El presente trabajo resulta de los avatares cotidianos que enfrentamos los profesionales asistiendo niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual. Siendo una temática compleja de abordar, son frecuentes las dificultades tanto diagnósticas como de intervención.
La asistencia de casos de violencia familiar es un desafío para los profesionales de la salud, específicamente con niños y adolescentes que han vivido situaciones de abuso sexual en la infancia. Nos enfrentamos con uno de los traumas psíquicos más intensos, con heridas y consecuencias altamente destructivas.
La adhesión a teorías psicológicas de modo estricto, nos impulsa a insertar el síntoma en un determinado diagnóstico. En ocasiones, las intervenciones fundamentadas en ese marco teórico se alejan de la realidad del paciente