Propedéutica sobre orientación sexual e identidad de género | Topía

Top Menu

Titulo

Propedéutica sobre orientación sexual e identidad de género

 

El uso del asterisco esta implementado para evitar usar el genérico masculino. La @ tampoco es conveniente en estos términos, ya que implica una derogada dualidad genérica y además es difícil de leer por programas utilizados por personas ciegas o ambliopes.

 

Las clasificaciones que a continuación se explicitan tienen por objeto la escotomización en función de la investigación y el estudio, pero no agota, en absoluto, la multiplicidad de las expresiones sexuales ni las diferentes características que componen la Identidad de Género o la Orientación Sexual de las personas.

Entendemos por Orientación Sexual los aspectos eróticos que conmueven y sexualizan a una persona, independiente de su puesta en acto. Encontramos aquí tres diferenciaciones: Bisexualidad, Homosexualidad y Heterosexualidad.

Variable independiente es la Identidad de Género, aspectos culturales, políticos y sociales que conforman gran parte de la Identidad Total de la persona. No es aquí a quien elige o hacia donde se enfoca la erotización, sino cómo y desde dónde se elige, como un* se determina. Limitadamente podemos enunciar las siguientes Identidades de Género: Hombre (diferenciar de Varón[1]), Mujer, Travesti, Transexual, Transgénero e Intersexual. Entendemos que son variables y entidades independientes porque una Mujer o un/* Transexual pueden expresarse heterosexual, homosexual o bisexualmente.

Cuando una persona está asumida en su Orientación Sexual, cuando se expresa a través de una Identidad de Género, tiene conciencia de sí, pero jamás imaginaría que está haciendo algo supuestamente incorrecto si no cumple las expectativas establecidas, sus sensaciones y sentimientos son perfectamente egosintónicos. Es el entorno el que marca las diferencias desde un lugar sancionativo. La cultura, a través de los seres amados, sanciona el no responder a determinadas estructuras preestablecidas esperables. Una de ellas, la heteronormatividad, es una fobia que se expresa a través, entre otros parámetros, del heterosexismo: conductas, sensaciones, pensamientos y sentimientos desde donde una seudo normatividad heterosexual, se impone como ética, estética, moral y moda.[2] Se extiende a las seudo Ciencia donde muchas variaciones del desarrollo sexual se inventan e hipotetizan desórdenes o trastornos, no sólo de la sexualidad sino de la personalidad, sin poder visualizarse para el/la lector no experimentado, que más que teorías presupuestas son declaraciones de autoacusación fantamasgóricas en el Otro. Estos aspectos en general se infieren desde una aristocracia profesional iluminista que lleva a un sadomasoquismo intelectual.

Política y psicológicamente es deseable que una persona se exprese a través de sus potencialidades, apetencias y deseos: el famoso “salir del placard”. He aquí una pregunta: ¿Qué tipo de elección (si salir o no) tiene una Travesti? ¿Qué tipo de resolución tiene una mujer heterosexual no asumida? Me refiero a que muchas mujeres tras la introyección de supuestas sanciones culturales creían que su deseo pasaba por la Ley de Matrimonio que firman y no leen, incorporar un apellido de varón (esposo) para pertenecer y tener hijos para ser persona completa. ¿Como “salir del placard” cuando existe un “darse cuenta” que no necesitan de un hombre para su identidad, ni de hijos para su completud y que ya, desde el nacimiento están marcadas por el apellido paterno? Si se piensa que “salir del placard” es una cuestión de Gays o Lesbianas es que no estamos observando nuestros propios patios traseros.

Intentemos ver la temática desde la clínica (el consultorio) y desde una institución hospitalaria:

En el consultorio se propone que l*s pacientes vivan sus experiencias afectivas, sentimentales, emocionales y genitales, con libertad de expresión. Esto puede llevar desde que les nieguen el alquiler de una vivienda hasta el despido de su lugar de trabajo. Que l*s expulsen del hogar familiar hasta el rechazo de sus pares del Colegio o la Facultad. No son pocas las consultas “cómo decírselo a mis padres”. Siempre enfatizamos, en los grupos de jóvenes, como base para avalar su necesidad de participación, que deben existir tres premisas básicas para “donar” alguna información de relevancia al grupo familiar.

1) Que evalúen si la información será dada a un/a interlocutor/* válida. Si tienen la certeza que esa(s) persona(s) no van a juzgar ni prejuzgar.

2) Que exista un ámbito geográfico adecuado, es decir, sin ningún elemento que interfiera en la comunicación.

