Abordaje interdisciplinario en el trabajo con niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad | Topía

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Titulo

Abordaje interdisciplinario en el trabajo con niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad

 

INTRODUCCIÓN

La experiencia que compartiremos fue desarrollada entre abril y noviembre de 2005 en el Centro de Atención Transitoria (en adelante CAT).

CONTEXTO DE LA EXPERIENCIA

El CAT es un lugar de atención abierto, que depende del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, para alojar de manera transitoria a chicos/as y adolescentes en situación de emergencia social, derivados por los distintos programas del mismo Consejo o por otras instituciones y programas de la Cuidad de Buenos Aires, por lo general previo paso por la Guardia Permanente del mismo Consejo.

Sus objetivos apuntan a:

  1. la revinculación familiar y social del niño/a y adolescente, y
  1. la desjudicialización de situaciones de pobreza a través de la resolución alternativa de conflictos y problemas.

En función de estos objetivos se desarrollan las siguientes actividades:

  • Contención de los/as niños/as y adolescentes
  • Construcción del abordaje del problema y elaboración de la estrategia de intervención entre los profesionales y el niño/a. Asimismo, se tiene en cuenta la participación de todas las personas que representan alguna referencia significativa para el niño/a.
  • Articulación intersectorial e interinstitucional: se privilegia la articulación con instituciones y programas del GCBA, así como de la Pcia. de Buenos Aires, teniendo en cuenta el lugar de procedencia y/o permanencia prolongada del niño/a y adolescente.

La permanencia de los niños[4] y adolescentes en este lugar es voluntaria. La estadía del niño puede variar entre un día, o inclusive unas horas, hasta 3 meses; dependiendo esto de los motivos y de las estrategias de intervención implementadas.

Durante su permanencia se atienden las necesidades del niño/a en lo que hace a una alimentación adecuada, ropa y calzado; pero además se ofrecen distintos talleres y actividades recreativas. Asimismo se favorece la continuidad de la escolaridad del niño/a y la atención de cuestiones de salud, si hubiese o surgiese algún problema. Además se realizan salidas a paseos tradicionales, funciones teatrales y cinematográficas, recreación al aire libre, etc.

Simultáneamente se realizan las acciones necesarias tendientes a la revinculación de estos chicos con sus familias o, si esto no es posible, la ubicación en un hogar de atención permanente.

La realización de estas actividades está a cargo de un equipo de profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, psicopedagogas, operadores, profesores de plástica, talleristas, entre otros).

 

Características de la población

Los motivos por los cuales los niños/as ingresan al CAT son diversos:

  • por conflictos familiares,
  • para definir el adulto a cargo,
  • porque el niño/a se queda solo/a por internación de familiar, fuga de hogar, del instituto,
  • como protección contra explotación y abuso sexual,
  • por protección contra violencia familiar.

La edad de los/as niños/as y adolescentes oscila entre los 3/4 años hasta los 18 años. Se alberga también a madres adolescentes con sus hijos. La mayoría reside en Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires.

 

TALLERES DE DERECHOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

A continuación desarrollaremos el trabajo realizado en los talleres de derechos con perspectiva de género, que llevamos a cabo una vez por semana durante tres horas entre abril y noviembre de 2005.

 

Marco teórico

La Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN) instituye el Paradigma de la Protección Integral de los derechos del niño, entendiendo al mismo como sujeto de derechos, y no como objeto de tutela del Estado y de los adultos. Es decir, desde este paradigma, los niños no son objetos pasivos de intervención sino sujetos activos de derechos; esto es, portadores de la condición de ciudadanía que, valga la redundancia, les da derecho a tener derechos.

Asimismo la CIDN considera a niños, niñas y adolescentes como personas en condición particular de desarrollo. Esto significa que poseen todos los derechos de los adultos, además de los derechos especiales derivados de su condición de niños, ya que no están en condiciones de satisfacer por sí mismos sus necesidades básicas ni de hacer valer sus derechos y exigir su cumplimiento.

