“Se nos fue Rinaldo”. El escueto mensaje de mi hermano era punzante. Viernes 25 de junio a la noche; la cena se me enfrió rápidamente. Algo parecido a aquel 23 de enero de 2011, mientras manejaba por las rutas argentinas y recibí “se nos fue el flaco”. No hacía falta poner Spinetta. Las lágrimas empañaban la visual de un atardecer de una tristeza infinita.
Entre las huellas de mi memoria volvió repetidamente la frase de Rinaldo en el disco de Adios Sui Generis: “No se quejen chicos, ya vendrán tiempos mejores”. Era el inicio de una versión inconclusa de “El fabricante de mentiras”, que por el calor del público se convirtió en “Zapando con la gente”, que tenía escondido al final el verso de la canción “Botas locas”. Charly cantaba “esto es un aviso: yo formé parte de un ejército loco/tenía 20 años y el pelo muy corto”. Un tema que había quedado fuera del último disco en estudio de Sui Generis porque Jorge Álvarez consideraba demasiado riesgoso incluirlo.
Pero estábamos entre el 5 y el 6 de septiembre de 1975. Un Charly García en una noche mágica en medio de una temporada siniestra. La Triple A asesinaba y preparaba el golpe de 1976. No estuve allí, en ese Luna Park, donde hubo doble función porque se agotaron las entradas. Demasiado chico para entonces. Compré el disco un tiempo después. El sonido era malo, como siempre lo fue en el Luna. Pero no importaba. Había mucho intercambio espontáneo con el público. Memorizaba letras y diálogos. Rinaldo esa noche decía “mejor cuando se escribe que cuando se habla, porque después queda”. O Charly, que se definía como “una especie de Judas Iscariote” pedía por favor que “no rompan nada”, seguramente llevado por la advertencia de no repetir el hoy tan conocido “Rompan todo” de Billy Bond globalizado por Netflix.
Escuchar esas canciones y estar en algunos de esos recitales fueron parte del oxígeno que nos dio el rock argentino a muchos que transitamos la adolescencia en esos años de dictadura. Era necesario poder imaginar que vendrían tiempos mejores. Rinaldo lo proponía cada vez que volvía al disco, cada nuevo disco y recital renovaban la promesa. Hoy volví a escucharlo, en medio de tiempos también muy difíciles. Y creo, que como pasó en ese recital, los tiempos mejores vienen a partir de luchar para que los fabricantes de mentiras queden aplastados por la fuerza de estar zapando con la gente.
Gracias Rinaldo y quienes iluminan en tiempos oscuros.