
protagonismo y el advenimiento de nada menos que nuestra propia
subjetividad, en tanto y en cuanto la restitución de las redes sociales y
todo cuanto hay en ellas de creatividad.

 

Graciela Belluscio
Psicoanalista
g_belluscio [at] yahoo.com.ar

 
Articulo publicado en
Noviembre / 2002