El cruzar la calle mirando el celular viene causando muchos accidentes entre peatones y conductores de vehículos. El transeúnte, al estar centrado en mirar o responder las comunicaciones que vienen en y desde su Smartphone, no mira hacia adelante y tampoco hacia los costados. Con el cuello inclinado hacia abajo atendiendo la pantalla que lleva en la mano cruza, como los niños impacientes, sin mirar de dónde vienen y hacia donde van motos, autos y camiones. La consecuencia, que cada vez preocupa más a las autoridades de tránsito, es el aumento de este tipo de accidente en todas las ciudades del mundo. Se están aportando soluciones novedosas para tratar de evitar ese tipo de accidente donde el peatón entretenido con su celular cruza sin mirar y es atropellado. Se trata de semáforos en el piso para transeúntes. En Buenos Aires hemos detectado uno en la esquina de Avenida Santa Fe y la calle Godoy Cruz. También los hallamos en la Av. Libertador a la altura de las estaciones de trenes.
Hemos recibido noticias que en otras ciudades se colocaron semáforos en el suelo en toda la parte céntrica de la ciudad. Este intento de solucionar los riesgos para sí y para terceros que el peatón cyborg produce vuelve a dar indicios de la integración del usuario y su máquina de comunicar, la misma trae a cada paso un aumento de la hibridación hombre-máquina. La misma consolida a cada minuto la constitución de seres cyborg encerrados en su mundo aunque virtualmente estén en contacto lejanos y múltiples.
A nuestro entender este aumento llamativo y sistemático en todas las ciudades del mundo de este tipo de accidentes demuestra que a pesar de estar en la calle la intensidad y la duración de los contactos virtuales predominan sobre la realidad que se transita. Ese entusiasmo por la pantalla no es otra cosa que el amor por el encierro, eso que denominamos claustrofilia.
Esa conexión con la placenta mediática, que entrega solícita a cada nanosegundo todo tipo de imagen y sonido, no solo envuelve el planeta con comunicaciones sino que encierra al usuario dentro de la pantalla personal con la que cruza la calle.