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Recuperar el juego para posibilitar las infancias

 

La posibilidad elaborativa a través de la función simbólica

Como la mayoría de nosotros sabemos, por haberlo vivenciado, el juego ocupa un lugar muy importante en la infancia. Muchos psicoanalistas de niños se ocuparon de teorizar sobre el juego y sus funciones.

Sigmund Freud- en su texto Más allá del principio del placer- analiza el juego de los niños dándole un lugar privilegiado para transmitir sus emociones.

“Para el niño el juego es la vida misma. Representa la posibilidad de expresar con otros lenguajes lo que aún no puede expresar con claridad. Desde que nace se constituye en elemento vital y constitutivo, porque a través del juego conoce el mundo, construye estructura psíquica, canaliza sus deseos y necesidades, se interrelaciona con otros, explora su alrededor y de esta forma encuentra caminos para resolver las dificultades que se le presentan”.(Paolicchi, 2014)

Podríamos deducir que si encuentra caminos para resolver conflictos a través del juego, conforma de esta manera un modo privilegiado de elaborar lo traumático.

Volviendo sobre Freud, el mismo escribe: “Sabemos que el niño adopta igual comportamiento frente a todas las vivencias penosas para él, reproduciéndolas en el juego; con esta modalidad de tránsito de la pasividad a la actividad, procura dominar psíquicamente sus impresiones vitales”(Freud, 1926, p: 156). Por ello, muchas veces observamos en la clínica, niños que repiten y repiten el mismo juego. Seguramente repiten para dominar lo displacentero, lo intolerable.

Beatriz Janín, psicoanalista de niños, reflexiona sobre el juego en la sesión::“Para que una acción tenga carácter de juego debe estar ligada al placer.  Como en la canción infantil, el terror (“el lobo”) es un obstáculo para jugar. A la vez, cuando el terror ha pasado y quedan restos de lo terrorífico, en su efecto traumático, el juego permite la elaboración de lo vivido. (…) El niño rearma las marcas que han quedado en él, sus diversas memorias, para crear otro mundo más placentero. (…) El juego supone la construcción de un producto nuevo en base a una historia, el apoyo en objetos tangibles del mundo ( a los que otorga un sentido particular) y la posibilidad de ligar lo que irrumpió sin palabras, sin mediatizaciones”( Beatriz Janín, 2014, p: 132.).

Como profesionales, hemos observado que a través del juego dramático los niños ponen en marcha toda su capacidad creativa de acuerdo a su desarrollo y edad evolutiva.

Según Target y Fonagy en Jugando  con la realidad II: “Un niño pequeño tiene dos maneras de experimentar la relación entre la realidad interna y la externa. Existe evidencia experimental para sostener la noción de que la comprensión que el niño tiene de los estados mentales como representaciones es mayor en la modalidad “hacer de cuenta”.

De esta manera, jugar ofrece la posibilidad de desplegar toda la creatividad que el niño posee, al mismo tiempo que puede expresar las preocupaciones inconscientes”.

Como analistas de niños,  nuestro trabajo se focaliza fundamentalmente en el interior del juego, valorizándolo tanto como la palabra del adulto en la sesión.

Citando a Marta Beisim: “La denominación de juego de transferencia, nos refiere a una actividad lúdica que en algunos casos no se distingue en una primera aproximación de los juegos más comunes de los niños, pero que, sin embargo, es propio y emerge como resultado de la labor analítica. Estos juegos tienen la particularidad de albergar en ellos, durante su transcurso, a los personajes que les son transferidos” (Marta Beisin, 1991, Juegos de transferencia).

 

Ejemplo clínico:

El registro del juego (muchas veces repetido) por un niño de ocho años servirá como ejemplificación de los conceptos citados precedentemente.

Franco tiene ocho años y cursa tercer grado. En entrevista con la madre surge el motivo de consulta: “fue citada por la escuela porque es distraído, no realiza las tareas y está desatento en clase. A la noche duerme con la luz prendida porque tiene miedos”. En la primera entrevista con la madre (el padre trabaja todo el día y termina tarde), ella relata que el matrimonio está mal porque en la vivienda (heredada por el marido) de tan sólo dos dormitorios, se instaló la suegra con su pareja. Por lo cual, los chicos tuvieron que pasar al cuarto con ellos, ya que no disponen de otro ambiente. Hay peleas continuas, ella quiere separarse del padre de Franco porque es un “pollerudo” dominado por la madre.  Por este motivo y las constantes peleas (violencia verbal y física entre ambos), ella se quiere separar pero no le alcanza el dinero para alquilar sola.

