Reflexiones nacidas del Tercer Encuentro de Empresas Sociales de Salud Mental de la provincia del Chubut

A fines de septiembre de este año se realizó por tercer año consecutivo en la provincia de Chubut un encuentro de empresas sociales de salud mental, espacio de encuentro especialmente destinado a lograr el intercambio entre emprendedores, técnicos y actores de otros sectores involucrados en estos dispositivos. Fueron dos días de compartir experiencias, saberes, alegrías y también sueños, además de choripanes y guitarreada.

Organizar el tercer encuentro con 106 emprendedores pertenecientes a 11 empresas sociales, ocho de ellas de distintas localidades de la provincia, tres de Capital Federal, no fue tarea fácil y hubo momentos en que se pensó que en una año de grandes conflictos provinciales en el sector salud, tal vez no fuera oportuno. Sin embargo, y bajo la premisa que el encuentro era un espacio de intercambio para los emprendedores, con participación de los técnicos pero con protagonismos de ellos, se siguió adelante gracias al esfuerzo, compromiso y capacidad de gestión del equipo que coordina los emprendimientos en la ciudad de Trelew y de la Asociación Alibuen Patagonia, quien colabora para el sostén de los dispositivos.

Este esfuerzo que derivó en un encuentro rico en intercambio, vivencias, afectos y aprendizaje, fue el fruto de una construcción colectiva de distintos actores, sectores e instituciones que vistos  en su conjunto ejemplifican en forma concreta las premisas básicas del modelo de orientación comunitaria y de la perspectiva de derechos que atraviesan cotidianamente en la provincia las prácticas en salud mental.

Cabe recordar que las empresas sociales de SM son  dispositivos que forman parte de la red asistencial socio sanitaria que componen los servicios de salud mental en algunas localidades de la provincia. Su objetivo principal es favorecer la integración socio-laboral en el ámbito comunitario de personas en situación de vulnerabilidad psico-social, desempleadas. Para ello se busca capacitar a las personas en diferentes oficios, promoviendo que mediante el proceso de  capacitación  en tarea, adquieran instrumentos que faciliten el aprendizaje de un  oficio, y desarrollen habilidades para las tareas de gerenciamiento del emprendimiento, basado en la filosofía de la empresa social. Estos dispositivos  han sido  absorbidos por las políticas públicas de salud en la provincia, para garantizar la capacitación de usuarios en forma permanente, pero falta  avanzar en la creación de unidades productivas propiamente dichas, por fuera de los espacios sanitarios.

Resulta llamativo que el proyecto cuyo desarrollo se inició más tardíamente en la provincia, sea el que más ha crecido en los últimos tiempos y el que se expande incluyendo otros colectivos de personas con problemáticas de salud mental, discapacidad y vulnerabilidad social. En agosto del 2009 se inauguró la primera empresa social, Hilando Caminos, con muchas expectativas y sueños, pero más dudas que certezas. La realidad de hoy, supero ampliamente esos anhelos, y la potencia del trabajo conjunto de coordinadores y emprendedores sigue resultando una sinergia sorprendente. En agosto de 2013, cuatro años después, contamos en la provincia con ocho empresas sociales de salud mental, tres en Trelew, una en Puerto Madryn, una en Esquel, una en Gaiman y dos en Cholila,  y con el proyecto de seguir multiplicando este dispositivo.

