Ya llevamos más de un año de pandemia y de distintos confinamientos alrededor del mundo. En los inicios de las cuarentenas muchos de los tratamientos continuaron a distancia con diversas tecnologías. Aunque había debates previos sobre esta modalidad de abordaje, la mayoría del mundo psi dejó dichos debates y polémicas bajo el manto de “al menos se pudo continuar”. Lo cual es cierto, para muchísimos pacientes y analistas.
La transformación en los dispositivos psi de este tiempo es la más importante desde sus inicios hace más de un siglo. No se puede avanzar sin poner a trabajar qué implican estos cambios. Es necesario rescatar el pensamiento de su adormecimiento entre las amenazas de subsistencia y el alivio de poder seguir trabajando, como sea. Este libro rescata debates previos y actuales sobre qué implica esta transformación que modifica y modificará nuestros abordajes clínicos.
La familia de Axel estaba particularmente preocupada cuando se declaró la cuarentena, ya que la convivencia con el niño solía ser insoportable aún en condiciones normales. Decían “es un chico imposible”.
Un año y medio atrás, cuando tenía 9 años, la escuela a la que concurrió desde jardín maternal, sugirió un cambio de institución debido a los permanentes conflictos con sus maestros y pares.
No era fácil alojar a estos padres, en cuyo discurso aparecía un “no niño” de 9 años, maleducado y despótico, que parecía no tenerle miedo a nada
Este trabajo surge de reflexiones que compartimos las autoras sobre la clínica con niños, en el ámbito de un grupo autogestivo de supervisión.
Quienes trabajamos en el análisis de niños nos vemos enfrentados a ciertos desafíos que requieren de nosotros creatividad en el uso de nuestras herramientas. Más de una vez, los niños de nuestras consultas rechazan los modos habituales de abordaje, nos referimos, por ejemplo, a aquellos niños que no toleran escuchar interpretaciones verbales. Interpretarles dicho rechazo suele producir aún mayor rechazo y puede llevar a un callejón sin salida en el cual el tratamiento se interrumpa.
Conocí a Carlitos en el mes de abril de 2001, llegó cabizbajo y medio escondido detrás de su madre. Tenía entonces 3 años y medio.
A pesar de su corta edad, entró solo al consultorio. Era un niño muy inexpresivo y apagado que parecía vivir en un mundo que no despertaba ningún atractivo para él. Levantaba los juguetes mecánicamente, los colocaba en algún sitio y ahí quedaban. Hacía rodar los autitos pero luego, cuando éstos quedaban fuera de su vista no los buscaba, parecía que ese contacto efímero alcanzaba sólo el momento del encuentro material con el objeto.
Carla Delladonna (compiladora), Rocío Uceda (compiladora), Paulina Bais, María Sol Berti, Susana Di Pato, Marta Fernández Boccardo, Romina Gangemi, Maiara García Dalurzo, Bárbara Mariscotti, Agustín Micheletti, María Laura Peretti, Malena Robledo, Georgina Ruso Sierra