Lamentablemente, hoy en día es necesario trabajar sobre los derechos porque si bien se reconocen, no se respetan. Es importante diferenciar reconocimiento de respeto. El reconocimiento se relaciona con los instrumentos de protección aprobados en el campo del derecho internacional y en el derecho interno. En este aspecto, más teórico si se quiere, se ha evolucionado favorablemente en los últimos años. El respeto, en cambio, se refiere a la aceptación y el cumplimiento efectivo de los derechos humanos, a lo práctico. En este aspecto aún queda mucho por hacer.

En este nuevo paradigma nos posicionamos para desarrollar los talleres; ya que sus objetivos tendían a:

  • Promover en los/as niños/as y adolescentes el conocimiento y el ejercicio de sus derechos.
  • Reflexionar sobre su condición de sujetos de derechos, incorporando la perspectiva de género.

Se apuntaba a generar un espacio para que los/as niños/as y adolescentes conocieran sus derechos, se reconocieran como sujetos de derecho, pudieran apropiarse de los mismos para ejercerlos y reclamarlos. No sólo se trataba de enunciarlos, sino de ponerlos en juego; disponiendo de un lugar y un tiempo específico para jugar, opinar, escucharse en un marco de respeto.

Tal como lo expresan Peralta y Reartes (2000) en el libro “Niñez y Derechos”, las condiciones de posibilidad para hacer efectivos los derechos enunciados descansan en cambios en la normativa jurídica que regula las relaciones del niño con el Estado, la familia y la comunidad, las estructuras institucionales y las prácticas sociales. Nos parece que cada uno desde su lugar y a través de sus prácticas puede “contribuir al proceso de construcción de ciudadanía de la infancia.” Al decir de Cillero (2001) por su parte, “ser ciudadano implica al sistema de derechos como un mecanismo de construcción de igualdad, y el derecho mismo a tener derechos”.

Asimismo, en el desarrollo de los talleres incorporamos como eje transversal la perspectiva de género. En relación a esto, los medios de comunicación, la escuela, la familia y otras instituciones transmiten socialmente las ideas, imágenes y creencias sobre lo “propio” de lo masculino y de lo femenino y terminan reproduciendo estructuras que acentúan la desigualdad entre las personas. De este modo el género no solo modela nuestras maneras de ser y de apropiarnos de nuestras decisiones, sino que también determina la calidad de nuestra inserción en los distintos ámbitos de la vida familiar, laboral, profesional y política, estableciendo jerarquías que nada tienen de “naturales”. Los modos de hacer propios esos mandatos sobre el género comienzan durante la infancia. Un ejemplo es la manera como los papeles del varón y de la niña se distribuyen dentro de la familia. A menudo las niñas asumen una buena parte de las responsabilidades de la casa, llevando a cabo el trabajo doméstico y cuidado de los más pequeños. Al mismo tiempo, se les recorta su derecho a educarse, a disfrutar del tiempo libre y a participar de la vida social en general. La preferencia por los hijos varones se puede manifestar en el abandono, el descuido o la escasa atención que reciben las niñas. Esta situación de inferioridad favorece el desarrollo de situaciones de maltrato y abuso sexual dentro de la familia. De ahí la importancia de favorecer tempranamente la igualdad de oportunidades con acciones que tiendan a promoverla desde la infancia.

En este sentido consideramos que replantear las relaciones de género desde la infancia permitirá construir nuevas formas de relacionarse entre los adultos, transformando las relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres, en relaciones democráticas de responsabilidad compartida.

 

Metodología de Trabajo

Para abordar los derechos con perspectiva de género hemos utilizado la metodología de taller[5] y el juego[6].