Ya no hace falta localmente explicar la pertinencia de un dispositivo de empresa social como parte de una red de dispositivos de salud mental, que incluye también personas con discapacidad, personas con problemáticas económicas y sociales y personas que simplemente se acercan y piden quedarse y pertenecer. Los que cotidianamente comparten la vida de las empresas, vivencian en cada jornada de trabajo la concreción de aquellas premisas que son fundamento de nuestro modelo de atención. Entre ellas, entender que la salud mental, en un sentido positivo, como un valor en sí misma y también como un derecho humano, es cosa de todos. Que no es una incumbencia exclusiva del sector salud, es decir que salud sola no puede ya que los niveles de salud mental de una comunidad están ligados a sus condiciones existenciales, y esto excede lo sanitario. Lo cual se ilustra al ver que quienes fueron invitados a exponer en el encuentro, pertenecían a la universidad, al Ministerio de Trabajo de Nación, al Ministerio de Desarrollo Social de Nación, y  a la Oficina de Empleo Municipal.  Y por supuesto, todos los emprendedores que trabajan y se capacitan diariamente en las empresas. Al poner el énfasis en la salud mental de las personas, promoviendo sus habilidades y capacidades más allá de sus padeceres, los limites sectoriales se vuelven permeables y adquieren otra importancia espacios de la vida cotidiana que no son solo los terapéuticos tradicionales,  como en este caso,  los espacios laborales,  pensados como lugar privilegiado  de inclusión social, cuya fortaleza se encuentra en la ampliación de redes de pertenencia para las personas que se incluyen en ellos, en los intercambios afectivos, sociales, simbólicos y materiales y en el acceso real al ejercicio de los derechos de ciudadanía.

Las empresas sociales promueven el desarrollo de habilidades para el mundo del trabajo, respetando tiempos, gustos, talentos y potenciando el aprendizaje de todo aquello que forma parte del cotidiano en el mundo del trabajo. Son espacios grupales de pertenencia, de desarrollo de vínculos que contienen y sostienen, de asunción conjunta de riesgos y de socialización de los logros y triunfos del grupo.

Mucho camino se ha transitado desde el inicio del primer emprendimiento y del primer encuentro de empresas sociales realizado hace tres años en Puerto Madryn. Muchas son las personas que transitaron por las empresas, dejaron su huella y pudieron también seguir su propio camino, insertándose laboralmente en otros espacios de la comunidad. A cuatro años de trabajo, contamos en la provincia con un programa ocupacional laboral que da marco a la tarea de esos dispositivos.

Hoy las preguntas son otras como otros los desafíos. Es importante destacar que el crecimiento del programa tuvo su clave en la asociatividad con otros sectores. Nacimos del trabajo conjunto entre el Estado y el Tercer Sector, desde el comienzo se fue armando un entramado intersectorial que facilito la gestión de recursos  y la sustentabilidad y el crecimiento del programa. Se creció por un trabajo mancomunado con distintos actores de la propia salud y también de otras  instituciones de otros sectores. La gestión de los emprendimientos se realiza desde sus inicios, en forma conjunta con una ONG local, Alibuen Patagonia, socia fundadora junto a salud de este proyecto. Hoy el programa tiene el desafío de crecer en su tercer etapa, la de los emprendimientos productivos propiamente dicho, no ya dispositivos sanitarios sino lugares de empleo genuino y estable. Para ello necesitamos el protagonismo compartido con otros sectores como Trabajo y Desarrollo Social, entre otros.  Apostamos a que se puede, basándonos en los pedidos de los propios emprendedores que en cada uno de los encuentros expresan estas necesidades. Muchos de ellos están altamente capacitados en su oficio, pero con la necesidad de un cambio sustantivo que permita  el ingreso a un ámbito laboral formal. Esta cuestión, sistemáticamente ha aparecido en los tres encuentros, teniendo ahora, frente a los nuevos marcos regulatorios vigentes, mejores perspectivas de concreción.

Finalmente, no es posible cerrar estas reflexiones sin destacar que más allá de todos los puntos mencionados que contribuyen al desarrollo de estas experiencias, uno de los más importantes ha sido el compromiso con la tarea de las personas encargadas de sostener y coordinar los emprendimientos. Profesionales, operadores y capacitadores, quienes en forma conjunta con los emprendedores, desarrollan cotidianamente una práctica novedosa en salud mental, absolutamente coherente y enmarcada en el nuevo paradigma de la salud mental comunitaria.