Comenta que no comparte nada con la suegra y su pareja. No los saluda ni les habla porque han discutido mal. Que no deja que Franco interactúe con sus abuelos porque le faltaron el respeto a ella. Que vinieron por dos meses y ya pasó un año y medio…

Relata más problemas de convivencia, habla de “robo de comida” por parte del novio de la suegra. Que ella puso candados en sus armarios. Pregunto si Franco presenció peleas y responde afirmativamente. ¿Qué actitud toma?- vuelvo a preguntar. Pide por favor que no se peleen más y llora, responde la madre emocionada.

 

Hora de juego con Franco (registro abreviado)

Entra apurado y se abalanza sobre los juguetes. Saca los soldaditos de la caja, marrones y verdes. Los ubica en dos bandos. Acerca una casita de madera con puertas y ventanas, mete algunos de sus soldados allí. Ubica la casa en el medio, entre los dos bandos. Luego la aproxima más hacia sus soldados. Vamos a pelear, me dice. ¡Podés atacar!, agrega. Cuando tiro hago ruidos, tìpicos de ametralladoras.  Pero él me contesta: ¡No hagas el sonido ese, me asusta!

¿Te asusta?, le pregunto. Sí, un poquito, me responde. Me quedo en silencio (yo). Mirá que sigue la batalla, dice Franco.- Esto es un campo de guerra, hay metralleta pesada, exclama a los gritos. Tomo dos soldados y le digo que son trepadores y se meten en la casa para invadir a los que están adentro. Franco ahí responde:- ¡¡No, nooo, pará! Hay “pinchos”, las paredes tienen” pinchos”, no pueden subir como trepadores¡¡ (Me quedo callada) Él me dice:- ¡dale, si vos no ayudás! (haciendo un gesto de reclamo con las manos).Entonces yo intervengo (respondiendo a su pedido) con voz de mando:“¡Se retiran inmediatamente, no pueden invadir la vivienda de los soldados!”.(Franco asiente con la cabeza). Hay varios soldados tirados, Franco dice que están heridos. ¡Llévenlos para curarlos!- pide con énfasis. Y yo le respondo con convicción:_ Sí, yo me ocupo.

En este recorte del juego, observamos que Franco representa- a través de la actividad lúdica- las escenas de conflicto que vivencia en su casa. La casa invadida, las peleas. A partir del jugar, Franco construye una casa en la que no se puede entrar. Es como una fortaleza con “pinchos”. A través del juego elabora los sentimientos de destrucción y reparación. Nos cuenta todo lo que tiene adentro (lo interno), sus miedos, agresión, bronca, dolor. Aparece la relación transferencial “llévalos para curarlos”. Pedido de ayuda a la terapeuta, quien interviene desde el interior del juego.

En la siguiente sesión, Franco repite el juego con las mismas características dramáticas de una guerra entre dos bandos. Con avidez busca en la caja un muñequito diminuto (con cara de nene). Lo ubica en el medio, entre los dos bandos de soldados.

¿Quién es?, le pregunto. El agente Camaleón, me responde. ¿Y de qué lado va a estar?, le pregunto. Se cuelga mirando un punto fijo, piensa y responde: -No sé.

En este momento de juego, aparece un personaje (el agente Camaleón) que concentra la transferencia del lugar del niño, en esa familia escindida. El niño en medio de una grieta se paraliza y no sabe en dónde ubicarse, se cuelga. Más tarde, Franco volverá a buscar otros juguetes para representar y recrear su difícil realidad. Toma de la caja pequeñas reproducciones de dinosaurios de plástico y los agrupa junto a la casa de madera.

¿Y estos?, pregunto sorprendida. “Son para tener comida para los soldados. Se puede comer la carne. Aquí hay mucha”.

Como podemos observar  en esta viñeta, el juego- en sí mismo- es elaborativo. Franco puede resolver en el juego el conflicto por los alimentos que se vive a diario en su hogar. Ya hemos dicho que el niño se comunica a través del juego. Los sucesos del juego son equivalentes a las asociaciones libres en los adultos. Es sorprendente en este caso el paralelismo existente entre las palabras expresadas por la madre durante la primera entrevista y el juego desplegado con gran habilidad por Franco en la sesión.

