Desde el estallido de la pandemia del covid-19 a inicios de 2020, innumerable cantidad de artículos y hasta libros proliferaron intentando precisar los efectos y consecuencias de la pandemia más mundializada de la historia de la humanidad en la salud de la población.
Los períodos de aislamiento social, preventivo y obligatorio encarnaron medidas sanitarias absolutamente necesarias para reducir el contagio del virus, mientras se aceleró en tiempo récord la elaboración y posterior implementación de campañas masivas de vacunación contra el covid en cada país del planeta. Más allá de la burda e inaceptable inequidad en la distribución mundial de vacunas, propia del sistema capitalista que rige la vida económica mayoritaria del planeta, se puede decir que las campañas de vacunación han marcado una suerte de principio del fin de la pandemia en una enorme proporción del mundo.
El malestar subjetivo de la población se ve sumamente agravado ante la profundización pos-pandémica de la desigualdad y la precariedad vital generalizada en la población