Es importante destacar que en esta experiencia el grupo adquiere características particulares ya que se trata de un grupo que no es estable (de un taller a otro hay ingresos y egresos de niños/as), que puede variar la cantidad de participantes (entre 2 a 15 niños/as y adolescentes) y que es muy heterogéneo (en cuanto a edades, vivencias y experiencias de vida, intereses, etc.). Podríamos decir que la característica común es la de estar en situación de vulnerabilidad de sus derechos, aunque cada uno/a por causas, vivencias, historias con marcas distintas.

En función de lo mencionado resulta imposibilidad planificar en forma anticipada la temática ni la dinámica de taller. De ahí que hemos implementado lo que denominamos “planificación flotante”. La misma implica realizar un diagnóstico instantáneo e in situ de los intereses y necesidades de los/as participantes, proponer una actividad acorde al acontecer grupal y poder cambiarla y/o ajustarla sobre la marcha, de acuerdo a la respuesta del grupo, sin perder el objetivo del taller.

En virtud de ello, la planificación flotante requiere flexibilidad, plasticidad y dejarse empapar por el acontecer grupal, sus trazos, sus bocetos, como dibujos que se estuvieran plasmando. Siguiendo a Pavlovsky, tomamos la concepción de boceto como un dibujo que se construye sin conocer su forma final: “(...) inútil intentar apresar el sentido del proceso de construcción de bocetos. Es el “no sentido” de Winnicott” (Pavlovsky y Kesselman, 1991:19). En ese estado de creatividad, al coordinador sólo le queda jugar sin exigirse comprender el sentido de su juego y el del grupo.

En relación al juego, en consonancia con los desarrollos de Winnicott y Tato Pavlovsky pensamos que para trabajar con niños/as hay que aprender a jugar con ellos antes que aconsejar, transmitir información o realizar cualquier actividad ligada a la promoción de la salud integral. En este sentido creemos que conociéndolos, observándolos y sabiendo “hablar” el idioma lúdico de “ellos”; sólo entonces una intervención tendrá la potencialidad de ser efectiva; de lo contrario puede ser sentida como proveniente de otro mundo, del “idioma” incomprensible de los “adultos” y entonces los chicos no pueden ni internalizarla, ni elaborarla.

Dada la complejidad de esta experiencia en cuanto a las particularidades mencionadas que reviste, consideramos fundamental la conformación de un equipo interdisciplinario para su abordaje. Esto implicó la búsqueda de un encuentro y un intercambio entre cada una de las disciplinas. Un trabajo cooperativo, flexibilidad para incluir diferentes posturas y miradas y buscar técnicas y métodos de trabajo sin adoptar actitudes dogmáticas. En este sentido Nora Elichiry (1987: 337) sostiene que “la integración no se realiza exclusivamente a nivel de las disciplinas, sino a través de los miembros del equipo de trabajo, que en grupos heterogéneos aportan prácticas convergentes. Es por ello que la cooperación orgánica entre los miembros del equipo es básica”.

 

DESARROLLO DE LOS TALLERES

Antes de presentarnos ante los/as niños/as, los operadores nos comentaban sobre la conformación del grupo (cantidad, edades, intereses, historias personales y motivos de ingreso) y sobre las situaciones ocurridas en los últimos días. Esta información así como la presentación de los/as niños/as nos permitía tener una primera aproximación al grupo y constituía un insumo para poder pensar la propuesta en cada taller.

Dado que siempre había chicos nuevos, en la presentación de los niños/as se intentaba que aquellos que ya habían estado en los talleres tuvieran una participación activa en el relato de lo que se hacía en el encuentro.