Como cierre de este análisis, podemos concluir con las palabras de Vigotsky cuando sostiene que “lo que caracteriza el juego es la creación de una situación ficcional, en la cual el niño puede tomar el lugar del adulto mostrando la peculiar relación con la realidad presente en el juego… Adulto y niño comparten una experiencia mental real”.

 

Niñas y niños sin tiempo para jugar

“Quiero tiempo, pero tiempo no apurado,
tiempo de jugar que es el mejor.”
 M. E. Walsh., Marcha de Osias.

Los versos de la gran poetisa y cantautora María Elena Walsh, fueron premonitorios en cuanto a los tiempos que corren en las grandes Urbes : la falta de tiempo, la velocidad de los cambios, la creencia de que “time is Money” según las leyes del mercado. Y de esa forma, sin adecuaciones necesarias para los más frágiles, se imponen  también estos  valores sobre el “tiempo de juego” aun para los niños y niñas.

Los que trabajamos con la infancia conocemos de las agendas infantiles tan cargadas de actividades programadas a la par de sus padres, también afectados por la falta de tiempo. A la Jornada Doble Escolar de 8hrs, generalmente le siguen actividades extraescolares, que no dejan de  ser, actividades pautadas en las cuales deben seguir al adulto, muchas veces a través del sometimiento, independientemente de lo interesante que pueda ser la propuesta. Y eso no es juego. Es juego si es del niño/a y si él/ella lo crea. El juego le pertenece a los chicos. Si bien estos conceptos están reconocidos en el Articulo 31 de la Convención de los Derechos del Niño/a de 1989, deberíamos reconocer que el “tiempo para jugar” se halla fuertemente limitado por las condiciones de vida en las grandes ciudades.

Franco, el niño presentado anteriormente, suele manifestar que el único día que le parece lindo es el domingo, porque puede jugar a lo que él quiera, un rato en el parque y un rato largo en la casa. También muestra su preocupación por la falta de tiempo para jugar, cuando ingresa al consultorio casi corriendo y diciéndome que me apure, que lo ayude a sacar los juegos, porque el tiempo pasa rápido y él tiene que aprovechar. A propósito de la variable tiempo, en el Diseño Curricular para la Educación Inicial, Marco General que explicita las Orientaciones para trabajar con las Escuelas Infantiles de la Ciudad de Buenos Aires se advierte que el niño y niña que está muchas horas en la Institución Escolar, debe vivir en ella, prioritariamente, tiempos de juego. Sin embargo algunas investigaciones muestran que esto no es necesariamente así. El “juego libre” ocupa un porcentaje del 16% en la distribución de las actividades de Jornada Completa. (L. Fernández y otros). “La vida cotidiana en las escuelas infantiles”.

 

Procesos sociales y sus consecuencias en la infancia

Equiparo el no poder jugar, a la obligación alienante de “callarse”. En nuestra época se puede observar un fenómeno sociológico notable, sobre todo en los niños y niñas que cursan la escuela primaria: la pérdida de espacio y tiempos de juego, inicialmente recibidos tanto en el  Jardín de infantes como en la vida familiar. De esta forma, queda el niño/a expuesto a no contar con suficientes y repetidas oportunidades de vivenciar esos encuentros con otros niños/as, de actividad lúdica “vital” en esta etapa del desarrollo infantil.

“Pareciera que no alcanza para medir el tiempo con las horas y los segundos. Debemos medirlo en nanosegundos. Todo debe ser ya y cuando llego es tarde. Tenemos la impresión que los días pasan a la velocidad de un nanosegundo. Sin darnos cuenta finaliza un año en el que nos quedaron muchas cosas sin hacer. La sensación de velocidad produce la paradoja de crear impaciencia, de hacernos sentir que no hay tiempo que alcance. Por ello, la ansiedad es uno de los síntomas de nuestra época”. Enrique Carpintero.” La Corporsubjetividad”

Estos problemas colectivos que afectan a gran parte de la sociedad adulta, también alcanzan afectándolos indudablemente, a los niños/as como sector de la población más vulnerable. La sociedad de consumo en la que transitamos, nuestra vida cotidiana actualmente, presenta los problemas de los chicos, como problemas individuales y muchas veces los consideran de origen biológico. En lugar de ser atendidos en sus necesidades, en lugar de observar el medio familiar y cultural que los rodea, se los etiqueta con diagnósticos falsos como el T.D.H (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).

