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LA POLVORA YA ESTA INVENTADA

 
Memorias para el Futuro 1

Publicado en Clepios, una revista de residentes de Salud mental. Nº13, 1998

En estos tiempos desmemoriados y de supuestos grandes avances uno se podría detener y preguntar sobre la necesidad de la historia. ¿Para qué la historia de una Residencia? ¿Para qué recordar experiencias o teorizaciones que supuestamente están “fuera de circulación”, o “pasadas de moda”? ¿Por qué perder el tiempo con estas líneas en vez de estar estudiando los últimos avances en Psiquiatría o Psicoanálisis?

Los defensores de la Memoria responderían con varios argumentos: desde una teórica necesidad de “recordar para no repetir”; una nostalgia mítica e idealizante de una época dorada (“La epopeya del Lanús”, “La era de los pacientes privados” y otros mitos); hasta una obsesión académica de revisar hasta los últimos detalles de grandes personajes de la Salud Mental.

Ninguno de estos es el motivo de nuestras líneas en el contexto de la Arqueología de las Residencias. Nos guiará una hipótesis : El desarrollo de la Salud mental en la Argentina sufrió un corte abrupto con la última dictadura. Entonces el pasado (no solamente en nuestro campo) no se encuentra disponible para las nuevas generaciones. Por eso sostendremos que esas historias, para los residentes en Salud mental de hoy, no hacen Historia: No hacen Historia en el sentido de líneas de teorizaciones y prácticas a ser retrabajados, problematizados y aprovechados para las dificultades actuales.

Por lo tanto encontramos dos salidas sintomáticas. Primero, la renegación con desvalorización (en el sentido que le da el memorioso Fernando Ulloa: negar y negar que estoy negando): en Argentina no hubo ningún desarrollo de nada. Segundo, la idealización: La nostalgia de todo tiempo pasado que fue mejor.

Enfrentando a las dos posturas, tomaremos otro camino. Recuperar el pasado para ser usado hoy. Ni por academicismo, ni por mitología: solamente por necesidad cotidiana.

La historia que nos pueda dar herramientas útiles para la actualidad.

¿De qué hablamos con esto, se preguntará el lector? Una pequeña historia “residencial” señaló nuestro camino. En 1990, un supervisor (Miguel Leivi, psicoanalista y ex residente del Lanús) nos sugirió esta necesidad. Le habíamos planteado una idea para una experiencia de trabajo en equipo, de la cual nos sentíamos muy orgullosos, creativos y revolucionarios. Escuchó atentamente y sentenció: “eso nosotros lo hacíamos en el Lanús y hace veinte años”. Nuestra depresión fue mortal. El consuelo lo brindó con lo siguiente: “Aunque nos duela la pólvora ya está inventada, y no hay que seguir re-inventándola”.

Nuestra impresión es que en muchos casos nuestra ignorancia de lo ocurrido nos lleva a puntos de insistir con ciertas preguntas y prácticas en las Residencias, (y por ello en las páginas de Clepios). Tres breves ejemplos:

-La antinomia Psiquiatría Psicoanálisis. Sin historiarla, se puede perder tiempo repitiendo –sin saberlo- debates de hace cincuenta años. Por qué no pensar y retomar para discutir posiciones desconocidas y desprestigiadas hoy en día, como las de Enrique Pichon Rivière (y de muchos de sus discípulos), quien suponía y fundamentaba una continuidad entre ambas. Si no, podemos llegar a insistir con argumentos que ya estaban en decadencia en la década del ’50. La colaboración en numerosas investigaciones sobre psicofarmacología y psicoanálisis de aquella época valen como muestra.

- La falta de participación de los propios residentes sumada al poco apoyo de Laboratorios en las Jornadas de Residentes (problema planteado en el número anterior). Por qué no revisar como se realizaron Jornadas y Congresos en distintos momentos de la Argentina, con pocos recursos, cómo se gestionaba la participación, cómo la producción. Quizá la imaginación pueda tomar el poder al dialogar con actores de antiguas experiencias hoy olvidadas. Muchos podrán pensar que el contexto hoy es otro, pero aún así nos surge una pregunta para quienes organizarán las próximas Jornadas de Residentes: ¿no sería mejor conocer qué cosas fueron efectivas en vez de sumergirse en la queja cronificada que describe el último editorial de Clepios?

- La pregunta bizantina de si es posible el psicoanálisis en el Hospital. Sin saberlo se repiten discusiones de la década del ’60 entre los propios psicoanalistas que se acusaban unos a otros. Los partidarios de trabajo hospitalario versus los que consideraban que no había condiciones de posibilidad para realizarlo. Los primeros terminaban defendiendo el análisis en el hospital no solamente desde el mismo Freud, Ferenczi, Frieda Fromm Reichmann y tantos otros, sino también con sucesivos trabajos, prácticas, conceptos y abordajes olvidados. Si repensamos en los argumentos de quienes se oponían en aquellos tiempos(masoquismo al trabajar gratis , o la imposiblidad de reparación a los ataques al analista por no pagarle, para citar dos “perlas”) nos reiríamos largamente.

Preguntarse las mismas preguntas, sin conocer las respuestas dadas en el pasado, nos puede condenar a algo peor que el olvido: a la repetición y la queja. Para colmo, aún después de todo el esfuerzo e inteligencia invertidos, llegar a eso que habían dicho y hecho hace cincuenta años.

Estamos para mucho más.

Para ser protagonistas y hacer Historia.

 
Articulo publicado en
Enero / 1998