A partir de lo surgido en esta presentación y de los datos suministrados por los operadores, decidíamos por un lado, si trabajábamos con el todo el grupo o dos subgrupos; y por otro lado, la actividad que propondríamos. En ocasiones continuamos o retomamos la actividad que los niños estaban realizando antes de nuestra llegada. Es importante destacar que si bien los niños/as y adolescentes eran informados acerca del taller, nuestra presencia no dejaba de interrumpir y, para algunos irrumpir, las actividades que estaban realizando. Así, por ejemplo, un día llegamos y los niños/as estaban tirando avioncitos hechos de papel. Era un momento caracterizado por la descarga y la agresión y llegaban a darse situaciones en que los coordinadores debían intervenir para que no se lastimaran. No había ley que regulara los intercambios, era la ley del más fuerte. Nos incluimos en el juego. A través de jugar con ellos e incorporar algunas consignas, preguntas, propuestas; fuimos ayudando a los chicos/as a darle sentido y contenido a esa acción. Poco a poco fueron surgiendo propuestas de construir un lugar donde los avioncitos aterrizaran; casas, edificios, calles. Así, se fue armando una ciudad en la cual los aviones aterrizaban y despegaban. También algunos empezaron a decorar sus aviones con papel glacé y a pintarlos con marcadores.

En otra ocasión, en el momento de la presentación, surgieron cuestiones de género que estaban dificultando en ese grupo la convivencia cotidiana entre los niños y las niñas. Los varones protestaban porque las mujeres no levantaban los platos de la mesa al terminar de comer y las mujeres comentaban que los varones no les permitían jugar a “sus juegos”. Esta y otras situaciones ocurridas en su cotidianeidad y contadas por los propios protagonistas, daban lugar a proponer dinámicas y juegos que posibilitaran reflexionar acerca de la cuestión del género. En estos casos, la situación conflictiva se polarizaba según el género.

Las temáticas en general surgían en el momento de la presentación, a partir de los comentarios que hacían de situaciones ocurridas, de sí mismos o de los otros compañeros. Así, por ejemplo, en una presentación, algunos adolescentes manifestaron algunas falsas creencias en relación a los tatuajes y los piercing que tenía un compañero y su relación con el VIH. Esto dio lugar para trabajar sobre el proceso VIH/SIDA, formas de transmisión y su prevención, a partir de los saberes previos. Fue interesante lo que ocurrió unos meses después cuando una de las adolescentes que había estado presente en ese encuentro volvió al CAT y recordaba lo trabajado en ese taller, pudiéndole contar a los otros adolescentes presentes sobre los temas abordados. Además de las mencionadas, otras temáticas trabajadas en los talleres fueron: identidad, discriminación, sexualidad, cuidado del propio cuerpo, autoestima.

El taller también fue, en algunas ocasiones, un espacio utilizado por los mismos niños/as y adolescentes para plantear conflictos y encontrar y construir una resolución alternativa. En una oportunidad, por ejemplo, los niños/as plantearon no poder ponerse de acuerdo para elegir los programas de televisión. Escuchando este conflicto, propusimos trabajar sobre una grilla con horarios para el uso del televisor. De este modo, la intervención posibilitó el pasaje de “la ley del más fuerte” a la negociación de horarios de programas, lo que a su vez posibilitó que se reacomodaran las alianzas y las relaciones entre los y las niños y niñas.

Ante algunas situaciones conflictivas que remitían a cuestiones de género, habitualmente los niños rivalizaban con las niñas, en tanto que cuando se discutía sobre otras situaciones en las que predominaban las preferencias o gustos, como por ejemplo el uso del televisor, las alianzas se hacían más flexibles. Lo mismo ocurría al momento de elegir música, otro de los recursos incorporados en los talleres.

Al final de taller se realizaba un afiche con las producciones de los participantes y se pegaba en una Cartelera. La misma servía para anoticiar del taller a los/as niños/as que ingresaban. Asimismo se informaba o comentaba a los operadores sobre los emergentes surgidos.

En cuanto a los recursos utilizados en los talleres, los mismo fueron diversos y variados (música, masa, marcadores, afiches, témperas, materiales descartables)

La música fue utilizada en los talleres de distintos modos, desde acompañar el desarrollo del taller como fondo en las actividades realizadas hasta convertirse en el eje central, cuando se trató de analizar la letra de algunas de las canciones elegidas por los presentes.