3) Y principal punto, que quien exprese o brinde información desee hacerlo.

Asimismo, debemos asegurarnos que l*s pacientes hayan alcanzado un grado básico de independencia económica, afectiva y emocional para hacer uso de ella en el caso que la respuesta de l*s interlocutor*s no sea la esperada. También debemos reconocer que la mayoría de las personas que consultan sobre la temática tienen muchas fantasías sobre las repercusiones que pueda provocar la información, la mayoría montadas en lo tanático. Son muchos los casos en que este primer intento de “salir del placard” a través del discurso vertido en el entorno, tiene giro favorable. Podríamos incidir como muestreo que la mitad de las familias cursan la tríada: sorpresa/elaboración/aceptación. No son pocas las veces que notamos que la sorpresa es simplemente una “puesta en escena” de l*s adult*s, ya que tienen la información mucho antes que la vivenciaran l*s propi*s pacientes. Aquí, la negación y la renegación juegan sus mejores cartas.

           

“A diferencia de gays y lesbianas, las travestis, no tenemos opción, en cuanto a nuestra visibilidad, no podemos elegir no decir a nuestras familias que somos o queremos ser, no podemos elegir cuando salir del closet. Nuestra propuesta es erradicar los encasillamientos en identidades preconstruidas por el mismo sistema que nos oprime” (Movimientos GLBTT y Procesos Revolucionaros en América Latina: Construyendo un nuevo sujeto histórico - Lohana Berkins)

 

Es muy interesante poder observar en la Institución Hospitalaria con planes específicos para el tratamiento hormonal y quirúrgico de Travestis, Transexuales, Transgéneros e Intersexuales, que sus parámetros de “admisión”, requieren por los menos dos años de la “salida del placard”. Por un lado es entendible que l*s profesionales intenten que ni las hormonas y ni un escarpelo den status de identidad, que la identidad psíquica, ya esté conformada. Trabajo arduo, por ejemplo para un señor que nació mujer y convive bajo el mismo techo, todavía, con su pareja varón y sus tres hijos. Esto involucra, familia, economía, colegio, entorno, familia, vecinos y más arduo todavía si vive de un subsidio estatal. También es impactante y maravilloso ver, si está instalado el deseo, como se convierten estas dificultades en retos a superar y que no se viven como imposibilidades. Queda claro que trabajamos interdisciplinariamente con l*s colegas de otras ramas intrínsecamente involucrad*s, con la familia en forma sistémica y también con colegas Trabajador*s Sociales en el ámbito escolar, laboral y Judicial.

Desearíamos detenernos un momento para marcar una crítica. En los casos referidos de tratamiento hormonal, cirugías menores y mayores, es decir, desde la ablación de pechos hasta la reasignación sexual, en el caso que sea solicitada, es necesaria la implicancia del Poder Judicial. Apenas una persona es aceptada en el protocolo hospitalario comienza al mismo tiempo la presentación ante la justicia para la “anuencia” a estos tratamientos. Con una tardanza de aproximadamente dos años y dos psicodiagnósticos, uno psicológico y otro psiquiátrico, generalmente se otorga el dictamen favorable. L*s profesionales que trabajamos en la temática consideramos innecesaria la injerencia judicial en una demanda adulta y legítima. Si algun* de los profesionales tiene alguna duda sobre la demanda, con requerir un psicodiagnóstico completo alcanza, para diferenciar solamente neurosis de psicosis y calmar así, las heridas cartesianas del/la profesional en cuestión o del/a juez/a de turno. Si se completa o no, el tratamiento, la donación de un nuevo documento debería ser simplemente un acto administrativo. También consideramos que debería existir el Derecho al cambio de documentos sin ningún tratamiento ni modificación corporal.

Existe aquí una situación sumamente interesante: educad*s l*s profesionales, tanto en el ámbito médico como en el judicial, necesitan imperiosamente el trabajar sobre una patología. No se les ocurre que pueden implicar sus saberes y entenderes sobre personas normales con ciertas variaciones. Muchas veces nos encontramos firmando, en contra de nuestra voluntad, psicodiagnósticos con “Disforia de Género” o “Síndrome de Harry Benjamin” con tal que se otorgue la autorización debida. Conversando con una jueza le enfatizábamos que el psicodiagnóstico era de una persona normal con variaciones a modificar a lo cual nos espeta: “yo necesito patologías para curar, sino no puedo autorizar la atención gratuita hospitalaria”.