El niño que se rebela, que se  mueve mucho, que se muestra ansioso como Franco, generalmente  es medicado por psiquiatras y neurólogos que creen poder explicar a través de las neurociencias el sufrimiento de un niño/a. Retomando el juego de Franco, pudimos comprobar  como  el posibilitar su desplegué, le permitió al niño comunicar su angustia, sus miedos, transformando la realidad que lo absorbe en algo lúdico. El juego es, en este sentido, factor de  Salud.

Muchos niños están expuestos a exigencias sociales (meritocracia) superiores a sus posibilidades de respuesta. “Ponete las pilas, y estudiá!” suele ser una frase común de padres, madres y docentes frente al bajo rendimiento escolar.

-Juan Vasen en su reciente libro “Niños o cerebros” dice: “Chicos y jóvenes en las escuelas, y adultos en sus trabajos van cual perritos detrás del sullky, con la lengua afuera, intentando alcanzar objetivos superiores a sus fuerzas. Algo diferente del estimulo que significa el deseo y más cercano al agobio por la obligación. A esas subjetividades aceleradas y exigidas se las califica y evalúa con el término deshumanizado. Algo así como “quemado y expulsado”.

Observamos que en este texto, Juan Vasen no diferencia a los niños de los adultos en esta alienante carrera de exigencias. “Están juntos y a la par”.

Si no hay tiempo, no hay juego. Acompañar como adultos al niño en sus necesidades, implicaría reconocer el valor del juego para que pueda resolver con creatividad muchas de las dificultades que debe enfrentar en su corta pero vertiginosa, historia de vida. Padres, maestros y profesionales de la Salud, podemos buscar, cuestionando la Patologización y la Medicalización de la Infancia, nuevas formas para transformar el contexto social. Incorporando una mirada crítica al uso del tiempo en la “cultura de la velocidad”. Respetando, sobre todo, el ritmo propio, de cada niño y cada niña en los procesos del desarrollo infantil.

Para finalzar,traigo a cuenta,uno de los Principios del colectivo interdisciplinario Forum Infancias ,en contra de la Patologizaciòn y Medicalizaciòn :”Todos los niños tienen Derecho a ser escuchados”

 

“Quiero tiempo, pero tiempo no apurado,
tiempo de jugar, que es el mejor.
Por favor, dénmelo suelto y no envasado,
adentro de un despertador.”

M. Elena Walsh. Marcha de Osias.

 

Mirta Iwan
mirtaiwan [at] yahoo.com.ar

Bibliografía

“El juego y su facilitación en el desarrollo infantil" [Publicación periódica] / aut. Paolicchi G. // Actualidad Psicológica. - 2014. - pág. 9.

Beatriz Janin Intervenciones en la Clínica psicoanalítica con niños. Editorial Noveduc. 2014

Marta  Beisin Un deseo de juguete.. Conferencia 24 de octubre de 1991. U.B.A 

Emilse Dio Bleichmar.Manual de psicoterapia de la relación padres e hijos  Capítulo V d II. Mary Target e Peter Fougy.Jugando con la realida. Londres 1996

Beatriz Janin.Niños desatentos e Hiperactivos. Editorial Noveduc,2015

Vigotsky. Teoría social del juego, en El pensamiento y el Lenguaje. V. Paidós, 1933

Freud, S.Más allá del principio del placer. Tomo II. Amorrortu. 1920

Juan Vasen.-¿Niños o cerebros? Cuando las neurociencias descarrilan. Editorial Noveduc 2018.

Daniel Filmus.-Educar para el Mercado. Editorial Octubre. 2017.

Enrique Carpintero.-El erotismo y su sombra. Cap 2. La Corporsubjetividad. Topia Editorial 2014.

Ana P. de Quiroga -Enfoques y perspectivas en Psicologia Social .. Ediciones Cinco. 1986.

Enrique Pichon-Riviere -El proceso grupal. Del Psicoanalisis a la psicologia social.. Ediciones Nueva Vision. 1985.

Maud Mannoni -La Primera Entrevista con el Psicoanalista. Gedisa 1979.

-Diseño curricular para la Educacion Inicial. Secretaria de Educacion. C.A.B.A. 2000.

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Articulo publicado en
Junio / 2019