 

Algunos comentarios a modo de cierre

La realización de talleres de derechos en el CAT nos presentó el desafío de trabajar sobre los derechos con niños/as y adolescentes que, por diferentes motivos, los tienen vulnerados. Consideramos que esta situación, que podría resultar contradictoria, es una oportunidad para que los chicos y las chicas puedan conocer y/o aprender a reclamar sus derechos, ejerciendo en ese espacio y tiempo algunos de ellos. De este modo, el derecho a jugar, se hará efectivo, jugando; el derecho a opinar, opinando; el derecho a escuchar y ser escuchados, escuchando a los compañeros y siendo escuchados por los mismos; etc.

Por último, queremos retomar algunos ejes que nos parece relevante considerar para abordar estos talleres:

  • La coordinación interdisciplinaria
  • Planificación flotante
  • Flexibilidad y Plasticidad de la coordinación. Dejarse atravesar por el clima, el acontecer grupal y el idioma peculiar del mismo. Elementos claves para que exista una posibilidad de que “algo” suceda.
  • Trabajar los derechos poniéndolos en juego (no sólo desde el enunciado).

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Cillero Bruñol, Miguel: “Los derechos del niño: de la proclamación a la protección efectiva” en Revista de UNICEF: Justicia y Derechos del Niño, Vol. 3, 2001.
  2. Elichiry, Nora: “El Niño Y La Escuela”, Nueva Visión Bs. As.1987.
  3. González Cúberes, María Teresa: “Los Talleres Educativos Como Propuesta” En “El Taller De Los Talleres”, Estrada. Bs. As, 1988.
  4. “Nuestros Derechos, Nuestras Vidas. L@s niñ@s y l@s adolescentes: sus derechos, su sexualidad. Una perspectiva de género. Abriendo espacios de reflexión y construcción conjunta. Técnicas Participativas. CDNN y A. Noviembre de 2005.
  5. Pavlovsky, E. (1968): “Psicoterapia de grupo en niños y adolescentes”, Fundamentos, Madrid, 1987.
  6. Pavlovsky E. y Kesselman H.: “Dos estares del coordinador” en “Lo grupal 9”, Búsqueda, Bs. As., 1991.
  7. Peralta, María y Reales, Julia: “Niñez y Derechos: Formación de promotores de derechos de la niñez y adolescencia: una propuesta teórico-metodológica.”, Espacio, Buenos Aires, 2000.
  8. Stolkiner, Alicia: “Intersectorialidad e Interdisciplinariedad” (Ponencia) Actas Del 5to. Congreso “La Salud en el Municipio De Rosario” Vol. 1, 1996.
  9. Winnicott, D. (1971): “Realidad y juego”, trad.: F. Mazía, Gedisa, Barcelona, 1996.

 

[1] Este artículo salió publicado en Lilian Fischer y Cristina Zurutuza comp.: DERECHOS, GENERO Y SEXUALIDAD EN LA ESCUELA. Experiencias del Programa "Nuestros derechos, Nuestras Vidas" 2002 - 2007, Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Ed. GCABA y Asociación Argentina de Educadores Sexuales (AAES), Buenos Aires, 2008.

[2] Coordinador (beca post-residencia) del Programa de Residencias Integradas Multidisciplinarias del área programática del Hospital Belgrano.

[3] Coordinadora de Región III, Programa “Nuestros Derechos, Nuestras Vidas”, capacitadora en cursos del CePA sobre sexualidad, género y derechos.

[4] Cuando nos referimos a niño o niños en general, incluiremos en este término a las niñas y a los adolescentes de ambos sexos.

[5] La metodología de taller permite la reflexión y la construcción conjunta de conocimientos a partir de los previos, permitiendo la participación activa de las/os participantes.

[6] El juego además de ser un derecho de los niños, constituye un lenguaje adecuado para la expresión de sus fantasías, de sus conflictos, de sus sentimientos, de su modo de captar y transformar la realidad

 

 

 

 

 
Articulo publicado en
Noviembre / 2012