Tanto la iglesia como la Psiquiatría y el Psicoanálisis en su momento, arrastran desde hace ha su rara conciencia. Han hecho todo lo posible e imposible para regularizar una sexualidad según parámetros heteronomativos con función reproductora. Las investigaciones en Sexualidad Humana y el Feminismo han intentado una ruptura teórica/política. Algunas conciencias que pueden ver un poco más allá y las han llevado a la práctica. No es casual que much*s pacientes en las primeras entrevistas consulten si uno trabaja con Psicoanálisis, dando como prioridad que es algo a lo que no se van a prestar. Al consultarles cuánto saben, se refieren a experiencias personales simplemente patéticas y algunas dantescas. Si debemos dejar en claro aquí la diferencia entre Psicoanálisis y Psicoanalismos, práctica y personas, al decir de Baremblit, no nos parece que el psicoanálisis pueda ser desechado en bloque, como tirar el agua de la bañadera con el chico adentro, sino que debe ser cuidadosamente filtrado. Recordamos todavía las famosas inyecciones que los Psiquiatras nos aplicaban rebosantes de testosterona para modificar nuestros sentimientos y emociones homosexuales, en pos de las ansiadas y esperadas tendencias heterosexuales. Lo único que provocaban era una exacerbación de la libido con la misma Orientación Sexual. No existe nada escrito sobre estas experiencias que duraron más de diez años, “el silencio es salud”. “Las bases ideológicas realmente nuevas del psicoanálisis no pueden recrearse sino desde la óptica de una nueva sociedad compuesta por pueblos económicamente libres, socialmente justos y políticamente soberanos” (Cuestionamos - 1971Plataforma - Documento Ruptura con la APA – Kesselman)

Para algunas personas “salir del placard” no es gratis, además cobran. Han dado un giro inesperado y esperanzador. No lo harán hasta que en el “afuera del placard” no cambien algunas cosas. He aquí algunas palabras muy interesantes para reflexionar.

 

“No queremos ser reconocidas ni consideradas al costo de tener que probar que sentirte atraída por una mujer es menos meritorio, no queremos tener que salvar el mundo, ser las mártires para ser consideradas personas, no queremos probar que a pesar de ser lesbianas, también podemos ser buenas, no queremos ser tratadas por el movimiento gay masculino, ni por cualquier otro movimiento social, dando las gracias a que nos toleren, porque es lo políticamente correcto, para una persona educada, progresista, libertaria y de mente abierta, por no discriminar a los pobrecitos homosexuales que han sufrido tanto, no queremos que se nos trate, como haciéndonos el favor de respetarnos, tolerarnos y darnos un espacio, sin ser capaces de ver realmente lo que está en juego, ni el grado de libertad, de revolución que el ejercicio de una sexualidad diversa implica” (Jennifer Durán).

 

Esta propedéutica de la temática nos deja con una seria reflexión, no se pueden intentar cambios sino lo hacemos desde todos los lugares con todas las personas. No se trata de “salir del placard”, o de “la Ley de Matrimonio Homosexual”, se trata al decir del Comandante Marcos: “todo para tod*s”, por una sociedad más justa y solidaria. Dicho de otro modo si salimos del placard lo haremos tod*s junt*s y al mismo tiempo.

 

 

 

Notas

 

[1] Varón se refiere a la entidad biológica, hormonal o cromosomática, no cambia según la historia o las geografías. Hombre es género, sus características están atravesadas por la cultura, la política, la historia, la geografía y la ideología. Un varón en Marruecos es igual a otro en Rosario. Un hombre de Papeete es diferente a otro de Villa Devoto. Un hombre hoy no se asemeja a otro del decimonónico. Sí reconozco que por lo general Varón y Hombre coinciden, no siempre. Lo mismo pasa con Hembra-Mujer.

[2] Homonormatividad, donde todo lo homosexual sería lo normal y esperable y desde allí se imprima moral, ética y estética, o Bisexonormatividad, igual que la Heteronormatividad serían fundamentalismos. Estructuras anquilosadas. Un poco más profundo, desde la Psicología. Podemos suponer que todo fundamentalismo está basado en el miedo y la desinformación, o como declaración de autoacusación fantamosgórica en el Otr*: por ende una fobia.

 

Jorge Horacio Raíces Montero

Psicólogo Clínico

Coordinador Departamento Académico de Investigación y Docencia de la Comunidad Homosexual Argentina.

infopsicologia [at] ciudad.com.ar ()

 
Articulo publicado en
Agosto / 2009